Domingo, 3:00 am.
*vibración de teléfono*
Una joven de cabellos negros revueltos por ser las tres de la madrugada y estar durmiendo, como la gente normal. Estiró su mano para contestar la llamada
Pantalla del teléfono: Llamada entrante Eren
De súbito se espabiló pensando lo peor, algo le pasó.
-¡¿Eren?! ¿Qué sucede, por qué llamas a esta hora?
-Mikasa-chaaaaan – la voz del otro lado sonaba extraña, aunque no era la de Eren.
-¿Quién habla?
-Soy yo, soy Jean. ¿no me recuerdas preciosa? – definitivamente algo no iba bien. Eren y Jean no eran los mejores amigos, y que este último estuviese llamando del teléfono de su hermano le daba mala espina.
-Jean. Si, si te recuerdo ¿bueno? Lo que no entiendo es por qué me llamas a las tres de la mañana del teléfono de Eren – se escuchaba cabreada.
-Oh jajaja... cierto, llamaba para que me ayudes con el tonto de tu hermano, es que está muy borracho y no se puede ir a casa solo jajaja. – definitivamente todo iba mal, pensaba ella mientras se sostenía el puente de la nariz.
-Ya. -chasqueó la lengua - ¿Dónde demonios están? Ya voy por él.
Mikasa solía dormir con una camiseta manga larga gris, un par de tallas más grandes que la suya, que le llegaba a medio muslo y pantis. Así que tomó una chaqueta larga que anudaba en la cintura; se calzó unas botas de cuero negras altas que daban casi a la rodilla.
Salió a buscar a la bola de irresponsables. Esos tontos que ni siquiera poseían el mínimo de sentido común, como para saber cuándo parar con el alcohol.
.*.*.*.
Cuarenta minutos más tarde, acostaba a un alcoholizado y desorientado castaño en el futón que extendió al lado de su cama. Vaya que era pesado, en varias ocasiones creyó que se le caería.
De deshizo de las botas y la chaqueta, y se dispuso a disfrutar el ultimo cachito de madrugada que le restaba, tal vez logre dormirme rápido, pensaba.
No podía asegurar si pasaron unos segundos, unos minutos o unas horas, porque el sueño casi la había vencido; cuando escuchó una voz grave hablarle desde el borde de la cama.
-Mika.
-humph... Eren, duérmete por favor.
-Mikaaa.
¿Qué mierda estaba pagando? Por qué justo ahora la acompañaba "Eren el parlanchín" Pensó.
-Eren, es de madrugada, por favor... - Un par de brazos la envolvieron. Sin más, Eren se había saltado a su cama y la abrasaba como a un oso de peluche tamaño real.
-Mika, ¿recuerdas cuando teníamos doce? – su voz se escuchaba normal, hablaba bajito, pero no se le notaba el arrastre de palabras, típico de una persona ebria.
-¿No Crees que es un pésimo momento para remembranzas de nuestra niñez? – era una pregunta retórica.
-No quiero dormir, por favor, dime que lo recuerdas – el joven se sentó en la cama cruzando las piernas.
Ella se incorporó e hizo lo mismo, quedando uno frente al otro; tocando sus rodillas con las del contrario para no caerse de la cama.
-Bien, tienes mi total atención. ¿Por qué demonios quieres hablar de eso a estas horas? – la pelinegra se frotaba el ojo derecho con el puño.
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Es el destino... eres el final de mi hilo rojo.
FanfictionLevi Ackerman vive solo en su apartamento en el centro de Tokyo, hasta que un día, alguien se mudó al apartamento frente al suyo. Para su sorpresa su nuevo vecino resulta ser una chica. Pero no es cualquier chica, es la más hermosa que ha visto en s...