Nick era un omega.
Ser un omega hombre es mal visto por la sociedad.
Tony era un alfa.
Siempre fueron mejores amigos.
Se conocieron en el parque, nick jugaba solo en la arena y Tony lo decidió acompañar. Todos los días se vieron ahí, luego en la escuela.
Aún no llegaban su primer celo, pero tenían claro quiénes eran cada uno.
El primer celo de Nick llegó: era un omega.
Su madre nunca lo dejó solo, su padre tampoco, y Tony; su mejor amigo tampoco, siempre estuvo con él...
Era una parte esencial que las personas aceptaran a su alfa, omega y beta interior. Pero Nick no lo hacía.
La sociedad era una mierda y Nick se dejaba llevar por ella, pero Tony siempre estaba ahí, recordando las mismas palabras: "Ser un omega no es malo, solo eres una persona más. No importa lo que piensen los demás. Ellos se encargan de hundirte, no dejes que lo hagan. Te vas a aceptar, vas a aceptar a tu omega interior y yo te voy a ayudar"
Luego el primer celo de Tony llegó, como todos ya lo sospechaban; era un alfa.
Nick se sentía orgulloso de Tony, por que él era un alfa, alguien que todo mundo iba a respetar. Él no iba a sufrir los gritos de desprecio en la calle. No iba a sentirse incómodo con la mirada de los demás alfas. No iba a tener que soportar los gritos de alfa deseosos que andaban por allí.
La idea de Tony no era admirarse, a él no le importaba ser un alfa. Lo único que quería era ver feliz a Nick, verlo sonreír y querer verlo sentirse orgulloso de quien era.
Los años habían pasado, Nick de a poco iba se iba aceptando. Iba entendiendo las necesidades y los gustos de su omega interior y cada vez iba sintiéndose orgulloso de quien era.
Nick y Tony habían decidido hace una ¿pijamada? Si así se podía llamarlo, solo era una escusa de ambos para estar juntos.
No tenían previsto que el celo de Nick ocurriera ahí mismo, tony lo había ayudado, pasaron el primer celo juntos de muchos. Y lo habían sabido del primer momento en el que se besaron por primera vez. Estaban hechos para estar juntos.
Luego de unos meses el cortejo había comenzado. Luego llegó la mordida, eran felices. Pero Nick un chico de apenas dieciocho años era todavía inocente y no sabía nada de la vida.
Luego de dos años de estar juntos habían decido irse a vivir juntos en el departamento de Tony.
Nick sabía que algo iba mal, sabia perfectamente lo que ocurría:
Tony había comenzado a llegar tarde con la escusa de que su jefe se lo había pedido, pero nick sabía que mentía.
Mientras los meses avanzaban Nick comenzaba a sentir frío, ya no sentía el calor de su alfa cada vez lo abraza. Ya no sentía el amor con el que lo besaba. Cuando tenían sexo ya no era lo mismo, porque solo era sexo. No habían sentimientos de por medio, solo eran dos personas dándose placer, nada más. Sin nada de amor, pero solo por una parte. Porque Nick seguía amando a su alfa con la misma intensidad desde el principio, pero sabía que Tony ya no.
Luego un olor extraño en las ropas de Tony comenzaba a aparecer. Sabia que al alfa ya no le importaba el hecho de quitarse el olor de la otra omega.
Nick sabia que estaba mal el quedarse ahí con un alfa infiel, pero ¿Qué iba a hacer? ¿Qué iba a ser un omega sin su alfa? ¿Sin la persona que lo había ayudado a aceptarse? ¿A sentirse orgulloso de quien era? ¿A aprender a entenderse a la perfección con su omega? Nick entendía lo que su omega interior quería decir, su omega lloraba y se retorcía por la falta de calor de su alfa. Por la la falta de cariño. Nick también extrañaba a Tony.