Ellas son dos almas gemelas que sin buscarse al fin se encuentran.
¿Pero podrán vencer el miedo y enfrentarse al que dirán para vivir ese gran amor que nació entre ellas y que cada día crece más?
Después de esa apasionada demostración de amor, las dos se vistieron con atuendos que Gabriela eligió. Un vestido rojo pegado para ella, y uno blanco para Michelle. Entre besos y caricias, risas divertidas, las dos se ayudaron a arreglarse el pelo y a maquillarse. Con las atenciones y el amor de Gabriela, los ánimos de Michelle se estaban levantando, pero aún le faltaba una gran sorpresa que su amada rubia le tenía preparada.
Tomadas de la mano, las dos salieron al jardín. Un camino de pétalos de rosas, iluminado por antorchas, las guiaban hasta un gazebo donde una cena romántica las esperaba. Velas, rosas, vino tinto, y linda música pintaban una velada especial para ellas dos.
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Michelle: ¿Amor, y todo esto? (preguntó asombrada)
Gabriela: Es una sorpresa para ti. Manny me ayudó. ¿Te gusta?
Michelle: Me encanta. Todo es precioso. Te amo mi vida.
Gabriela: Y yo a ti, mi amor. Se que las dos decidimos que en unos meses nos casaríamos. Pero no hubo una propuesta oficial. ¿Que te parece si lo hacemos formalmente en este momento? (preguntó con una sonrisa picara)
Michelle: Ajá, ya veo que esto era plan con maña (dijo riéndose, atacando con cosquillas a Gabby, quien envuelta en risa trataba de escaparse)
Gabriela: ¡Ya, amor, basta!
Michelle la abrazó fuertemente, respirando su aroma, y un gran sentimiento se apoderó de ella. Tomándola del rostro la miró a los ojos. Esos ojos verdes que la enamoraron desde el primer momento que la vio.
Michelle: Mi vida, mi todo. Eres la mujer que siempre soñé, hermosa, tierna, valiente. Mi mundo cambió cuando tú llegaste a el ¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?
Gabriela suspiró, uniendo sus frentes, una lágrima llena de sentimiento rodando por su mejilla.
Gabriela: Nada me haría más feliz, mi amor. Eres el amor que nunca imagine, la más bella sorpresa de mi vida, mi luz cuando me encontraba en perdida en la neblina. Te amo, Missy.
Michelle: Y yo a ti, hermosa, te amo para siempre.
Un tierno y suave beso selló esa promesa de amor. Al separarse las dos sonrieron, llenas de felicidad.
Michelle: Ah, pero tenemos un problema..
Gabriela: ¿Que problema?
Michelle: No tengo un anillo para ti. (mordiéndose el labio mortificada)
Gabriela: De eso no te preocupes. También me encargué de ellos (guiñándole)
Sobre la mesa había una cajita negra de terciopelo, y en ella dos anillos de compromiso.
Michelle: Pero que preparada, mi hermosa.
Gabriela: De mi no te escapabas (dijo con una sonrisa pícara)
Se pusieron los anillos una a la otra, un beso más, y las dos se sentaron a cenar, tomando vino, hablando de sus planes para el futuro, de ese bebé que las tenía ansiosas y que estaban seguras terminaría con ellas.
Deseando hacer algo por Gabby también, Missy se levanto, puso una canción especial, y tomó la mano de Gabriela, abrazándose las dos , se movían al rito de la melodía. Michelle le cantaba al oído, esa letra que le salía del alma, una canción dedicada para su amada.
🎶 Cuando tengo tus manos en las mías, Soy la dueña de todo el universo, Cuando bebo tu aliento me voy hasta el cielo, Y besándote siento, que logre mi anhelo, Cuando estas en mi, muy dentro de mi.
Cuando abrazo el tibio de tu cuerpo, En mis brazos está naciendo el tiempo. Cuando absorbo lo dulce que me da tu beso, Le doy gracias al cielo y a la luna rezo.
Cuando tengo ese hermoso momento, Que me da tu entrega, Soy la dueña de todo el espacio, Nace en mi una estrella.
Cuando hacemos el amor y estas completa, Soy el ser mas importante del planeta, Y al momento de amar, Me das la magia de saber llorar.
Cuando tengo ese hermoso momento, Que me da tu entrega, Soy la dueña de todo el espacio, Nace en mi una estrella.
Cuando hacemos el amor y estas completa, Soy el ser mas importante del planeta, Y al momento de amar, Me das la magia de saber llorar. 🎶
Al terminar la canción, su corazón repleto de amor, Gabriela la tomó del rostro, besando suave sus labios, susurrando cuanto la amaba. Esa era sin duda la velada más mágica de sus vidas.
La siguiente mañana, durante la madrugada recibieron una llamada alarmante, una que no esperaban por unos meses más. Una que lo cambiaría todo para el resto de sus vidas.
Michelle: ¿Hola? (preguntó, aún somnolienta sin checar quien llamaba)
Sara: Soy yo.. Missy.. ayúdame.
Michelle: ¿Sara? ¿Que pasa? (preguntó alarmada por su tono de voz, sentándose de golpe)
Sara: Se me rompió la fuente, y tengo fuertes dolores ¡Solo tengo siete meses, Missy, tengo miedo!
Michelle: Llamaré a la ambulancia. Te espero en el hospital, tranquila, todo estará bien.
Gabriela: ¿Amor, que pasa? (preguntó despertándose al escuchar a Michelle)
Michelle: Era Sara, el bebé ya va a nacer, se adelantó.
Gabriela: Ay, no. Vámonos al hospital.
Las dos se levantaron, vistiéndose rápidamente, y se fueron hacia el hospital, llenas de preocupación por ese pequeño que ya quería llegar al mundo.
