Especial 1

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Primera Vez

Mew y Gulf llevaban seis meses de relación secreta y hasta los momentos nadie los había descubierto, pocas habían sido las veces que pudieron estar a solas completamente, por lo general se encontraban en las instalaciones del campo de fútbol, donde escondidos de la vista de todos, era donde podían abrazarse y darse los besos que tanto anhelaban.

Lo cual, tampoco era todo el tiempo ya que Mew tenía pegado como chicle a Art su "prometido", el cual era de armas tomar y estaba pendiente de todos aquellos que vieran a "su hombre" por más de un minuto, el solo ver al castaño por más tiempo del necesario desencadenaba en el muchacho un ataque de celos que terminaba en una escena de lo más vergonzosa.

Por eso Gulf, todo ese tiempo se había cuidado de que nunca lo atrapara viendo a su novio, o hablando con él, a menos que fuera algo estrictamente necesario para alguna clase, ya había tenido la desagradable experiencia de aparecer en el radar de Art y había sido advertido no tan sutilmente para que no se acercara al castaño.

Por eso ese día, después de terminadas las clases quedaron de verse en el almacén de instrumentos donde otras veces ya habían quedado, por ahora no se habían arriesgado a ir a lugares públicos, porque no sabían con quién podían encontrarse, preferían encontrar sitios apartados, que muchos estudiantes no frecuentaban para verse y poder tener un momento de pareja.

Mew había llegado primero a la bodega y se encontraba sentado cómodamente en el sillón que allí se encontraba, esperando que llegara el pelinegro que ya tenía cinco minutos de retraso, lo cual no sucedía muy a menudo ya que este era el que primero llegaba a sus lugares de encuentro siempre.

-Lo siento, Turbo necesitaba unos apuntes para la clase de mañana- hablo Gulf mientras traspasa la puerta.

-No importa, sabe que yo esperare por ti el tiempo que sea necesario- contesto el castaño mientras tomaba la mano de su novio y lo atraía para que se sentara en sus piernas.

-Te extrañe- dijo el pelinegro mientras se acomodaba a horcadas y depositaba un tierno beso en los labios de Mew.

-Yo también, me moría por tenerte así, entre mis brazos- le contesto el castaño apretándolo más contra él.

Luego de eso tomo el rostro de su hermoso novio y comenzó a besarlo sin ninguna reserva, pues tenía días que no se deleitaba con sus besos, hasta ahora solo se habían dado algunos besos sin ningún tinte sexual en ellos, pero ese día los dos andaban algo calientes y un beso al principio tierno comenzó a subir de intensidad, acompañado de suaves caricias a los muslos del pelinegro.

Mew ya se encontraba completamente excitado, cosa que podía sentir Gulf debajo de él, haciendo que este moviera las caderas e hiciera que el castaño perdiera aún más el control; los besos en la boca se fueron trasladando al cuello del pelinegro, que ya contaba con tres botones de su camisa abiertos, logrando que se le escapara un gemido de satisfacción.

-Shhhh amor, no debemos hacer ruido- dijo Mew entrecortadamente mientras acariciaba los muslos de su novio y se mecía contra él.

-Lo sé, pero es que me estas volviendo loco, te necesito- contesto Gulf acercándose nuevamente a la boca del castaño y robándole un beso apasionado.

-Yo también te necesito, pero no debemos hacer esto aquí, quiero que nuestra primera vez sea especial, no en un sucio cuarto que sirve de bodega para instrumentos- dijo Mew nuevamente, separándose de su novio.

-No me importa, te necesito- insistía el pelinegro que se encontraba completamente fuera de sí perdido en esas nuevas sensaciones que estaba experimentado su cuerpo.

NADA ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora