-¡¿MIKASA?!
Levi se cayó de la cama cuando, del susto saltó hacia atrás. ¿En qué momento llegó Mikasa Ackerman a su cama? Se asomó por la orilla para corroborar que ella estuviese vestida, el miedo lo atenazaba, no podía creer que hubiese hecho una estupidez.
Ella se remueve estirando los brazos mientras abre los ojos con pesadez.
-Levi, perdón por entrar así, pero tuve una emergencia y te necesitaba.
Un sonoro suspiro abandonó los labios del azabache, la situación no era tan rara después de todo. Pero necesitaba una explicación mejor.
-Mikasa, no me mal entiendas, puedes contar conmigo siempre que me necesites, pero... demonios, ¿¡cómo se te ocurre entrar así en medio de la noche... Y A MI CAMA?! – lo ultimo lo decía gritando, prácticamente entrando en una crisis neurótica.
-En la madrugada.
-¿Qué?
-Entré en la madrugada – con la cabeza baja, ocultando el rostro con su cabello – sé que no fue lo ideal, pero en verdad era urgente. Era esto o el pasillo.
-Ackerman necesito una explicación. Prometo escucharte sin chistar, pero me lo debes.
La joven le ofreció su mano para ayudarlo a incorporarse y que se siente en la cama.
-Bien... Por donde empiezo. – suspiró abatida
-Pues por el principio, pero primero, necesito un té.
Ambos pelinegros se dirigieron a la cocina a prepararse un té que acompañara la historia, que Levi juraba sería todo un evento. No todos los días despiertas con una chica en tu cama, así como así.
Mientras tomaban el té, Mikasa le relató los sucesos de la madrugada, donde su hermano no podía llegar a casa, la llamada de Jean, y todo lo que sucedió en el apartamento. A estas alturas de la historia, como lo prometió, Levi no había articulado palabra, pero sus ojos estaban a nada de salirse de sus cuentas.
-Sabes, prefiero escucharte maldiciendo, que juzgándome en silencio – le espetó la chica con amargura.
- Yo-yo... yo lo siento, es que... maldición.
-Ves, es mejor tus maldiciones. – ella lo vio a los ojos – sé que debes creer que soy de lo peor, y no te culpo – bajó la mirada de nuevo – yo misma me detesto por ser tan estúpida. Es mi hermano y yo...
-Cállate maldita sea; No seas imbécil Ackerman, yo en tu lugar me hubiese follado a tu hermano, ¡de qué carajo hablas, no eres una maldita pervertida! – se detuvo un momento mientras se levantaba de su silla y caminaba en círculos con un dedo sobre sus labios – Aun no entiendo cómo demonios hiciste para salir de ahí.
Él no la miraba, hablaba y hablaba al aire mientras seguía con el errático caminar de un lado a otro. Imaginando esa situación, pero en su imaginación era él y no Jaeger.
Ella lo seguía con la mirada en silencio, después de todo la mandó a callar.
-Mikasa, me queda claro que actuaste de la mejor manera posible ante una de las situaciones más jodidas a las que una persona se puede enfrentar. No obstante, el comportamiento de tu hermano no me parece que sea normal ¿o me equivoco? ¿Es él siempre así? – y al fin fijó sus ojos en ella.
Ella se mordió el labio inferior mientras sopesaba qué responder, decidiendo si debería darle algo más de contexto.
-No, claro que Eren no es así, pero pienso que recordar lo que sucedió hace ochos años, debe deberse a algo que le sucedió recientemente.
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Es el destino... eres el final de mi hilo rojo.
FanficLevi Ackerman vive solo en su apartamento en el centro de Tokyo, hasta que un día, alguien se mudó al apartamento frente al suyo. Para su sorpresa su nuevo vecino resulta ser una chica. Pero no es cualquier chica, es la más hermosa que ha visto en s...