Una serendipia es algo con lo que tropiezas sin que lo anduvieras buscando. Generalmente, este encuentro fortuito produce cambios insospechados, hasta el punto en el que el propio Leibniz se plantearía si realmente todo está armónicamente preestablecido, o si las decisiones de última hora, que no estaban propuestas en las reglas del juego, agitan con tal fuerza a las mónadas que guardan el curso de la historia que hacen que el destino se desmorone.
Los caprichos del azar y complejidad de la mente no permiten planes a largo plazo, y si lo intentas te darás de bruces una y otra vez con las paredes del laberinto y la insatisfacción de no alcanzar la meta anhelada. Precisamente porque las serendipias nos esperan al cruzar la esquina, aguardan para sacarnos del quicio de la comodidad, y nos golpean con un puño, a veces doloroso. Los nuevos elementos que introducen en la historia de la que eres protagonista, no siempre van a ser bienvenidos y te obligarán a improvisar sobre un terreno desconocido, inhóspito y hostil.
Ante la indefensión tienes la opción de agazaparte y aguardar que el devenir te lleve o, haciendo un ejercicio de responsabilidad, actuar y enfrentarte a las circunstancias. ¿Quién no te dice que el eterno retorno de lo mismo te pondrá de nuevo ante esta situación? ¿Era esto la vida? ¡Pues venga otra vez!
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COMO LA VIDA MISMA
RomanceLeira está en su quinto año de residencia en medicina. Eduardo es el padre de su nuevo alumno de clases particulares de Filosofía. Loewe 7 es el perfume que le hizo fijarse en él, y la inteligencia e independencia que la joven médica despre...