No sabía cómo reaccionar. Realmente estaba con muchas emociones dentro de mí ser. El lado protector de Shawn, la llegada de mi hermano, y ahora esto de Jacob.
En estos momentos es cuando más necesito el apoyo de Sofía, necesito hablar con ella urgentemente.
— Shawn, ¿mi celular dónde quedó? –Le pregunté frunciendo el ceño.
— En tu mano, Alexandra. –Habló con el mismo gesto que yo.
Asentí, dándome cuenta de la estupidez que había preguntado. Marqué el número de Sofía y me mandó directamente al buzón. De seguro no tiene batería. Solté un suspiró, girándome nuevamente a todos, y en realidad no sé en qué momento les di la espalda.
— ¿Qué sucede? –Preguntó Robert.
— No te preocupes por esto. –Sonreí levemente- Es algo que debo solucionar y...
— Cualquier tipo de ayuda, estoy para apoyarte. –Se ofreció.
Agradecí. Sinceramente me asustaba que ahora con su llegada, Jacob quisiera hacerle algún tipo de daño. Robert no tiene nada que ver en esto, realmente nadie de aquí tiene la culpa, ni siquiera yo.
— ¿Te dio algún número o dirección en dónde pueda buscarlo? –Me dirigí a Rubí.
— Ten. –Me dio un papel con garabatos y a un lado estaba un número escrito.- Me dijo que lo llamaras.
— Él sabe que lo haré, sabe que no pienso arriesgar la vida de ustedes.
Esta vez necesito pensar bien en todo lo que tengo que hacer.
Me acerqué a Robert y le pedí que me acompañara a su habitación para que pudiera instalarse cómodamente mientras que yo tendría una plática con Shawn. Carter y Rubí ya tenían que irse, así que no les pedí más tiempo.
Cuando dejé a Robert, bajé con Shawn y él estaba sentado en el sofá, mirándome seriamente. Sabía que me bombardearía con preguntas, pero lo que yo necesitaba en este momento era un abrazo, quiero llorar todo lo que pueda porque después no se me podrá dar oportunidad. No tengo miedo por mí, tengo miedo por mi familia, por mis amigos, por él.
Apenas me acerqué y él se levantó, rodeándome en un abrazo en donde puedes permanecer por mucho tiempo.
Tal vez sea telepatía.
Hubo tiempo para aquel abrazo, después nos sentamos, y dimos comienzo a una plática. Por un lado sirvió de mucho desahogarme con Shawn, dejando atrás todo aquello que pudiese atormentarme en un día muy pesado emocionalmente. Todo esto parecía un maldito sueño, real, pero sueño.
Shawn me tomó de la mano, y nos levantamos de aquel cómodo y caliente sofá. Esta noche claramente era más fría que las anteriores. Aquel chico me dio una mirada rápida, y me pidió que fuese por mi suéter. Asentí y subí por algo caliente. Me acerqué a la puerta del cuarto de mi hermano, y claramente avisaban aquellos ronquidos que él estaba dormido. Sonreí suavemente, y bajé rápido, acercándome a Shawn.
— ¿Quieres un helado? –Me preguntó en burla. Lo miré irónicamente, entrecerrando los ojos.
— Por supuesto que quiero uno. Loco. –Rodee los ojos y soltamos una carcajada. Me acercó a él y besó mi frente. Sus abrazos me gustaban.
Caminamos por toda la calle principal, hasta llegar a un parque cercano. Sonreí, cerrando los ojos, y recordando aquel día, en que Shawn se sentó a mi lado, me habló y yo quería huir de él. ¿Cómo es posible querer a alguien en tan poco tiempo? ¿Cómo es posible encontrar a aquella persona que has soñado muchas veces sin haberse conocido antes? Esto de seguro es que Dios comienza a volverse loco, y quiere enloquecerme con Él.
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Cántame
ChickLit- Cántame. - Amarte, es la mejor canción que he escrito en mi vida. -susurró sobre mis labios.