Epílogo

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Molly nunca se había sentido protagonista de nada, siempre creía que había sido un personaje secundario al que la vida le había ido bien, tenía un maravilloso esposo e increíbles hijos, pero no había vivido ninguna aventura inimaginable que recordar.

La beta sonrió como había cambiado todo, ahora disfrutaba de sus hijos y nietos dejando de sentirse en un segundo plano y todo principalmente gracias a sus numerosos yernos.

Aquel día era el aniversario de la libertad de los mortifagos, momento que elegían sus hijos para disfrutar junto a sus parejas en la intimidad dejándola a cargo de sus cachorros y Molly solo podía esperar feliz a que los trajeran.

Los primeros en llegar fueron Ginny y Goyle junto al pequeño Junior, Molly sabía que su hija no quería ser madre tan pronto por eso no tuvo más remedio que aliarse con el alfa para conseguir trucar sus métodos anticonceptivos, como resultado ese dulce omega de cabellos oscuros y ojos castaños.

Luego llegaron Harry y Theo acompañados de los gemelos  junto a la pequeña Lily, una alfa idéntica a su abuela paterna,y resultado de una noche de borrachera que todos conocían a pesar de que los implicados intentaban ocultarlo.

A continuación llegaron Neville y Rabastan junto a Sam. Molly intento aguantar la risa, la abuela de Neville odiaba que le dejarán a ella al pequeño pero según el alfa era mucho más seguro que con la loca de su abuela.

George y Fred llegaron en un intento de controlar a los pequeños Scorpius y Cassiopea mientras Draco simplemente no podía evitar reírse, según las pruebas de ADN Scorpius procedía de Fred y Cassiopea de George lo cual había evitado más de una pelea entre los alfas, peleas que no se habían podido evitar cuando ambos cachorros habían acabado acaparando la atención de su madre.

Molly vio el tiempo pasar, disfrutando de los pequeños, todavía quedaban varios por llegar. Suspiró, el único que sabía que no vendría era Ron pues se encontraba en los últimos meses de su primer embarazo, el último en darle un nieto a petición de Blaise que quería recuperar el tiempo perdido.

Una hora más tarde llegaron Hermione y Rodolphus, los padres de la omega estaban fuera de Londres y no podían quedarse con los hijos de ambos y encontrar niñera no era fácil ya que todos habían acabado teniendo razón, al actuar como conejo eran los que más cachorros tenían. Molly le sonrió a los pequeños omegas Hamlet, París, Romeo y Sol mientras que el mayor y único alfa simplemente saludo con la cabeza, Julieta se parecía demasiado a su padre.

Bill llegó corriendo y dejó al pequeño Julius para huir al lado de su omega. Molly rio en silencio, sabía que el celo de Lucius había empezado y que la pareja buscaba un segundo cachorro así que por primera vez dejo pasar que su hijo ni siquiera le besara como saludo.

Los últimos en llegar fueron Eris y Lucas, como la beta era mayor no necesitaba que sus padres la trajeran.

-Hola abuela-saludo mientras abrazaba a la mujer- mamá te manda saludos.

-Hola cariño- contesto- Lucas los demás están en el patio con el abuelo Arthur, creo que están intentando montar una cama elástica, ¿se dice así?

-Si abuela.

El pequeño salió corriendo bajo la atenta mirada de ambas. Las dos se sentaron junto a la mesa, Eris miro con gula el enorme pastel de zanahoria que su abuela había preparado.

-¿Es tu último año en Hogwarts?

-Si- le sonrió- papá todavía alucina de que sea una leona.

-No me extraña cariño, tu padre hubiera querido que alguno de los dos fuera una serpiente...

-Pero Lucas tiene pinta de ser también un león- finalizó Eris.

Molly sirvió el té y bebió un sorbo, era absurdo esperar a los demás para empezar, tardarían en llegar.

-Es bonita- comenzó la joven- la vida.

- Lo es cariño, sin duda lo es.

Ambas miraron por la ventana como los más pequeños se divertían bajo la luz del sol.

-¿Crees que todo seguirá así?- pregunto- aveces no puedo evitar pensar que todo se irá a la mierda, como antes.

-Nada de eso volverá a pasar, cariño.

Eris sonrió.

-Lo se abuela, sé que te encargaras de eso.

Las risas comenzaron a llegar inundando el salón. Eris miro por la ventana de nuevo sintiendo la necesidad de correr hacia los demás y saltar junto a ellos.

-Nunca es tarde para divertirse, además la tarta no irá a ningún lado.

La pequeña beta le sonrió y tras besar su mejilla corrió hacia su hermano cogiéndolo en volandas y saltando sobre la recién montada atracción muggles entre risas.

Molly no podía evitar sonreír ante tal visión, ya no le importaba ser un personaje secundario, era feliz y por fin la historia tenía final, un buen final.

La venganza (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora