capítulo 1

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Estaba harto de fingir que prestaba atención a los que estaban diciendo los analistas, la pantalla mostraba números tras números, y ojo, estaba realmente feliz ya que nuestros números habían estado subiendo progresivamente; y es que después de que explotara la noticia sobre lo sucedido en Menorca, la mayoría de nuestros inversionistas vendieron la totalidad de sus acciones en la empresa. Me toco empezar prácticamente desde cero, y hoy seis años más tarde empiezo a ver el fruto de mis trasnochos y mi esfuerzo.

Mientras los analistas hablaban y discutían sobre los progresos me tome unos segundos para admirar lo que había logrado en estos años. Pasé de trabajar en un pequeño escritorio en mi apartamento -totalmente solo- a estar nuevamente en las torres, aquí, sentado en la sala de juntas con más de veinte personas que conforman un excelente equipo multidisciplinario. No fue fácil, August nos jodio a todos de todas las maneras posibles, nuestras vidas se arruinaron totalmente, y en parte me sentía culpable, ya que de forma inconscientemente ayudé a que él hiciera lo que hizo en Menorca. La única persona que había sacado provecho de la masacre en Menorca aparte de la prensa fue ella.

Agatha, se había convertido en una escritora Best seller gracias a su libro "el silencio del cuervo" hasta donde yo sabía seguía en Venezuela y estaba muy feliz. La muy... esa mujer que había hecho pedazos mi vida, de la que me enamoré perdidamente ahora estaba feliz siendo madre. Lo peor no fue enterarme de eso, porque hasta cierto punto llegue a creer que era mío, pero todas mis esperanzas se fueron a la basura cuando dijo en un live de instagram que su padre era Samuel; no había terminado de decir esas malditas palabras cuando estrelle mi iPhone contra la pared. Desde ese día ella se convirtió en la única mujer que odiaría en mi vida.

- Señor Echeverría ¿está de acuerdo? - preguntó el contador sacándome de mi ensoñación, cosa que siempre pasaba cuando pensaba en ella

- Lo siento Carlos. El dolor de cabeza no me está dejando concentrarme- mentí deliberadamente. Me paro dirigiéndome ahora a todos los presentes - creo que es mejor que dejemos esta junta hasta aquí, ¿les parece?

- Sí, jefe- uno a uno se levantó

- Si me disculpan me retirare. Hasta mañana- digo dejando a los administradores terminar su trabajo.

Veo como los demás se despiden y salen apresuradamente. No puedo darles una mala impresión, es por ello que espero que las demás personas terminen de agarrar sus cosas para prácticamente salir corriendo de la sala de juntas.

Estoy colérico, frustrado y hasta un punto triste, solo anhelo terminar el día, es por eso que al llegar al despacho abro la puerta con fuerza para después cerrarla y apoyarme en ella unos segundos.

Sé que parezco débil, que está actitud no es para hombres, pero todos podemos ser débiles en algún momento por sólo unos minutos. Los seres humanos somos soberbios y arrogantes, pensamos que tenemos a Dios agarrado por la chiva, cuando el caso es que somos vulnerables.

Respiro hondo calmando a los demonios del pasado que por más que intento no logran quedarse ahí, en el pasado. Es como estuviese pagando una condena que no pedí. Hoy es uno de esos días que me pierdo en mis pensamientos y dejo que ellos se adueñen de mi ser.

¡Maldita Agatha!, ¡maldito August! Ellos son los culpables de todas mis desgracias.

Tomo toda la fuerza y Camino hasta el pequeño bar, saco la botella de Jack Daniels, me sirvo un trago y camino hasta mi escritorio. Trato de calmar mi cólera, no puedo dejar que los recuerdos hagan meya en mi interior, necesito estar sereno. Tengo que olvidar, tengo que sacarlos de mi mente y aquí en este estado y encerrado en cuatro paredes no lo voy a lograr, es por eso que de un solo trago me terminó mi wisky, tomo mis pertenencias y salgo de este lugar que me asfixia.

El sigilo del Fénix ( Cuervos 2) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora