especial 1k!!

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“esa pizca de amor es lo que todavía me mueve. o tal vez puede ser el deseo de venganza.”

Reiner Braun, ese era el nombre del hombre que vagaba por la calle a eso de las cinco, el ocaso le daba cierto toque de armonía a su varonil rostro gacho, ese que traía plasmado una mueca neutra, propia de un guerrero que ha pasado por tanto.

Siendo carcomido por dentro, lleno de tantas emociones y superando su raciocinio, era que, aquellos cuatro años todavía lo envolvían de insensatez e incertidumbre.

Los ojos azulados de la pelinegra le seguían con la mirada, cada paso que daba era detallado por su persona. Reiner poseía un caminar paulatino y en segundos arrastraba sus botas, causando un sordo sonido en el en torno. No había personas aglomeradas por la calle, resultaba ser algo tarde y cada quien se sumía en su mundo.

Una pobre alma que emanaba tristeza, cansancio y dolor con tan solo un objetar, ese rubio estaba destrozado en miles de añicos por dentro, y por fuera, por fuera mantenía ese temple firme y característico de un héroe que por primera vez, había perdido una batalla, sin embargo, esa perseverancia lo hacía más interesante y digno de admirar. Quién lo diría, el guerrero tenía ganas de acabar con esa imagen y morirse.

Porque soportar eso que llevaba consigo era una tortura, y él no deseaba seguir sufriendo.

—Reiner.—A diferencia de muchas escenas espectantes o gratificantes, esta fue sin duda algo mezclado entre ambas.

El aludido frenó su andar todavía mirando hacia abajo, pero con el claro semblante de desconcierto. La voz de una mujer le llamó por su nombre, sí.

Pero esa voz.

Poco a poco fue siendo abandonado por el mutismo y la sorpresa, el corazón estaba danzando entre su caja torácica. Él estaba pensando en ella.

Y alzó la mirada, chocando con los celestes de la azabache, aprisionado por esos fanales brillantes y tan hermosos que, hacia mucho no los veía.

—Ga-Gabriela.—Para la fémina, que le haya dicho así, fue algo insatisfactorio, aunque se negara, le era así.

El joven continuaba con su vista desmesuradamente abierta enfocando a la muchacha. ¿Era ella o solo estaba teniendo un delirio? Eso último le fue más probable porque su mente dominante le jugaba muchísimas veces de tal manera que, perdía la razón y atinaba a cometer actos de locura.

El sabor amargo en su garganta fue tragado en seco cuando los pasos de ella le fueron visibles, avanzó hasta llegar a él y rozarle la punta de su calzado con los suyos. Bajó su rostro para seguirle virando, la diferencia de estatura era muy notable, por ello, Gabriela tuvo que alzar su cara, dedicándole una semi sonrisa de labios.

Logrando que el órgano vital del rubio estallara en millones de palpitaciones, su sangre viajaba con rapidez por todo su organismo y su sistema nerviosos sufría de varios espasmos por lo real que era ese supuesto delirio.

«No puede ser ella, porque, porque ella...está en Paradis.»

—En verdad eres tú...—Musitó al momento de pensarlo, esos ojos claros no perdían de vista los de la joven, que a diferencia de los suyos, supo encontrar un extraño brillo entre estos. Gabriela asintió, guiando a Reiner hacia el comienzo de las dudas—Pe-Pero cómo puede–

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