Epílogo

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-Dígame Eren, ¿estaría dispuesto a resarcir el daño causado?
-Absolutamente doctor.

-Bien, eso es un avance. También quisiera saber... ¿Cuál fue el verdadero motivo de la crisis, aquel día? Según entiendo, fue a su amigo a quien realmente quería lastimar. ¿Por qué su hermana?

-después de todo este tiempo, he pensado lo mismo - reflexionó el castaño en voz alta, viendo a la pared - Pero... Sabía que ella también era importante para él. Armin siempre fue mi mejor amigo y, a pesar de eso, era tan parecido a ella, que muchas veces me sentía...

-ajeno - finalizó el psiquiatra por él.
-supongo que si. Era difícil competir contra ella, siempre fue mejor en todo, inteligente, hermosa, apasionada, amable... Mejor.

-Sentía la necesidad de compararse con su hermana, y no ser suficiente le frustra a, entiendo eso. Lo que no entiendo Eren, es ¿Por qué?

-Yo - agachó la cabeza, rumiando la respuesta, tratando de auto cuestionarse lo mismo, y no había nada claro en su magin respecto a su necesidad de superarla - supongo que, por no ser hermanos en realidad.

-Podrías explicarte mejor, por favor.
-Bueno, es difícil admitirlo, incluso para mí mismo.

Permanecieron en silencio por unos minutos, hasta que el especialista trató de facilitar su respuesta.

-Sabes Eren, tenemos casi un año de conocernos y, creo que, deberías tomar en cuenta que al sacar esos sentimientos negativos, los avances serán, cuando menos, significativos. Guardar rencor, es como una piedrecilla en el zapato. Hoy, podrías intentar hablarlo contigo mismo; cuando te sientas listo, yo sería una buena opción para liberarte de esa carga, ¿no lo crees?

-Supongo que si.

-expresarnos por medio de la escritura también es buena opción. Podrías escribirle una carta a tus amigos, no es necesario que la envíes... - se apresuró a aclarar, al verlo fruncir el ceño - ellos no tienen porqué leerla nunca, solo es un paliativo para tu propio malestar, sanar esas viejas heridas.

-Podría intentarlo.

-Eso es estupendo Eren - el psiquiatra escribía en su carpeta cuando la voz casi en susurro de su paciente lo sacó de lo que hacía.

-Se que no era correcto, pero ella, provocaba cosas en mí. Y en el fondo, se que ella sentía algo por mí. Mi madre debió sospecharlo, porque de un tiempo en adelante, evitaba dejarnos solos.

El hombre escuchaba atentamente el relato, no interrumpiria, por el contrario se limitaba a asentir para mostrarle que tenía su total atención.

-La primera vez que nos besamos, yo traté de engañarme a mí mismo, fingir que no fue nada, que... Ella no me afectaba, sentir esos sentimientos hacia ella, que estaba prohibida, me molestaban - suspiró - creí que me vería débil, así que opté por odiarla... Traté de superarla en la escuela, pero siempre era la mejor de la clase, en los deportes, pero de nuevo, ella era una eminencia.
Luego conocí a Annie, físicamente no se parecen en nada, pero su forma de ser es similar, supongo - cerró los ojos, y se pasó una mano por el cabello.

-Te agradezco Eren. Sé que no debe ser fácil, pero prometo que te sentirás mejor.

-Quiero verla.

El hombre se acomodó las gafas y soltó el aire con suavidad - No te voy a engañar, no creo que eso sea buena idea.
Eren abrió los ojos y clavó su resplandeciente mirada verdosa en el mayor, en una súplica displicente.

-Podría intentar contactarla, pero no es seguro que acceda, tu madre te explicó la última vez que...

-Si. Se bien que le hice mucho daño, pero, creo que me merezco una oportunidad... de disculparme al menos, si luego no me quiere ver, entenderé.

Es el destino... eres el final de mi hilo rojo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora