Capítulo 8

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La Madriguera siempre había sido el principal lugar de reunión de la familia Weasley y sus amigos más allegados. Durante años las paredes han visto la ida y venida de la familia, así como sus paredes habían escuchado todas las conversaciones contadas incluidas aquellas susurradas para mantenerse en secretos. La Madriguera había visto llegar al mundo a cada uno de los pequeños pelirrojos y los había visto marcharse en busca de su propio camino, había visto las lágrimas y risas de los presentes, había sido parte de la historia de esa familia.

Molly se sentía orgullosa de su hogar y del aire que se respiraba en su interior, incluso cuando los visitantes se reusaban a integrarse entre los demás miembros.

La matriarca suspiró fuertemente. Habían pasado tres meses desde que la nueva ley había sido llevada a cabo y en ese tiempo ninguno de sus hijos había pisado la casa provocando que Molly organizará una reunión familiar a la que no solo estaban obligados a ir sus hijos sino también los amigos de estos como Luna Lovegood y Neville Longbottom.

Al principio las conversaciones habían transcurrido con normalidad centrándose en el nuevo negoció de sus hijos o en los problemas provocados por los alumnos de Hogwarts. Molly se sentía feliz y plena, al menos hasta que los aurores llegaron.

En menos de un minuto la casa se vio llena de serpientes con cara de pocos amigos provocando que el ambiente se helara.

-¿Qué ha pasado?- pregunto Percy serio a uno de los aurores, tras este Snape se mantenía en silencio agarrando fuertemente entre sus brazos un bulto y manteniendo oculto tras su espalda a un tembloroso Goyle.

- Señor Weasley- comenzó el aurore ha producido un incendió en su tienda, ha sido controlado, pero aún así ha habido daños, hemos traído a sus mortífagos para evitar daños colaterales. Le mandaremos el informe en cuanto sean evaluadas las pérdidas.

-Muchas gracias por favor póngase en contacto con mi abogado para tramitar los papeles.

Percy cerró la puerta con una sonrisa en su cara y se giró lentamente a ver al alfa a su cargo.

-¿Qué ha pasado?- preguntó intentando aguantar la ira, todavía no había oscurecido por lo que tenía que controlarse.

Severus se mantuvo en silencio apretando el bulto en sus brazos y manteniendo a Goyle a sus espaldas lejos de la mirada de Ginny Weasley que desprendía fuego por sus ojos.

-¿Qué coño ha pasado?- volvió a repetir el pelirrojo al ver que no tenía respuesta.

-Una de las pociones explotó- dijo Severus en un siseo.

-¿Cómo puede ser eso?- interrumpió Ginny- ¿cómo has podido equivocarte en una de las pociones?

El silencio volvió a inundar el lugar. Severus se preguntaba si decir la verdad o no, aún ha sabiendas de que si esta salía a la luz sería severamente castigado.

-He sido yo- dijo en ese momento Gregory- me puse a jugar con Eris alrededor del caldero y provocamos que cayeran polvos de cuerno de unicornio sobre la poción crece huesos.

Las miradas se dirigieron a Hermione interrogantes.

-Es cierto- dijo esta- la reacción es muy volátil, el incendio debe a ver sido un daño colateral.

Ginny suspiró fuertemente y miro a su hermano, a pesar de que el negocio iba bien tras su apertura, esas pérdidas tan pronto suponían un problema. Molly veía en silencio a sus hijos y se compadecía de los mortífagos, sobre todo de aquel alfa no mayor que su hija, conocía a Ginny y sabía que lo castigaría severamente esa noche.

-¿Quién es Eris?- interrumpió el silencio Arthur.

Percy miró a su padre y el rojo inundó su cara camuflándose con su pelo. Severus ante el silencio del Weasley dio un paso adelante y destapo el bulto mostrando a un niño de apenas 7 años completamente dormido.

La venganza (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora