Capítulo 4. Luto

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El investigador no llegaría hasta dos días después del funeral, por lo que Seiya decidió acordar con Saori un pequeño descanso hasta ese día, también había acordado con Hyoga que se reunirían un día antes del funeral para ponerse al tanto de sus vidas. Mientras tanto, estaba acostado en su cama viendo hacia el techo de su pequeño apartamento a un lado del puerto, era un lugar adecuado y barato, no era lo que el habría llamado "hogar" pero después de todo, Seiya no consideraba a Japón su hogar, a pesar de haber nacido ahí. Su único propósito era encontrar a su hermana, puesto que ni sus salidas con Miho lograban que se sintiera feliz de regresar al lugar de su infancia.

Le dedico tan solo un momento de sus pensamientos a Saori, y se dió cuenta de que tal vez ya no le parecía el monstruo horrible que había sido hace 5 años, que según él recordaba, había sido la ultima vez que la había visto. También se puso a pensar en su vida, tan solo tenia 20 años, pero ya contaba con un repertorio lleno de historias de desdicha y tan solo pequeñísimos destellos de felicidad, esos pequeños destellos lo ayudaron a tranquilizarse y así se quedo profundamente dormido.

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Saori estaba impaciente esa mañana, estaba esperándolo con ansias, se arreglo como de costumbre para ir a las oficinas de industrias Kido y terminar su trabajo mas temprano para poder esperarlo en casa, habían pasado años desde su ultimo encuentro, habían mantenido constante comunicación, sin embargo todas las emociones que había vivido en las ultimas semanas la obligaban a pedirle su presencia en Japón una vez mas.

No estaba segura de la hora a la que llegaría, aun así, mando a su cocinero a preparar un platillo especial para cada momento del día, esperando a que él llegara, miraba el reloj constantemente pero apenas pasaba de medio día, decidió salir de su habitación y dirigirse al estudio de su abuelo, en esos últimos días acostumbraba ir ahí para mantener su mente ocupada, se sentó en la hermosa silla de piel color café en la que su abuelo solía pasar horas enteras trabajando, tomo aire y se quedo un momento pensativa, recargada en aquella silla mientras intentaba poner en calma sus pensamientos, Seiya y Hyoga habían llegado a su vida en un momento poco menos que oportuno, ella deseaba ayudarlos, pero su mente parecía demasiado dispersa después de la muerte de su abuelo, se distrajo un momento al ver uno de los cajones; estos habían sido revisados varias veces por sus abogados y por ella misma en busca de algo que llenara los huecos en el pasado de Mitsumasa, aunque tal búsqueda haya sido siempre en vano.

Saori abrió uno de los cajones y extrajo el anillo que siempre habia usado su abuelo. Este era un anillo de oro solido, con una protuberancia prominente en la parte externa en donde era liso y brillante, tenia grabado el apellido Kido en la parte interna de la pieza de joyería, Saori se lo probó y le quedaba muy grande, como siempre habia sido. Aquel anillo era muy costoso, aunque no estaba en el incompleto testamento de Mitsumasa, sus abogados le dijeron que le pertenecía a ella, siendo que era la ultima integrante de la familia que pudiera llevar el apellido, le sugirieron mandar a corregir la medida o portarlo en el cuello, pero Saori sentía que portar el anillo, aunque fuera en el cuello, era señal de que ella era una digna y completa sucesora, ademas sugería que ella se habia hecho a la idea de que ya no necesitaba mas a su abuelo, y eso desde luego, aun no era verdad. Cuando devolvió el anillo a aquel cajón tocaron a la puerta.

Por fin había llegado.

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—A veces es bueno volver.—dijo una voz familiar.

—¡Shun!.—grito Saori.

Shun dejó sus maletas en la entrada y dejo con Tatsumi su abrigo. Saori corrió y lo abrazo con fuerza, el por supuesto, le devolvió el abrazo, después de lo que habia pasado con su hermano, Saori se convirtió en su ángel de la guarda, en su mejor amiga, en una persona en la que el sabia que podía confiar, la quería tanto como a Shiryu, Hyoga y Seiya pero ella era como un oasis en el que el podía descansar y contarle cosas que eran tan delicadas que sus amigos quizá no entenderían. Shun sabia que el era lo mismo para ella.

Vínculos (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora