Capítulo 7.

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Habíamos llegado a mi casa, Shawn entró al baño y yo me dirigí a la cocina, encontrándome en la mesa alta una nota de mi madre, la cual decía que había salido con Laura, una vieja amiga. Solté un suspiro, dándome la media vuelta y chocando contra algo, o alguien.

- ¿Qué pasa?
- Nada, mi madre salió. -Me encogí de hombros, enseñándole el papel.
- ¿Dónde está ella?
- Con Laura, su amiga.
- No hablo de tu madre, hablo de Rubí, novia de Carter.
- Suspiré.- Shawn, es algo muy difícil. Todo esto será muy difícil de manejar.
- Si no me explicas, no entenderé.

Jadee un poco, dando media vuelta. Caminé hasta el refrigerador, sacando una botella de agua. Shawn esperaba respuesta completa, pero no la tengo.

- ¿Y?- Insistió.
- Soy la única que puede interferir.- Parpadee repetidamente, el miedo comenzaba a sustituir mi valentía por salvarla.
- ¿De qué hablas?- Frunció el ceño, acercándose a mí lentamente.
- No puedo decir nada, no te preocupes...- tartamudee- mira, esto es una broma, y la broma va hacia mí, todo esto es contra mí.
- ¿Cómo puede ser una broma? Una broma del tamaño de esto, no puede ser una broma.- Me miró irónico.- Además, ¿por qué hacia ti, si ella no tiene nada que ver contigo?
- Por el simple hecho de haberla visto conmigo, Shawn, esto es peligroso.
- Joder, ¿no que es una broma? - Me miró enojado.- Bien, Alexandra, me has dejado en claro que este es un problema grande, no una broma como lo quieres hacer ver, y debes explicarme lo qué pasa para poder ayudarte.- Apretó la mandíbula, marcando finamente su rostro. Hasta enojado se ve precioso, ¿cómo puede existir un ser tan hermoso como él? - Oye, sigo aquí.- Movió las manos frente a mí. Reaccioné, soltando un suspiro.
- Shawn, de qué sirve explicarte, si te irás, ¿no?- Mis palabras lo dejaron atónito, realmente eso no estaba listo para salir a la luz.

Esto lo dejó pensando, y claro, a mí también, sin embargo, es verdad. ¿Cómo quiere ayudarme si se irá?
Estos momentos no dependen de mí, sino que, aunque quiera contarle todo a todo, y decirle que quiero su ayuda, ¿de qué me sirve? De nada, claro.
En estos momentos estoy enojada, triste, preocupada, asustada, en fin, de todo un poco. Yo digo que sería genial que nos dieran medalla alguna por ser tan buenas manejado una situación de esta manera, o tal vez, no la he manejado del todo porque aún no termina.

- Yo...- Comenzó.
- No digas nada, Shawn.- Corté inmediatamente. Me siento cansada, me siento sin fuerzas y en definitiva, necesito pensar en cómo puedo acomodar mis ideas para recuperas a Rubí.- Es mejor que te vayas, necesito descansar y...
- Y nada.- Respondió cortante.
- ¿Qué?
- No Alexandra, no me iré hasta que me expliques lo que realmente pasa, o qué pasó con la persona que tiene a Rubí y tú, porque para que hayas dicho que eres la única que puede salvarla, de seguro...
- De seguro nada, y es claro que pasó algo, y si quieres saber, solo puedo decirte que la persona que la tienes es tan peligrosa, estuvo a punto de matarme, Shawn.- Dije lo más rápido que pude. Sus ojos se abrieron tanto, que pensé que se saldrían de él.- Todos tenemos un pasado, tú el de tus padres y yo éste. Has tomado la decisión de irte, y no es que te reproche tus pensar, sin embargo, es porque siento que te necesito, Shawn. Después de tanto, he querido a alguien a mi lado que me apoye, y claro, tengo a Sofía que es como mi hermana, pero ella ahora no está, y no sabes cuánta falta me hace.- tartamudeé, limpiando una tonta lágrima que resbalaba por mi mejilla.- Yo sé que en estos momentos quiere saber lo que pasa, pero...- fruncí el ceño, mirando a la puerta. - ¿Por qué interrumpen ahora?- Gruñí limpiando las lágrimas.

Caminé a la entrada, seguida por un chico alto de ojos marrones y mejillas rosadas. Solté un suspiro, abriendo la puerta, dejando a Shawn caminando a la sala.
Abrí la puerta, encontrándome a un chico alto, en verdad es alto; ojos verdes y grandes, cabello negro, piel bronceada y labios rosados. Su primera reacción al verme fue una sonrisa, a la cual le respondí de la misma manera.

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