Vivieron Felices
Los años pasaron y ese día su querida Kanya cumplía 15 años, y como todos los años siguiendo la tradición, se encontraban rindiendole homenaje a dos mujeres que fueron guerreras y que dieron todo por querer vivir, pero perdieron la batalla.
Con los años la familia se había ampliando Sam y Malai, habían concebido unos hermosos gemelos que eran su adoración y para sorpresas de todos lo consentidos del señor Kanawut, que con el tiempo había ablandado su carácter y había aceptado la nueva familia extendida, volviendo a entablar un contacto cordial con Gulf.
Estaban lejos de una relación padre e hijo, pero por lo menos ya no había más hostilidad de parte del mayor hacia el pelinegro, podían estar en una habitación juntos sin sentirse incómodos, esos pequeños cambios los habían logrado los pequeños gemelos que habían llegado para unir la familia nuevamente.
Pero ellos no eran los únicos que tenían hijos, porque después de algún tiempo Kaownah y Turbo se animaron a adoptar los suyos propios y habían encontrado a tres pequeños hermanos que habían sido abandonados por sus padres y que no querían ser adoptados si no se los llevaban a los tres, Turbo se conmovió mucho con su historia que convenció a su esposo y terminaron convirtiéndose en una familia.
En cuanto a Mew y Gulf por varios años pensaron que Kanya era suficiente y que no iban a tener más niños, hasta que un día conocieron a un pequeño llamado Jay el cual había sido abandonado en la fundación Suppasit por sus padres.
El pequeño tenía la edad de tres años cuando eso sucedió, Kanya para ese entonces tenía trece años, en un principio Mew estuvo dudoso en adoptarlo, pues este sufría de cáncer y ese fue el motivo de que sus padres lo abandonaran.
El temor del castaño no era por la enfermedad en si, sino el miedo a estar completamente enamorado del niño y que después las cosas no salieran bien, y terminar todos lastimados.
Pero después de una larga charla con su esposo dónde ambos derramaron todos sus miedos y sentimientos, llegaron a la conclusión de que tenían mucho amor para dar y que ese niño merecía tener una familia que lo quisiera, y que ellos iban a poner todo de su parte para lograr que saliera de esa enfermedad.
Kanya fue la más feliz al enterarse que iba a tener un hermanito y que este iba a ser Jay, desde ese momento ella se convirtió en su más ferviente protectora, los servicios infantiles no colocaron ningún pero para entregarles el niño, por lo que en pocas semanas de haber tomado la decisión el pequeño ya vivía con ellos.
No fue fácil luchar contra su enfermedad, pero podían decir que habían vencido y ahora tenían un hermoso niño de seis años que era su adoración y el consentido de su hermana que apenas llegaba del colegio hacía tiempo para estar con su hermanito.
Ese día como todos los años después de visitar el cementerio le hicieron su fiesta de cumpleaños, que cada año tenía más invitados desde que Kanya comenzó a ir a la escuela, la chica se hacía querer y hacia amigos en cada lugar que llegaba.
Cosa que hizo que Mew en muchas ocasiones se pusiera celoso de cuánto chico rondaba a su princesa, pero esos arranques de celos siempre eran controlados por su querido esposo, quien lo ayudaba a ver la realidad.
Ya que su niña había salido parecida a su tía Malai, y está aún no se interesaba en los niños sino estaba completamente entregada a sus estudios, pero eso no quitaba que tuviera muchos pretendientes y que hiciera bastantes amigos.
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NADA ES LO QUE PARECE
RomanceMew Suppasit es estudiante de administración y negocios en una de las mejores universidades de Tailandia, siendo uno de los chicos mas populares de la universidad y la mitad de la pareja mas deseada de todo el campus ¿o tal vez no?. Y es que Mew...