Capítulo 3

4.6K 430 39
                                    


Draco golpeaba fuertemente la puerta con su hombro, si su padre le viera seguramente pondría el grito en el cielo, un omega dulce y frágil como él teniendo ese comportamiento. ¡Al carajo el comportamiento!, esto era de vida o muerte.

-¡Joder!- grito- y una mierda me quedo aquí esperando.

El rubio por primera vez tenía miedo, verdadero pánico, a la noche. Antes la había adorado, le encantaba ver la luna reflejada sobre el pasto verde o las estrellas iluminando el cielo como luciérnagas. También había usado a la noche como una aliada, bajo el manto de su oscuridad había podido cumplir misiones para el señor tenebroso o incluso para disfrutar de un tiempo tranquilo lejos de alfas oportunistas... ¿Entonces por qué coño tenía que pasarle esto ahora?, al carajo uno de los pocos placeres de la vida.

La habitación en la que se encontraba era verdaderamente cómoda. La cama era de gran tamaño y las cortinas de tonos claro permitían que la luz entrara dándole un aspecto acogedor, incluso el armario estaba lleno de elegantes trajes propios de un lord, lo único malo era la comida, se notaba que esos alfas no sabían cocinar. Entones ¿por qué huir? ¿por qué no simplemente sucumbir a los deseos de sus nuevos amos?, sencillo, él era Draco Malfoy y no permitiría que un par de hormonados le cortaran las alas.

Su madre siempre se lo había dicho, debía ser un omega digno, educado y obediente sino nunca encontraría alguien que le desposara; y entonces veía la tristeza en los ojos de su madre y supo que Lucius Malfoy nunca fue feliz, puede que su padre le tratará bien y le cuidará, pero Lucius no amaba ni nunca amo a Narcisa, era algo que Draco comprendió desde su más tierna infancia por eso se comportaba como se comportaba, si un alfa quería alcanzar la fortuna Malfoy debía pasar primero por encima de él, quien imaginaría que acabaría así. La fortuna de su familia había sido tomada por el ministerio de magia, ahora no tenía nada, solo un carácter de los mil demonios y un motón de enemigos, entonces ¿por qué esos dos gemelos le trataban tan bien?, fácil, por que ningún omega en su sano juicio aceptaría una relación de tres, era una locura.

-Mierda, mierda- maldijo al ver como la noche empezaba a caer.

Los gemelos le habían explicado todo claramente, lo cual era una sorpresa teniendo en cuenta quienes eran, y si todo era válido él pensaba dar guerra.

Cuando el reloj marcó las 12 la puerta se abrió, Draco observo que nadie estaba alrededor, solo un pequeño trozo de papel el cual cogió con cierto temor, no se fiaba de nada proveniente de esos Weasleys.

Querido dragoncito:

Bienvenido a tú primera noche como nuestra propiedad, estamos deseando tenerte en nuestras manos, pero como es la primera vez seremos benevolentes. Tienes una hora para esconderte de nosotros o venir a buscarnos lo que tu prefieras. Tienes prohibido salir de la casa, si lo haces tendremos que castigarte y no queremos eso.

Con cariño, tus alfas Fred y George Weasley.

-Esto tiene que ser coña.

Draco barajo sus posibilidades, huir o enfrentarse directamente a los problemas. El no era un puto león, su orgullo no estaría peligrando si huyera de dos alfas locos. Empezó a correr atravesando el largo pasillo y cruzando un pequeño salón con apenas una mesa y un par de sillas sin ningún tipo de separación con la cocina, a la izquierda encontró una pequeña habitación llena de cajas, a su lado otra habitación con una sola cama lo suficientemente pequeña para que Draco la mirara con asco. Volvió corriendo por dónde había pasado encontrando como única diferencia un baño frente a la habitación dónde había pasado el día, esa casa era jodidamente pequeña, ¿dónde coño iba a esconderse?

La venganza (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora