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⑉Vista al cielo⑉

Estaba tan feliz, feliz por verlos alegres, regocijados por lograr su plan; ser de los diez mejores. Sasha no paraba de moquear de solo pensarlo, de saber que ella, una chica común y corriente como dice serlo; pudo quedar postulada entre los dichosos mejores. Connie mantenía su sonrisa a la vista de todos, eufórico junto a Sasha, compartiendo sonrisas y lágrimas de alegría, contagiándome a mi también.

Se lo merecían después de todo el esfuerzo que realizaron.

Mientras que por mi parte, quedar de décimo noveno no estaba tan mal, y tampoco bien, solo eso. Pero era lo menos importante.

—¡Y eso es lo mejor!

Simplemente era una emoción que me ponía emotivo.

—¿Que pasa, Gabo? ¿Por qué esa cara?—Encuestó la de cabellos oscuros, la viré enseguida, sin plasmar una mueca ni nada, solo obvservándola, tenía las mejillas rojas por estar ingiriendo licor, y le daba un toque muy dulce a su rostro:—¿P-Por qué me miras así?

—Tiene cara de enamorado, ¿es que te gusta Sasha?.—Agregó el rapado, causando que mis pómulos ardieran de inmediato y la mencionada chillara de impresión por la insinuación del chico.

—¡Cállate, pelón! No estoy enamorado—Solté enfadado, viéndolo—No estoy interesado en nadie.

Connie me miró con sorna, y yo con enojo, sin poder evitar sentir un extraño ardor en mi faringe. Y antes de que se le ocurriera abrir la bocota, lo interrumpí.

—Es la última vez que los veré.—Llevé mis brazos a mis costados, formando un leve mohín en mis labios—Yo, los voy a extrañar.

Un silencio se formó en la mesa, en donde nosotros tres habíamos decidido sentarnos para celebrar nuestro triunfo de poder graduarnos y por supuesto; que ellos al fin se unirán a la Policía. Mis canicas observaron el en torno, ese que se mantenía extasiado por la felicidad desbordante de la mayoría de los ahora soldados.

—¡No seas pesimista!—Dijo la chica, se acercó a mi y abrazó mi cuello con su brazo, cuando eso, sentí el tiempo frenarse por tanta cercanía—:Podremos mandarnos cartas, y si por razones de la vida tenemos días libres ¡entonces te visitaremos y te invitaremos a comer! ¿Verdad, Connie?

Me soltó luego y respiré con ganas, había perdido mucho aire, gracias que me alejó de sí. Me sentí asfixiado.

—¡Claro! ¿Por qué no? Nos juntaremos de nuevo y la pasaremos bien.—Apoyó el de ojos ámbar.

Cierto, por ello no debía preocuparme, porque no íbamos a perder contacto, estaríamos juntos a pesar de la distancia, de las distintas circunstancias que pronto nos rodearán.

La noche apenas empezaba, el gozo y festejo entre compañeros se notaba, revoloteando en el aire, Reiner reía junto a su amigo Bertholdt y otros cadetes más en su mesa. Annie se mantenía alejada del resto pero en compañía de una pelinegra que se trataba de Mina Carolina, algo extraño pero no espectante.

Y más allá, en un grupo en pie, tomando, se hallaba Eren y sus amigos, lejos de nuestra mesa sin lugar a duda. Cambié la dirección de mi vista y quise encontrarla entre la multitud de adolescentes, sabiendo que la iría a hallar junto a la rubia bajita. Sentadas en una banca junto a varias chicas más.

Me perdí en sus expresiones, en como movían sus labios y sonreían juntas, entre ambas por supuesto. El cabello de Ymir había crecido un poco, porque ahora ella mantenía parte de su cabello amarrado con una liga, y el de verla jugueteando con Krista me hizo preguntarme el qué hará ahora con su vida ¿Seguirá a la contraria? La menor también fue parte del top diez, así que me imaginaba que se unirá a la policía militar como la mayoría de los muchachos.

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