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Renjun golpeó la puerta varias veces, sudor cayendo de su frente pero lo único que le importaba ahora mismo era el bienestar de la chica.
Segundos más tarde la puerta se abrió, dejando paso a una Hyesun en pésimo estado.
El chico de pelo rosa se asombró al verla, entró en su casa y cerró la puerta detrás suya.
Sin pensárselo dos veces le hizo esconder en su pecho.
'Llora todo lo que necesites pequeña, no estás sola'
Renjun decía cada palabra con delicadeza y cariño, queriendo darle a la chica todo el amor necesario.
Hyesun rompió en sus brazos, importandole poco el resto del mundo.
Ahora mismo lo único que importaba era que estaba segura en los brazos del chico que le gustaba, su mundo.
Ella se abrazó fuertemente a su cuerpo, queriendo tenerle aún más cerca.
Cuando la menor se relajó Renjun le hizo separar un poco mientras levantaba su cabeza con dos dedos.
'Enseñame esa preciosa cara'
Cada vez que el chico de pelo rosa hablaba parecía que escupía miel.
Ella no pudo evitar sonreír y le obedeció.
Renjun volvió a hacer su puchero inconscientemente y Hyesun cada vez veía más difícil el resistirse.
Ella quiso dar el paso por primera vez y colocó sus manos en los hombros del chico, impulsandose lo suficiente como para unir sus labios.
Fue un corto y repentino contacto, pero lo suficiente para hacer a los dos felices.
'Esa es mi manera de decir gracias'
Hyesun susurró, avergonzada.
Agachó su cabeza y Renjun soltó pequeñas risas mientras acariciaba la cabeza de la menor.
Tras eso observó su alrededor y observó cómo habían trozos de cristales por todo el suelo.
'Ve a descansar, yo limpio esto'
El mayor le dijo a la menor, dándole un cálido beso en la frente.
Ella al principio se opuso, pero nadie ganaba contra Renjun.
A pesar de toda la felicidad que sentía con el chico de pelo rosa, ella tenía más problemas tras eso, sólo que los ocultaba.
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