Ambos quedamos en silencio. Él me miraba como aquella vez cuando nos conocimos, una mirada tan hermosa, y dura. Miré la tierra que se encontraba debajo de nosotros, comenzando a mover mi pie, formando líneas no paralelas. Su mano subió por encima de la mía, rozando sus dedos con los míos. No quería moverme, era un calor tan familiar.
— Déjame conocerte. —susurró.
No respondí, sólo lo miré, cerrando los ojos tan fuerte que sentía un ardor en los parpados.
— No puedo creerlo aún. No puedo creer el simple hecho de que estemos aquí, juntos, cuando hace unos días soñaba contigo.
— Yo tampoco puedo creerlo aún.
El silencio regresó nuevamente. Miré nuevamente la tierra que estaba por debajo de nosotros. Me sentía tan tranquila, pero a la vez, mi corazón seguía latiendo muy rápido, y podría asegurar que puede escucharlo. Di un suspiro tan largo, que me sentí desvanecer. Su mano subió lentamente a la mía, acariciando el dorso de ésta nuevamente.
— ¿Por qué no me respondiste?
— ¿Qué?
— Cuando te dije que me dejaras conocerte.
— Yo... no sé, Shawn.— Tartamudeé. Subió su brazo subió a mi cuello, para así, poder enrollarme en un abrazo. Correspondí, escondiendo mi rostro en su pecho.
— Me gustas. —Escuché de sus labios.
— ¿Qué?
— Me gustas mucho.
Mordí mi labio inferior, queriendo darme una bofetada. Él estaba jugando mentalmente conmigo, o más bien, yo imaginaba todo aquello. Nuestro abrazo seguía ahí, tan bello y cálido. Escuchaba y sentía cómo su pecho subía y bajaba al respirar. ¿Por qué me siento tan bien en sus brazos? ¿Por qué?
— Me encanta el otoño, ¿a ti no? —Preguntó, mientras que yo continuaba recargada en él.
— Mi época favorita, después del invierno. —Suspiré.
Era algo tan tranquilo estar así, no lo conozco, ni él a mí, ¿cómo puede ser esto posible?
Son tantas cosas las que me ponen en duda, sin embargo, no puedo responderlas. Él me hace sentir extraña, como nunca antes me he sentido, ¿y cómo no? todo esto es muy confuso.
— Todo esto es muy extraño, ¿no crees? —preguntó.
— ¿Acaso lees mentes? —pregunté ahora yo, mientras veía cómo él fruncía los labios.
— ¿Eh?
— Yo también pensaba eso. — Fruncí el ceño, mientras que él sonreía.
— ¿Hasta qué hora regresarás a tu casa?
— ¿Mi casa? —Suspiré. Saqué mi celular, viendo la hora. — Ya es tarde, debería irme. —Dije en voz baja, más no susurrando.
— Te acompaño.
— No es necesario, Shawn.
— No lo es, pero yo quiero hacerlo. No quiere que te pase algo malo.
Asentí, sonriéndole. Él guardó su guitarra en el maletín y se levantó. Caminé un par de pasos adelante, mientras que él comenzaba a seguirme. El silencio se convertía en algo que nos acompañaba constantemente, sin embargo, su presencia me hacía sentir como si estuviésemos comunicándonos inconscientemente.
— ¡Cuidado! — Me tomó de la cintura bruscamente, llevándome a su cuerpo. Asustada, lo abracé, escondiendo mi rostro en su pecho.
— ¿Qué sucede?
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Cántame
ChickLit- Cántame. - Amarte, es la mejor canción que he escrito en mi vida. -susurró sobre mis labios.