En esta historia se narra la travesía de personas que no poseen nada en especial. Tanto como tú o yo, ellos pueden cometer errores y morir en cualquier instante.
No esperes que los villanos solo causen un problema y se vayan del mundo, si eso fuera...
Por más que desee pensarlo, no existe una razón lógica para que el rey nos haya hecho un llamado a su castillo. Debimos hacer algo mal.
- Aquiles.- Decía mi compañera Maggie observando por la ventanilla de la carroza.- Estoy nerviosa.- Sonrió.- Nunca he tenido el honor de estar ante la presencia del rey.
- Se debe a que solo los más aptos pueden estarlo.- Miré el camino, la playa, el hermoso atardecer que era opacado solo por la belleza del castillo y el mar; un castillo construido en una península, apartado de los plebeyos. Si por algo es famoso el reino del Este, es por su distinción en clases sociales. Hay ricos, muy ricos y pobres, muy pobres.- Me parece curioso lo que nos sucede el día de hoy.
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- Me estoy haciendo del baño.- Interrumpió.
- Su majestad no mandaría a llamar a dos guardias tan ineptos como nosotros. A penas y hemos pasado las pruebas de integración.
- Me estoy meando, ¿tendrán letrina?
- Por cierto.- Dije prestándole de nuevo mi atención.- No vayas a hacer nada estúpido, estamos ante la presencia de los más poderosos en el reino.
- Entendido.
- Espera, ¿acabas de decir que quieres orinar?
- Em, no.- Miró a la ventanilla.
- Te escuché.
- Claro que no, tú nunca escuchas, te la pasas analizando todo a pesar de que sean cosas muy simples.
- ¡Eso no es verdad!
- Oooh, claro que sí.- Puso las manos en sus caderas.- Incluso en las pruebas te pusiste a ver los detalles de las espadas y terminaron por castigarte.
Abrí la boca sin que una palabra me saliera. Me había dado donde dolía.- Eh, ah.
- Deja de analizar tanto, la vida es más sencilla de lo que crees.
- ¡Ya, cállate!- Exclamé molesto.- Claro que tienen baño, es un castillo.
Mi compañera y yo nos conocemos desde mucho antes de entrar en la guardia. Desde niños, se podría decir. Jugábamos todos los días a ser guerreros, a pesar de saber que nada de eso ocurriría nunca. Hoy, bueno, hoy somos guardias de papel. Los más tontos de la generación.
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