03 ; Mine

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Cuando finalmente recobro la conciencia, me encuentro en un lugar desconocido. La habitación es tenue, con una apagada luz que se filtra a través de las cortinas. Mi cabeza late y mi mente lucha por entender lo que está sucediendo. Intento sentarme, pero me doy cuenta de que mis manos están atadas a una cama.

El pánico comienza a crecer en mi interior mientras mi mirada recorre la habitación en busca de respuestas. Nada de esto tiene sentido. ¿Cómo llegué aquí? ¿Dónde estoy?

Escucho el ruido del picaporte, la puerta se abre, y mi corazón da un vuelco al ver a Tom entrar en la habitación. Pero su expresión es diferente ahora, no es la misma que recuerdo. Hay algo oscuro en su mirada, parece estar llena de odio y obsesión.

—Hola, Bella—dice con una sonrisa que me hace estremecer.

—¿Dónde... dónde estoy? ¿Qué está pasando?—mi voz tiembla mientras trato de luchar contra las ataduras.

Tom se acerca lentamente y apoya una de sus manos en mi mejilla, puedo sentir el miedo retorciéndose en mi interior.

—No te preocupes, Bella. Estás a salvo aquí. Solo quería tener un tiempo a solas contigo, para que podamos conocernos mejor—

La confusión y el miedo se mezclan dentro de mí. Esta no es la misma persona con la que compartí risas y conversaciones momentos antes. Algo ha cambiado.

—Por favor, déjame ir ahora mismo—imploro, luchando contra las lágrimas que amenazan con caer.

Tom fija su mirada, y puedo sentir cómo su presencia se cierne sobre mí como una sombra oscura.

—No te preocupes, Bella. Pronto entenderás. Ya verás el motivo por el que estás aquí, y no te arrepentirás—

La inquietante seguridad en su voz me hace temer lo peor. Mi mente se revuelve en busca de una salida, una forma de escapar de esta pesadilla. Pero mientras Tom habla, las ataduras siguen apretándose a mi alrededor.

La intensidad de los reflectores en el desfile parecen una memoria lejana, y ahora estoy atrapada en una realidad mucho más oscura y peligrosa.

Mis latidos retumban en mis oídos mientras Tom se acerca más, sus ojos oscuros parecen penetrar en lo más profundo de mi ser. Trato de mantener la calma, de pensar con claridad, pero la sensación de estar atrapada en esta habitación con él me abruma.

—Tom, te lo ruego, esto no tiene sentido. ¡Déjame ir!—mi voz tiembla mientras mis palabras caen en oídos sordos.

Una sonrisa retorcida se forma en los labios de Tom mientras se sienta al lado mío. Me mira con una mezcla de obsesión y satisfacción, como si todo esto fuera parte de un plan meticulosamente trazado.

—Desde el momento en que te vi en esa pasarela, supe que eras única. Ahora eres mía, a partir de este momento, me perteneces—dijo mientras se cruzaba de brazos, su voz es suave pero cargada de un tono ominoso.

El nudo en mi garganta se aprieta mientras intento comprender la realidad distorsionada en la que me encuentro. Cada intento de liberarme de las ataduras resulta en más frustración y miedo.

—No puedes hacer esto, Tom. No puedes forzarme a estar contigo. Esto es ilegal, es...—mi voz se quiebra mientras el miedo se transforma en desesperación.

Tom se acerca aún más, sus dedos rozan mi hombro y se dirigen a mi mejilla en un gesto que debería ser cariñoso, pero que solo me llena de repulsión.

—No te angusties, Bella. A partir de ahora, yo me ocuparé de todo, así que no tendrás que preocuparte por nada. Solo necesitas aprender a obedecer—sus palabras sonaban como un eco distorsionado de algo que podría haber sido hermoso si no estuviera cargado de control y obsesión.

Mis pensamientos se agitan mientras luchan por encontrar una salida. Intento calmar mi mente y encontrar una manera de manipular la situación a mi favor.

—Tom, ¿Por qué estás haciendo esto? No necesitas hacerlo de esta manera. Podemos hablar, podemos encontrar una solución que no implique esto—mis palabras son un último intento desesperado de razonar con él.

Tom se levanta, su expresión se endurece y puedo ver la furia ardiendo detrás de sus ojos.

—No lo comprendes, Bella. Nadie más puede tenerte. Eres mía y de nadie más. Si no lo entiendes en este momento, lo entenderás pronto, y si no lo haces, me veré obligado a que lo hagas. Pero hasta que llegue ese momento, estarás aquí conmigo—dijo con un tono de voz frío y determinado.

Tom se aleja, dejándome sola en esa habitación desconocida y aterradora. Escucho el clic de la cerradura de la puerta. Cierro los ojos y respiro profundamente, tratando de encontrar la calma en medio de todo este caos.

PSYCHO ; TOM KAULITZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora