Día 43

1 0 0
                                    

Parado fijamente en un solo lugar, siento como mis extremidades están inmovilizadas por cadenas recubiertas de algodón en su superficie para dar apariencia de algo inofensivo.

Siento que mi ser se ve casi obligado a echar raíces en un lugar donde siente que no pertenece y mis ojos están vendados porque no ven claramente el camino que debo seguir.

Si lo tuviera todo claro ya me habría liberado de este predicamento, pero es todo lo contrario porque aparentemente soy yo mismo quien se limita a residir en esta zona tan confortable pero que en cualquier momento me terminará consumiendo hasta que no quede ni la más pequeña partícula de mi existencia física.

De verdad quisiera huir, pero diversos sentimientos se aglomeran en mi interior y me hacen dudar de mí mismo; por otro lado, podría decidir ignorarlo, pero se perfectamente que ese llamado no me va a dejar tranquilo hasta el final de los días.

A este punto me encuentro demasiado confundido, hay demasiadas posibilidades para que mi mente lo asimile y demasiadas emociones que mi corazón no podrá aguantar más. ¿Qué se supone que estoy haciendo conmigo mismo o qué me falta hacer?

El dedicarle tiempo a eso sólo dándole la más mínima atención también termina robando todas mis energías. No sé de dónde vengo ni a dónde voy y tengo un camino entre mis sueños, pero no me atrevo a dar el primer paso.

Poco a poco... yo... lo perderé todo... y... será necesario volver a comenzar.

Tal vez eso era lo único que necesitaba: volverme un cero en una ecuación diferente y tal vez algún día poder alcanzar el infinito.

SOLITUDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora