Cántame

Capítulo 6. Parte 1

N/A: Lamento haber tardado mucho, enserio lamento haberlas hecho esperar. No sé cómo les vaya a parecer este capítulo, siento que no es muy bueno pero de todos modos, es la primera parte, trataré de seguirla lo más rápido posible. Gracias por su apoyo y decirme que les gusta mucho, espero que siga siendo así. En multimedia dejé un vídeo de la canción con la cual me inspiré más en escribir. Besos xx. 

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Miraba cada cosa a mí alrededor, todas las hojas esparcidas eran de diferente color. Hermoso otoño. Sonreí al recordar sus ojos, su sonrisa, sus palabras. Deseaba regresar el tiempo y estar a su lado para poder decirle el último te amo, realmente lo necesitaba. Tanta falta me ha hecho desde que se fue, desde que… me dejó. Quería estar entre sus brazos, y sólo eso.

Caminé unos cuantos metros más, hincándome frente aquella piedra con su nombre.

 

— Shawn Mendes. —Susurré.

 

Solté un fuerte suspiro, todas aquellas lágrimas que había hecho a un lado, ahora estaban aquí, gritando por salir. El viento fresco ahuyentaba toda transpiración que mi cuerpo desease transmitir en este momento. El ramo de flores permanecía en mis brazos, todos aquellos hermosos momentos que había tenido a su lado, venían como una tormenta a mi mente, todos ellos la inundaban sin permiso. Respiré hondo, moviéndome un poco para tumbar mi bolso a mi lado, me hinqué frente aquella piedra, que a profundidad se encontraba el cuerpo de mi amado.

Mordí mi labio inferior, tratando de no caer sobre ese preciado lugar. Tomé mi bolso, saqué una foto que tenía desde hace tiempo.

 

— Si supieses cuánta falta me haces, Shawnnie. —Finalicé con aquel sobrenombre que le había puesto. —Debes de estar en un hermoso lugar, te extraño.

— Pronto estaremos juntos. —Escuché un susurro. Era él.

 

Sentía una presión en mis brazos, en mi pecho. Escuchaba la voz de alguien llamándome, quería ver quién era, pero necesitaba estar con él, con Shawn. Deseaba estar escuchándolo, sin embargo, ya no estaba.

— ¡Alexandra! ¡Despierta! —Gritó. —Oh, vamos cariño. —Sentía un par de pequeños golpes en mi mejilla.

— ¿Papá? —Fue lo único que pude articular, él frunció el ceño acercándose a mí, me lancé a él tomándole por sorpresa. Mis brazos lo tomaron del cuello, mientras que él me abrazaba cariñosamente.

— Tranquila, hija, ¿qué pasa? ¿Qué demonios soñabas? —Preguntó sentándose a mi lado.

— No sé, no recuerdo nada. —Mentí.

Él asintió, miré mí alrededor. Era de día, y estaba en mi habitación. Mi padre se acercó, besando mi frente. No esperé más y le pregunté el cómo la habían pasado él y mi madre. Mis lágrimas eran notorias, caían lentamente por mi rostro, al escuchar que se aman, que todo había sido un tonto error.

Después de unos minutos, mi madre subió a mi habitación, avisándonos que la comida estaba lista y en la mesa, ambos le sonreímos. Les pedí un poco de tiempo para cambiarme y bajar, y ellos asintieron.

Tomé un pantalón de chándal y una blusa de manga larga, el día había amanecido un poco nublado y fresco. Mis manos estaban frías y mis mejillas calientes, lo cual… no entiendo.