|Capitulo 38|

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Joel|

En verdad me sentía imbécil, pasaron dos semanas y cada vez sentía más distancia entre Luna y yo.
Seguíamos juntos, lo hablamos y pues "nos perdonamos", aunque yo creo que no fue nada porque pues estábamos separados pero... bueno, no lo sé.
Tampoco le creo que ella estuvo con su compañero de trabajo, me sonó a mentira.

Luna llegó a casa.

–Hola amor –le dije.

–Hola –dijo ella.

Noté que tenía sus ojos llorosos.

–¿Qué pasó? ¿Ha pasado algo? –le pregunté, ella se sentó a mi lado y se rió– Ya Luna, ¿qué pasa?

–Me crucé a Emilia y a Samantha –dijo ella– Y soy una estúpida, Emilia me dijo de cosas... Habló sobre mi cuerpo y no me importó, yo me amo, sólo reflejó sus inseguridades en mí.

Limpié sus lágrimas.

–¿Y luego?

–Luego habló de Melody, me enojé mucho porque con los niños no deben meterse –dijo ella– Y luego habló de ti, de que se estaban viendo hace semanas, Joel, sólo te pido que me digas la verdad.

–¿Conmigo? –la miré, no la he estado viendo.

–Sí.

–No la he estado viendo, amor, te lo juro.

–¿Tienes pruebas o algo?

–¿No crees en mi? –la miré.

–Confiaria en tí con los ojos cerrados si es que tú no me hubieras mentido la primera vez –dijo ella.

Le dí mi celular.

–Fijate que no tengo nada que ocultar.

Ella me miró a los ojos y me devolvió el celular.

–Sé cuando mientes, tus ojos lo dicen y sé que no me estás mintiendo –susurró.

La abracé.

–Mi vida, no volvería a cometer el mismo error –le dije– Tú lo eres todo para mí, ¿y Samantha qué?

–Esa ni me defendió –dijo ella.

–Samantha nunca fue una buena amiga para tí, amor, nunca lo fue, ¿cuando vas a darte cuenta?

–Ya la mandé a la mierda –dijo– Me cansó.

–Ya... Mejor, ya era hora de que la mandes a la mierda –me abrazó.

–Lo peor es que me dijo cosas como que yo no valore lo que hizo por mí, lo que su padre dió por mí, porque me cuidaron y no, no es verdad.

–Yo sé mi amor, sé que tú estás agradecida con ellos pero éso que hicieron por tí no le da derecho a ella tratarte mal –le dije.

Acaricié su espalda y la escuché llorar.

–Yo la amaba mucho.

–Yo sé, cariño, lo sé.

Después de que se calmó se fue a hacer la cena.

Luna|

Tomé mi celular y eliminé a Samantha del grupo que teníamos con las chicas.

Vale: "Ya te habías tardado en eliminarla"

Lidian: "La verdad que sí"

Dana: "No entiendo, ¿qué pasó? ¿Por qué la sacaron?"

Angie: "Pobre Samantha"

Dana: "¿QUÉ HIZO?"

Vale: "Ahorita voy a dejar a tu hijo en tu casa y te explico"

Dana: "Noooooo, estoy en mi luna de miel con Chris!"

Vale: "Ay no, no puede ser"

Lidian: "TE ARREGLASTE CON CHRIS!???? EN QUÉ MOMENTO!???"

Yo: "Lo dijo la semana pasada pero tú estabas pendiente de Erick"

Lidian: "Ay no mames".

Dejé el celular a un lado y terminé de cocinar.

Puse la mesa, cenamos con Joel y luego nos quedamos mirando una película.
Mañana era sábado, estábamos muy tranquilos hasta que lo llamaron del trabajo a Joel, debía ir a trabajar. Hubo una urgencia, él ganó el título como comandante.

Me fuí a la habitación, me quedé mirando al techo.
Tomé mi celular, estaba cansada, leí mensajes y entre ellos estaba el mensaje de Karla, necesitaba mi ayuda.

Me levanté de una y me fuí a su casa.
Me abrió Richard y me guió hasta la habitación.

–¿Qué pasó? –pregunté.

–Que tiene dolores de parto, no quiere ir al hospital porque la semana pasada fuimos y pues nos dijeron que aún no iba a nacer –dijo Richard.

–Ay Karla –negué– ¿Cómo te sientes ahora?

–Me dan contracciones cada seis minutos –dijo ella paseando por la habitación– Te llamé a tí porque tú ya has pasado por ésto, no llamé a Dana porque como dijo que está de luna de miel... no quise molestarla.

–Bueno, tranquila, ¿ya han hecho el bolso de la bebé?

–Sí –dijo Richard.

–Bueno, súbelo al auto –le dije.

Él fue a hacer lo que le ordené y Karla pegó un grito.
Giré a verla y alrededor de ella era todo un río, rompió bolsa.

–Vamos al hospital ya –dije.

–Espera Luna.

Busqué entre sus cajones algún pantalón, la ayudé a cambiarse y fuimos hasta el auto, antes de que ella suba desinfecte el asiento, podía entrarle alguna bacteria.

En cuanto llegamos al hospital la hicieron ingresar a una sala, sólo entró Richard. Esperé y esperé.
Una hora después salió Richard, con una gran sonrisa.

–Ya nació –dijo, se acercaba a mí con los brazos abiertos.

Lo abracé.

–Felicidades amigo, ya eres padre –sonreí– ¿Puedo pasar a verlas?

–Gracias –sonrió– No, dijo la doctora que por ahora las visitas no, recién mañana en la tarde pueden las visitas. Gracias por ayudarnos Luna, dijo Karla que te quiere mucho.

–Ya, dile a Karla que felicidades, que también la quiero mucho y que cuide de la pequeña, mañana vengo a visitarlas –le dije.

Me despedí de él y volví a casa. Miré los mensajes del grupo y las chicas estaban festejando el nacimiento de la pequeña Aaliyah.

Me quedé dormida.

[…]

Desperté al sentir como que me movían un poco. Era Joel, estaba intentado abrazarme.

–¿Qué pasó, mi amor? –le pregunté un poco dormida mientras lo abrazaba, él se acurrucó en mi pecho y yo acaricié su cabeza.

Él no me habló.
Escuché un sollozo y me preocupé, encendí la luz que estaba en la mesita de dormír y lo miré.

–¿Qué pasa mi amor? –le pregunté.

–Nada, estoy cansado.

–¿Cansado?

–Sí, siento que no puedo con todo y me da mucha rabia –dijo él y limpié sus lágrimas.

–Ah, bebé, es el estrés... Calma, si puedes, sólo relájate un poco, no te apures, hazlo a tu manera, tranquilo.

Él me abrazó más y yo besé su frente. Apagué la luz y le hice piojito hasta que se durmió.
A veces le pasaban éstas crisis, era por el trabajo, le ocasionaba mucho estrés.
O se enojaba mucho cada vez que fallaba, también lo ponían muy mal.

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Holis






Fool |Joel Pimentel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora