Han pasado diez años desde lo ocurrido en Amanecer. Edward y Bella están viviendo su "para siempre", se aman como el primer día. Renesmee ha crecido e intenta vivir en equilibrio en el mundo de los humanos con el mundo de los Cullen, sin mencionar q...
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Renesmee
Unas horas antes...
Corrí lo más rápido que me permitían mis piernas. El bosque estaba vivo. Apenas había salido el sol y ya los animales habían salido a disfrutar del día. Me encantaba las horas previas al amanecer.
Salté con agilidad un tronco que estaba en tierra. Recordé que fue Jasper quien lo tiró un día que competía con mi padre a ver quién era más rápido. Él sabía que iba perder, pero lo hizo igualmente para pasar más tiempo con mi padre. Ese día hicimos un picnic en el bosque.
Éramos una familia diferente. Nuestros picnics no eran sándwiches ni refrescos, eran buscar los animales más grandes que encontráramos en los alrededores y compartirlo entre todos. La comida vegetariana dentro del Vampirismo. Sonreí ante mi pequeña broma.
Mis padres le encantaban los pumas, mi tío Emmett los osos, Alice los ciervos por su gracilidad, Carlisle y Esme les daba igual pero tenían más preferencias a los mapaches, Rosalie y a mí nos gustaba los Jaguares.
Al final el picnic se transformaba en una competencia para ver quién cazaba antes los animales preferentes. Al acabar nos sentábamos en la hierba, disfrutando de los rayos de sol y contando anécdotas de sus vidas pasadas.
Amaba esos momentos, pero a la vez sentía que no pertenecía a su mundo. No era una vampira completa así que no podía cazar animales fuertes, dado que podía acabar herida. Por ese motivo sólo me dejaban alimentarme de ciervos cuando cazaba sola, pero cuando iba con Jake... era diferente. Él me dejaba experimentar mi fuerza aunque siempre con sobreprotección.
Miré a mi derecha sabiendo que estaba Seth corriendo entre la maleza. Giré mi cabeza hacia la izquierda, escuché a Leah como saltaba de un lado a otro llevando mi ritmo. Bufé alto y miré hacia delante. Allí se encontraba un lobo enorme y marrón que me ganaba la carrera.
Pensé en Jake, en aquel lobo cálido. Desde que nací sentí una conexión especial con él. Algo que no puedo explicar con palabras. Es un sentimiento de necesidad, de amor incondicional, de lealtad sin condiciones. No podía separarme de él si quisiera, no podía soportar la idea de perderle. Su presencia era tan embriagadora que podría fundirme quemándome contra su cuerpo y morir en paz y serenidad.
Nuestra conexión era tan explícita que sabíamos los movimientos del otro antes de hacerlo. Los pensamientos iban al unísono y aunque pertenecíamos a razas diferentes que por naturaleza eran enemigos... yo no podría separarme de su pelaje y de su corazón palpitante.
A pesar de todo éste sentimiento... me sentía fuera de lugar en nuestra extraña relación. Él era un lobo, yo una humana – vampira, algo que me costaba equilibrar. ¿Que era en realidad? ¿Una humana? Mi sed de sangre me decía lo contrario ¿Una vampira? Mi corazón palpitante y mis mejillas rojas protestaban ante esto ¿Una loba? Mi poca capacidad de entrar en fase me reprochaba tales pensamientos. Entonces ¿Qué era?
