|Capitulo 6|

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Llegué a Miami otra vez, fue un viaje corto. Ya quería llegar a casa y dormir, estaba cansada.

No le avisé a nadie que llegaba hoy. Tomé un taxi, llegué a mi departamento, entré y me fui directo a la cama.

Me dormí unas tres horas, me desperté porque Joel estaba llamándome.

Joel|

Hoy llegaba Luna de su viaje, quería pasar por ella al aeropuerto y me quedé dormido.

Apenas desperté, la llamé muchas veces pero no respondió.

La extrañaba mucho. Emilia quiso volver a acercarse a mí, me resistí, puse muchas excusas que funcionaron.

Miré los mensajes del grupo y decían que hoy irían de fiesta. Genial, sí iré.

Luna|

Me levanté, me dí una ducha, cené y llamé a Joel.
Él me respondió de inmediato.

–Hey, ¿ya has llegado? Quería pasar por tí al aeropuerto –Dijo él.

–Hola, ya estoy en casa, llegué hace tres horas atrás –respondí.

–¿En serio? ¿Por qué no me has dicho nada?

–Me olvidé –mentí.

–Tienes voz de dormida, ¿estabas durmiendo?

Sí pero ya desperté, no tengo más sueño.

–Genial, paso por tí en una hora, saldremos de fiesta y no acepto un "no" como respuesta.

–Uy... bueno. Te veo en una hora, Jo.

Colgué y corrí a mi armario.

Me secaba el cabello mientras buscaba algo lindo. Encontré un vestido corto, con escote y una espalda divina.
Era color plateado.

Me puse una ropa interior linda, me puse el vestido, unos zapatos sin plataforma y cuando terminé de secar mi cabello lo empecé a alisar.

Apenas terminé de alisar mi cabello, me maquillé un poco, no mucho. Hacía calor, luego iba a correrse todo mi maquillaje.

Tocaron el timbre, era Joel. Tomé todas mis cosas rápido -celular, dinero, identificación, llaves, etc-.

Bajé y ahí estaba él, con una camisa negra un poco abierta dentro den pantalón blanco. Se veía hermoso.

–Holaaa –lo saludé con un beso en la mejilla.

–¿Por qué no me saludas bien? –preguntó él, besé la comisura de sus labios y subí al auto.

Sentía su mirada en mí.
Dió la vuelta y se subió al auto.

–Estás muy bella –dijo él.

–Gracias, tú también lo estás.

Él sonrió.

–¿Irán tus amigos? –le pregunté.

–Sí, irá Sam, Emilia, Johann y Christian.

–Que bueno.

Llegamos a la disco y allí afuera estaban ellos.
Bajamos del auto, nos acercamos a ellos y los saludamos.

Joel me abrazó por la cintura y pegó su mentón en mi cabeza.
Olía muy rico él.

Emilia nos miró con una mueca de desagrado. Cuando llegó Johann entramos a la disco, había mucha gente.

Nos pusimos borrachos rápido, Joel era el que estaba mucho más borracho.

Yo estaba sentada, me sentía muy mareada, Joel se sentó a mi lado y se quedó mirando a Emilia.

Lo tomé del mentón e hice que me mire a mí.

–Olvidate de ella, Joel, no te merece –le dije

Él se quedó mirandome, me acerqué a su rostro y lo besé. Él correspondió mi beso pero de una manera desesperada, me besaba con muchas ganas.
Me senté en una de sus piernas sin dejar de besarlo, él puso su mano en mi cintura y me apretó contra él.

–Eres muy hermosa, Luna. Me encantas...

En ése momento sentí como me tironearon lejos de Joel, caí al suelo y choque contra los pies de otras personas que estaban cerca. Levanté la vista y Emilia estaba gritándole a Joel.

Me levanté con ayuda de una chica y me acerqué.

–¿¡QUÉ TE PASA JOEL!? ¿¡EN SERIO ESTÁS ENGAÑANDOME ENFRENTE MÍO!? –gritaba Emilia.

Joel estaba con la cabeza en otro lado.

Tomé el vaso donde estaba tomando mi bebida y se la lancé a Emilia.

–Por puta –le dije.

Lo levanté a Joel y salimos de ahí.

–Ay espera Luna –dijo él arrastrando las palabras– Vas muy rápido.

Llamé a Federico desde el celular de Joel, él vino por nosotros y nos llevó a mi casa.
Luego me ayudó a subir con el borracho, entramos a mi casa y fui directo al baño con Joel.

Lo metí a la ducha con agua fría y salí.

–Gracias por traernos Fede –le dije.

–De nada, cualquier cosa avísame, ya sabés que vivo acá no más –dijo él.

–Sí, nos vemos Fede –le sonreí y él se fue.

Miré a la puerta del baño y ahí estaba Joel, todo mojado.

–Estás mojando todo, Jo. Ve a secarte, ahí te doy ropa que te robé sin querer.

Él entró al baño, salió otra vez pero desnudo y con una toalla tapándolo.

–Ven –lo llevé a la habitación.

Él estaba tarareando una canción, no sé cuál era.
Le dí su ropa, se vistió y luego se acostó.

–¿Podemos hacerlo? –preguntó él.

–¿Hacer qué? –me acosté a su lado.

–Sexo –dijo.

–¿Qué? –lo miré– Claro que no, estás más dormido que despierto, Joel.

–Si es verdad –dijo riendo, se acomodó poniendo un brazo sobre mi abdomen, al rato escuché sus ronquidos.

Entonces me dormí también.

[…]

Desperté porque sonó mi alarma, la apagué, miré a mi lado y Joel estaba dormido.

Me levanté, fui al baño, me dí una ducha. Cuando salí del baño Joel estaba con los ojos abiertos mirando al techo.

–Buenos días –le dije.

–Hola –me miró.

Tomé mi ropa, me metí al baño, me vestí y volví a salir.

–¿Cómo es que llegamos a aquí? –preguntó.

–Nos trajo Federico en la madrugada, estabas muuuuy borracho, me besaste, Emilia me tiró al suelo, luego vinimos aquí y me pediste sexo.

Él me miró con los ojos abiertos.

–¿Y qué pasó? –preguntó.

–Nada, te dormiste luego porque te dije que no –peiné mi cabello.

–Ah, ¿no he hecho nada malo? –me miró– Dime si intenté pasarme contigo, Lu.

–No, no pasó nada, te portaste bien –le dije– Ve a casa y date una ducha.

–Bueno, gracias por traerme aquí –dijo.

Se levantó, abrochó la camisa que tenía y besó mi frente.

–Te veo luego, bonita –me tomó del mentón, hizo que lo mire y se despidió con un beso en mis labios.

Sonreí.

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Fool |Joel Pimentel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora