Capítulo 25

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Severus se mantuvo silencioso y sin mover músculo alguno a la espera de que el pelirrojo actuara. Sabía que en cuanto pusiera un pie en el ministerio de magia se correría la voz y Percy acudiría a su encuentro, lo que no esperaba era quedarse paralizado ante el dulce olor del omega y su apenas visible barriga bajo el colorido suéter. 

Su mirada se centro en el joven, el leve sonrojo que cubría sus mejillas unido a su tartamudeo provocaban en Severus un sentimiento de ternura impropio de él, además de que el omega apenas era comparable con el malhumorado adolescente que había que tenido que aguantar en sus años como profesor, sin duda era una escena digna de recordar. 

-¿Ahora eres el nuevo ministro?- pregunto intentando romper el silencio- ¿Qué ha pasado con Shacklebolt ?

-Harry- respondió- Kingsley se negó a contactar con el gobierno australiano y no le sentó muy bien por lo que se las apaño para que lo echaran y accediera yo al puesto.

-Y luego nos liberastes.

-Si-rio- tampoco se lo tomó muy bien.

-¿Por qué lo hiciste?

Percy se mantuvo en silencio y acarició inconscientemente su barriga.

-Porque sabía que tarde o temprano uno volvería y eso me permitiria verte...

-Son las hormonas- interrumpió- tus ansias y deseos de estar conmigo solo son producto del embarazo, una vez pase todo volverá a la normalidad.

El sonido del fuerte golpe de la mano del omega estrellándose con su mejilla inundó la sala. Severus miro boquiabierto al joven, incapaz de pronunciar palabra alguna.

-Gilipollas de mierda- le dijo sin elevar la voz, lo cual provocó un escalofrío en el alfa- ¿qué coño te has creido? ¿Piensas que soy tan imbécil que no soy capaz de distinguir mis sentimientos de las hormonas?

-Percy- relájate, tu estado...

-¿Ahora te preocupa mi estado?- le reprochó- llevamos aquí yo no sé cuánto y ahora te dignas a decir algo sobre mi embarazo.

-Percy-.

-No, callate- le ordenó- y de rodillas.

Severus se quedó boquiabierto pero obedeció sumisamente, su cuerpo empezaba a recordar las noches vividas con el omega y el calor iba inundandole poco a poco.

El pelirrojo cogió la barbilla del mayor obligando a que sus miradas se encontrasen.

-Eres mío y puedo asegurarte que no hablan las hormonas.

Severus sonrió y acerco la frente al pequeño bulto cubierto de ropa.

-¿Por qué?- se atrevió a preguntar- eres un omega, joven y hermoso, ¿por qué yo?

-¿Por qué no tú?- contesto.

Percy se arrodilló y juntó sus labios con los del mayor en un profundo beso. Sus lenguas se enlazaron en una batalla de caricias y las manos de ambos comenzaron a intorducirse entre la ropa marcando cada pezado de piel. 

Severus se separo durante unos segundos para recuperar el aliento y poder disfrutar de la cara sonrojada asi como de la mirada lujuriosa del omega. Quería desnudarlo allí, marcarlo, pero en cambio lo levanto en volandas y se sentó sobre la silla con él en sus piernas, las caricias suaves no tardaron llegar junto a tiernos besos. No hacían faltas palabras, el amor que se porfesaban se mostraban en cada gesto.

Percy sabía que el alfa se contenía en marcarlo debido a que se encontraban en su despacho pero intuía que no llegaría a mañana sin ser reclamado. Su omega grito de alegría.



Ron llamó a la puerta con fingida tranquilidad pues el fuerte agarre en su brazo derecho le impedía tan siquiera pensar en relajarse. 

-Theo me duele- se quejo.

-Lo siento- contesto sin disminuir la fuerza- es solo que no se si esto es buena idea.

-Obviamente no es buena idea- puntualizó Blaise- joder, nadie sabe que estamos aquí.

-Y por eso estas tu, cariño- puntualizo el pelirrojo mientras le besaba en la mejilla.

Ron volvió a llamar recibiendo una respuesta desde el interior, en menos de dos minutos la puerta se abrió mostrando a un ojeroso Harry Potter. El alfa miró sorprendido a los presentes para posteriormente cerrarles la puerta en la cara entre susurros de "tengo que dormir, ya estoy hasta alucinando con Theo".

-Harry- se atrevió a llamar el omega todavía oculto tras su amigo.

La puerta volvió a abrirse con fuerza. Ambos jóvenes se miraron en silencio, incapaces de decir palabra alguna, Theo se soltó lentamente y se acercó apoyando sus cabeza en el pecho del alfa, Harry por su parte fue incapaz de mover un músculo.

-He vuleto,alfa- susurro- pero para que me queden las cosas deben cambiar.

-Lo que tu desees- le contesto mientras besaba la coronilla de su cabeza con cierto temor.

El omega le sonrió y le introdujo al interior de la casa mientras le daba un asentimiento a sus amigos. Los cuatro se acomodaron en el salón en silencio, Ron y Blaise simplemente expectantes. 

-Solo quiero una cosa Harry- empezó el omega- solo una. Quiero ser libre, no quiero obedecer todo lo que ordenes, quiero salir y quedar con quien yo desee, quiero tus mismos derechos-Harry acarició su nuca con un fuerte suspiro, aquella afirmación implicaba que seguramente no estarían juntos- y quiero que me cortejes.

El alfa le miro sorprendido mientras balbuceaba palabras sin sentido ganándose una carcajada por parte de Ron y Blaise.

¿Por qué?- pregunto sorprendido.

-Me he dado cuenta que con esfuerzo quizas pueda entender porque fuiste tan hijo de puta- comenzó- pero no permitiré ni una más Potter, te doy esta oportunidad por Ron y por James pero no olvides que me violaste y eso no será fácil de dejar atrás, por mucho que mi lado omega suplique. 

-Me esforzaré, lo prometo.

-Más te vale Potter, más te vale.

Theo abrió sus brazos permitiendo que el alfa le abrazara y acariciara su barriga. Ron por su parte lloraba de felicidad, Blaise simplemente suspiro sintiendo pena por el alfa, conocía a su amigo y sabía que lo había planeado todo para tener a Potter comiendo de su mano. Las tornas habían cambiado y ahora el esclavo se había vuelto amo.

Blaise solo pudo confirmar su pensamiento al ver la sonrisa de Theo, para cualquiera una sonrisa normal pero él sabía que ocultaba mucho más, después de todo era una serpiente y estaba seguro que iba a hacer a Harry arrepentirse.

La venganza (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora