Capítulo 7

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Los días pasaban y ninguna de las dos se atrevía a llamar o a visitar a la otra.   El miedo y la incertidumbre pudieron mas que ese bello sentimiento que sin esperarlo nació entre ellas.  Ese al que no se atrevían a enfrentarse aún, y que prefirieron tratar de olvidar.

Michelle pensó que era mejor dejar las cosas por la paz, no insistir si Gabriela no quería su amistad. Se sentía pésimo por haberse dejado llevar, sin querer demostrándole sus sentimientos. Es que lo que sentía por Gabby era tan grande que no lo pudo controlar, simplemente brotó a la superficie.  Y ahora sentía una gran culpa, por haber alejado a Gabby, arruinando esa linda amistad que había entre ellas dos. 

Después de reflexionarlo por varios días decidió hablar con sus abogados, no seguiría siendo la víctima de Sara.  Una incomoda declaración con las autoridades,  muestras de mensajes incriminatorios por acoso, y consiguió que le otorgaran una orden de restricción en contra de Sara.  Pudo respirar por fin con tranquilidad.  Esto jamás lo hubiera logrado si no fuera por Gabby, quien la ayudó a enfrentar ese dolor del pasado y a no dejar que la dominara más.

Gabriela, por su parte, había recaído nuevamente en una de sus depresiones. Esas que habían surgido después del fallecimiento de su esposo, de las que por fin se había librado hace pocos meses.  Tenía varios días de no salir de su casa, no iba al trabajo, no contestaba llamadas, simplemente se derrumbó. Manuel, preocupado ante su ausencia de la florería y por su silencio, fue en busca de ella a su casa.

Manuel: Gabby, dime que te tiene así. Ya te habías recuperado de esto. Te veo peor que cuando murió Mauricio.

Gabby estaba acostada de lado en la cama, Manuel enseguida de ella acariciando su pelo.  Había botellas de vino vacías en la mesa de noche, indicando que también estuvo bebiendo.

Gabriela: No puedo decírtelo, Manny

Manuel: ¿Por que no? Siempre nos hemos contado todo ¿acaso ya no me tienes confianza?

Gabriela: No es eso..

Manuel: ¿Entonces que? Gabby, eres como una hermana para mi.  No me gusta verte así, te quiero ayudar.

Gabriela: ¡Nadie me puede ayudar Manny!(sollozo) Esto que siento.. esto no puede ser.. ¡no puede!

Manuel: Gabby, me asustas ¿que es lo que sientes?

Gabriela no contestó, y escondió su rostro en la almohada, sus hombros temblando con su silencioso llanto.  Manuel le daba pequeñas palmadas en la espalda tratando de calmarla, y luego todo conectó en su mente, entendiéndolo lo que le pasaba.

Manuel: Es sobre Missy, ¿verdad? Sientes algo por ella.

Gabriela paró de llorar, alzando su mirada a el, con miedo en sus ojos, miedo de enfrentar eso que sentía. 

Manuel: Si, es por ella.  Gabby.. no tiene nada de malo si la quieres..

Gabriela:  Es que no puedo, Manuel.  Yo no soy así..

Manuel: ¿Así como? Eres un ser humano, que siente, que ama.  Lo demás no importa.  El que dirán, los prejuicios de los demás, todo eso sale sobrando.  No tengas miedo, Gabby.

Gabriela: No puedo evitarlo.. me aterra

Manuel: No te diré que será fácil, te estaría mintiendo.  Pero si eres correspondida, no estarás sola.  Además me tienes a mi, que siempre estaré a tu lado apoyándote en todo.

Gabriela: Gracias, Manny.  Pero.. no se, mi cabeza es un remolino.  Solo quiero dejar de pensar.. (estrechando su mano hacia una botella)

Manuel: No, señorita.  Nada de eso (quitándole la botella) El alcohol no te va a ayudar en nada.  Lo que tú necesitas es enfrentar las cosas, y necesitas claridad para eso.  A ducharse, es una orden, por que la verdad si estás un poco apestosita (haciendo gestos)

Gabriela: ¡Manny!

Gabriela protestó, pero al final Manuel logró que se fuera a bañar, y el aprovechó para vaciar las botellas en el lavabo, y tirarlas a la basura.  También cambió las colchas en su cama, y le dejó una bata de dormir limpia sobre ella, y le preparo una taza de café bien cargado.  La verdad Manuel era su salvación, como lo había sido esos meses atrás.

Gabriela: Gracias, Manny.  No se que haría sin ti.

Manuel: Somos hermanos del alma.  Siempre me tendrás aquí, cuidándote cuando lo necesites.  Ahora si duerme, que mañana será un nuevo día. 

Después de asegurarse que Gabriela estuviera tranquila y dormida, Manuel tomó rumbo a ese bar donde trabajaba Missy.  Ella se encontraba en la barra, limpiándola con una garra distraídamente.  Al verlo a él sus ojos se agrandaron con sorpresa, reconociéndolo inmediatamente.

Missy: ¿Manuel? Que te trae por aquí..

Manuel: Hola Missy.  Creo que ya lo sabes ¿no?

Missy: Es por Gabby, ¿cierto? ¿como esta?

Manuel: Mal, por eso estoy aquí.

Missy: No me digas eso.. (su corazón estremeciéndose)

Manuel: Entró de nuevo en depresión.  Ustedes necesitan arreglar esto que pasó entre ustedes.  Arreglar las cosas, por el bien de todos.

Missy: No hay nada que arreglar.  Ella no me quiere volver a ver..

Manuel: ¿Estas segura de eso? Missy.. ¿que es lo que sientes por Gabby?

Missy: La verdad.. me enamore de ella.  No lo pude evitar, y terminé alejándola cuando sospecho lo que sentía.  Ella me había dejado claro que eso no le interesaba.

Manuel: ¿Tu crees que ella hubiera reaccionado así si no sintiera también algo por ti? Missy, necesitas hablar con ella, créeme. 

Manuel se marchó, dejando a Michelle muy desconcertada.  ¿Sería posible que Gabby sintiera lo mismo por ella? No podía más con la duda.  Esa pequeña esperanza que sintió ese día regresó a su corazón.  Se quitó el delantal que tenía puesto, arrumbando la garra por ahí, y salió del bar, directo a la casa de Gabby a toda velocidad, decidida a aclarar las cosas entre ellas de una vez por todas.

𝓓𝓸𝓼 𝓐𝓵𝓶𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora