Carmesí

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- La hay.

Sujeté el arma a mi lado. 

Ciddis puso su mirada en Maggie, luego la desvió al techo. Era como si estuviese pensando demasiado en algo. Nada me decía que él no hubiese tenido el mismo sueño sobre magia que yo. 

Lo pensé unos segundos. Si estaba en lo correcto, la única forma de estar en silencio era la muerte. Debía hacer el sacrificio para lograr lo que buscaba. Aunque eso me volvería tan egoísta como Aquiles.

Ahora entendía lo que pasó por su cabeza cuando tocó el libro. Entendí lo que le hizo cambiar tan repentinamente y lo que le impulsaría a seguir adelante con su plan.- Debimos matarlo en la cabaña.- Pensé. 

Entendí que había estado cegado por mi miedo. Que la locura ya me había poseído y yo me sentía cuerdo por haber tenido ese sentimiento. El problema llegó cuando lo perdí. Cuando la emoción de ver a esa criatura superó el temor que le tenía a la magia. 

- Hay que ver lo que hacemos con la chica.- Dijo Ciddis sacándome de mis pensamientos. 

Tomé el arma.

- No creo que sea necesario.- Dijo al verme.- Su vida podría sernos de ayuda, y si no, sería muy asqueroso matarla de esa manera.

Puse el filo de la espada en una de mis manos y sentí el acero cortando un poco de mi piel.- Así que eso es lo que se siente.- Pensé. 

- ¿Charles? 

La mano que sostenía la empuñadura temblaba un poco. Mi nerviosismo era evidente.

- Te dije que no es necesario, solo pensemos en otra cosa.- Dijo y cerró los ojos solo un instante. 

Me puse de pie sabiendo lo que sucedería. Fue como si un demonio se hubiese apoderado de mi cuerpo, a sabiendas de la debilidad en mis músculos y la poca resistencia de mis huesos. Vi a Ciddis, quien se daba cuenta de lo que hacía y le ataqué antes de que pudiese reaccionar del todo. Logré clavar la espada en parte de su hombro mientras que él se hacía a un lado. No tuve la suficiente fuerza como para matarle de una. 

- ¡¿Qué haces, Charles?!- Exclamó de dolor mientras que caía intentando sujetar el acero de mi arma. 

Yo me abalancé a él. Puse todo mi peso en ella y aún así no parecía querer pasar los huesos de su torso. No entendí por qué no moría. 

- ¡¡Tú lo sabes!! 

- ¡¡Charles!!- Parecía solo poder decir mi nombre mientras que luchaba por su vida, perdiendo fuerza segundo con segundo.

De un momento a otro le vi caer desplomado en el suelo. Parecía haber muerto por la perdida de sangre tan inmensa que había en todos lados, pero aún seguía con vida. 

- Cha... Mírame, soy tu hermano.- Tenía el rostro cubierto de sangre a causa de la pelea.

Sujeté su arma y la acerqué a su cuello. La mía ya era imposible de sacar de sus huesos. 

- Espera.- Dijo con la voz quebrada.- Es solo que, no lo entiendo.- Miró el suelo junto a su cabeza mientras que las lagrimas le limpiaban parte de la sangre en sus mejillas.

Le miré.- Tuve que pensarlo bien.- Dije. A pesar de todo no dejaba de ser mi familia.- No se trata de mi muerte, se trata de que cambie.- Lo miré a los ojos.- Y la única razón por la que no se acerca a mí.- La puerta se abrió de golpe.- Es porque sigo contigo. 

Una silueta se acercó a mi lado, tenía la forma de una mujer y la vestimenta para un funeral. 

- Tranquilo, Ciddis.- Le sonreí.- No hay nada que la magia no pueda hacer. Volveré por ti y estaremos juntos de nuevo. 

- Hermano, mírame, soy tú hermano, por favor, ten piedad.

Le corté la cabeza de un tajo. 

- La tengo, Ciddis. Por eso te reviviré después. Solo déjame hacer esto solo, ¿Sí hermano?- Recogí su cabeza y la abracé.- Espérame aquí. 

De la nada, comencé a ver todo oscuro mientras que mi cuerpo caía al suelo. Alcancé a escuchar unos zapatos y después caí inconsciente.

Al despertar, Maggie no estaba en el sofá. 

- ¿Un golpe?- Sujeté mi nuca cubierta por sangre.- Suficiente para dejarme en el suelo, no para matarme.- Me senté y comencé a pensar escuchando a Ciddis.- Sí, tienes razón, ella no tenía ni la fuerza para levantarse, mucho menos para huir de aquí por su cuenta.- Le miré.- Y si lo piensas bien, Aquiles no pudo ser, él me habría matado. 

Me levanté y puse la cabeza de Ciddis junto a la chimenea.

Suspiré.- Y también se llevaron a mi acompañante.- Comencé a ponerme furioso y tomé la espada saliendo de esa casa.

El sol estaba siendo cubierto por una nube gigantesca. Parecía que una tormenta de nieve nos cubriría en pocas horas. Eso significaba que tenía tiempo límite para lo que planeaba hacer. 

- Ciddis, si tan solo me hubiera percatado antes.- Dije cerrando la puerta y viendo por última vez a mi hermano.- No te habría tenido que matar.- Caminé en dirección al bosque, viendo en cada rincón que me rodeaba.- No solo somos Aquiles, Maggie, tú y yo. Hay una persona más que nos ha estado siguiendo. 

Arte elemental Susurros de la vida (Remasterizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora