Capítulo 15

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POV Ernesto

Vi como la luz de su cuarto era encendida, tuve que bajar el arma y esconderme entre los arbusto para que ese miserable no me viera. Tomé el teléfono que estaba entre la maleza, apoyado en el árbol seguí viendo las cámaras que había instalado en su dormitorio. Cabe destacar, que tuve que hacer de las mías y sobornar a varias personas para que las cámaras fueran ocultas perfectamente. Como buen masoquista seguí viéndola a través de las cámaras que se podían ver en mi teléfono, su cuerpo desnudo estaba al descubierto a medias, ya que estaba vistiéndose.

No podía negar que la sangre me hervía y sentía mi corazón ir a mil kilómetros por horas, fue una maldita tortura ver como ambos estaban a punto de hacerlo prácticamente en mis narices— aunque ellos no supieran— y fallé en el momento que me llene de celos y apunté a la ventana para separarlos, pero no podía dejar que cogieran y yo fuera participe de todo esto y me pareció raro porque desde hace más de tres semanas he estado vigilándola noche tras noches, viendo como ambos comparten la misma cama pero solo eso, comparten cama, hasta hoy que él se atrevió a poner sus manos en MÍ mujer.

Escuché que la puerta de entrada de la casa de Agatha era abierta, sin hacer ruido me volví en dirección a este y preparé el arma. Estaba ciego de los celos, ese miserable no podía seguir viviendo como si nada pasara, él era el culpable de todo esto al igual que ella.

Ahí se encontraba él, parado en medio de la puerta sin camisa, solo con el pantalón de pijama. Mis manos temblaron haciendo que el revolver también lo hicieran, no quería que mis manos se mancharan con la sangre de ese hombre. Mucho trabajo me había costado mantenerlas limpias trabajando con August como para venir a ensuciarlas con ese.

Bajé el arma y la guarde detrás de mi espalda, ni él ni Agatha valían la pena — por los momentos— me quedé mirando en su dirección unos segundo y cuando iba a retirarme sigilosamente apareció ella abrasándolo por la espalda, él se dio la vuelta y la abrazó consolándola, ella apoyo su cabeza en su hombro cerrando los ojos, al abrirlos surgí de mi escondite haciendo que ella viera en mi dirección y me viera claramente. Ella apartó de un empujón a el hombre haciendo que cayera al piso y se quedó mirándome fijamente.

—Así es bebé, mírame y date cuenta que ni escondiéndote podrás alejarte de mí. Esto recién empieza— Sonreí ampliamente al verla fruncir sus cejas y apartar a Samuel que se había levantado del piso. Corrí calle abajo donde había dejado la moto y escuché que ella gritaba algo. Solté una carcajada y me monté rápidamente encendiendo la moto y saliendo disparado de allí. Ví por el retrovisor como ella caía de rodillas en medio del piso hecha trizas, pues bien bebé así me sentí hoy.

Aceleré al máximo perdido en mis pensamientos. Ya el segundo paso estaba dado, Agatha sabía que detrás de la desaparición del mocoso estaba yo y me daba satisfacción saber que esos dos iban a sufrir por mi culpa... Que empiece el juego. Seguí manejando la Harley a toda velocidad viendo como la noche se tragaba a la ciudad.

Desaceleré la Harley llegando frente al gran portón de madera que daba paso a la casa de campo de Víctor, toqué varias veces la bocina para que se percataran que estaba afuera. Miré hacia la cámara como todas las noches y el portón fue abierto. Bajé la moto en neutro y la estacioné a un lado de la vivienda. Al fondo, se escuchaba un tipo de música entre ranchera y no sé qué otra cosa, así que me encaminé hasta donde se escuchaba la música sabiendo que me encontraría a Víctor y a August compartiendo tequila o wiski.

Estaba empezando a hacer frio, de ese frio agradable y las montañas estaban cubiertas con la espesa niebla. A mi camino veía arbustos pequeños, y si mal no recordaba eran de manzana. Algo empujó mis piernas, al bajar la mirada me encontré con el pulgoso que era mi amigo en esta aventura, así que me agaché y acaricie su pelaje negro y marrón

El sigilo del Fénix ( Cuervos 2) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora