Me he sentido observado desde el día en que encontré "El Grimorio Prohibido", oculto en las catacumbas del reino del Oeste. Un lugar misterioso y visitado por pocos en el mundo.
Puedo recordar cada detalle de la puerta, cuya figura se imponía ante mi ser. Pero lo que había dentro, desprendiendo esa interminable luz rojiza hasta cegar la visión, fue lo que me llamó por mi nombre; susurró por mí en lo profundo de su alma, y con una sola mirada me cautivó para entrar en su trampa.
De cierta forma conseguimos el libro y volvimos a casa. No sin dejar grabados en mis sueños esos ojos que acechan cuando intento descansar. Es como si no parara de seguirme.
- ¿Esto es lo que tanto buscabas? Charles.- Decía mi hermano Leonardo sentándose en una silla cerca de la cama. Habíamos vuelto y estábamos destrozados.- ¿Significa que ya todo terminó?
- Lo es.- Respondí tomando un largo respiro.- Pero no, esto aún no acaba.
- Ya me esperaba esa respuesta.
- Lo siento.
Esa noche traté de dormir. No pude. Sentía que alguien estaba de pie junto a mi cama. Juraría que era una mujer anciana, con una túnica negra y con los ojos fundidos en un aura negra que desprendía enfermedad. Juraría que pude sentir sus manos heladas tocando mi rostro y su aliento golpeando mi cabello cada vez que respiraba.
La mañana siguiente partimos hacia el norte. Era un camino largo y con un trabajo pesado. Solo estábamos mi hermano y yo cabalgando a paso lento.
- Si eso es lo que dices que es.- Dijo Leonardo.- ¿Cómo se usa?
- La magia es complicada.- Respondí.- Para empezar este libro no narra nada de como usarla, solo sus orígenes.
- Bien, ¿cuáles son?
- Hasta ahora solo sé que una estrella cayó e inició la magia. Y que un pueblo desapareció hace pocos años.
- Mmmh.- Leonardo se veía dudoso.- Te voy a decir esto, aunque seguro ya lo sabes.- Me miró.- Ayer tomé el libro y traté de leerlo.
- Sí, lo sé.
- Charles, todas las páginas estaban en blanco.- Apuntó hacia él.- ¿De dónde sacas lo del pueblo y la estrella?
- Es complicado.
- Pues mejor que lo hagas simple.- Exclamó.- No te estoy acompañando solo para que me dejes con la duda.
- Yo puedo ver las palabras que posee, y no solo eso, también tengo visiones.
- ¿Las de la estrella y el pueblo?
- Sí, y...- Recordé a la mujer que susurró en mi oído la noche anterior.- Y nada más.
- No me ocultes nada, hermano.- Dijo sosteniendo mi hombro unos segundos.
- Tenemos que averiguar más cosas.- Dije observando su mano, seguido de darme cuenta de que un par de mujeres con túnicas oscuras caminaban tras nosotros.- Si nos quedamos en este punto.- Tragué saliva dejando de ponerles atención.- Nada de lo que hicimos habrá servido.
- Estoy contigo, ¿qué debemos hacer?
Sonreí.- Vamos a idear el plan más absurdo del mundo. Uno que nos dejará como tontos ante cientos de personas, pero que, a la vez, podría darnos resultado.- Le miré fijándome que tan lejos estaban las mujeres.- Engañemos a la gente. Hablemos en voz alta y que seamos lo único que escuchen.- Comencé a susurrar.- No somos los únicos que conocen sobre la magia, te lo aseguro. Y si hacemos esto, en algún punto, alguien va a picar el anzuelo.
- Estoy contigo, hermano.
Luego de esa charla nos tomó un año entero llegar al norte. Hacíamos paradas en cada bar; en cada restaurante y en los locales urbanos. Siempre repitiendo la misma escena. Si no funcionaba de camino al norte, lo seguiríamos haciendo hasta dar la vuelta al mundo y encontrar a alguien que hable.
- ¿Listo?- Dije cuando la comida se puso en la mesa. El lugar se veía con la cantidad necesaria de personas como para que alguien nos escuchase.
Leonardo se limpió la garganta.- Sí.
- Entiende que todo lo que te digo es real.
- Charles, baja la voz.
- No quiero hacerlo, hermano, no quiero. El Grimorio Prohibido es algo que he estado investigando por mucho tiempo, si lo que dice ese libro es real, entonces estamos en el lugar indicado.
- Aun así, dices que no pudiste ni acercarte.
- Yo no dije eso; dije que no podía decirte lo que sucedió. Es solo, agg, no puedo. Lo que importa es que este libro y ese lugar son la prueba de todo lo que te he dicho. De nuestra razón para viajar.
- ¡Ya, baja la voz! No quiero que la gente nos escuche por todos lados, idiota.
- Esto no es algo que se deba ocultar más. Hermano... la magia existe.
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Arte elemental Susurros de la vida (Remasterizado)
FantasyEn esta historia se narra la travesía de personas que no poseen nada en especial. Tanto como tú o yo, ellos pueden cometer errores y morir en cualquier instante. No esperes que los villanos solo causen un problema y se vayan del mundo, si eso fuera...