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-Tienes que enterarte del paradero de Voldemort, porque la serpiente debe de estar con él, ¿no? -Hablo Hermione.

- ¡Hazlo, Harry! ¡Entra en su mente! -A Harry le resultó muy fácil hacerlo, la cicatriz llevaba horas ardiendo, cerró los ojos, ahora se hallaba en medio de una habitación que le resultaba conocida.

-Mi señor -dijo una angustiada voz, y él se dio la vuelta. Allí estaba Lucius Malfoy, en el rincón más oscuro con evidentes marcas de castigo.

-Se lo ruego mi señor... Mi hijo...

-Si tu hijo muere, Lucius, no será por culpa mía, sino porque no acudió en mi ayuda, si está del lado de Potter, puedes considerarlo muerto.

-No, no. Él sabe cuál es el bando correcto. -Hablo Malfoy, debía mentir.

-Más le vale.

- ¿No temé, mi señor, que Potter muera a manos de alguien que no sea usted? -Preguntó Malfoy con voz temblorosa-. Perdóneme, pero ¿no sería más prudente suspender esta batalla, entrar en el castillo y... buscar usted mismo al chico?

-No finjas, Lucius. Quieres que cese la batalla para saber qué ha sido de tu hijo. Y yo no necesito buscar a Potter. Antes del amanecer, él habrá venido a mí. Ve a buscar a Snape.

- ¿A... Snape, mi señor?

-Sí, eso he dicho. Ahora mismo. Lo necesito. Tengo que pedirle que me preste un... servicio. ¡Ve a buscarlo! -Rápidamente Lucius salió de la habitación. Voldemort siguió allí de pie, haciendo girar la varita entre los dedos y sin dejar de observarla.

-Es la única forma, Nagini -susurró. Miró la larga y gruesa serpiente, suspendida en el aire, retorciéndose con gracilidad dentro del espacio encantado y protegido que él le había preparado: una esfera transparente y estrellada, a medio camino entre una jaula y un terrario.

Harry sofocó una exclamación, se echó hacia atrás y abrió los ojos; al mismo tiempo, los alaridos y gritos, los golpes y estallidos de la batalla le asaltaron los oídos.

-Está en la Casa de los Gritos en compañía de la serpiente; la ha rodeado de algún tipo de protección mágica. Y acaba de enviar a Lucius a buscar a Snape -Draco tuvo pensamientos contradictorios al escuchar de Lucius, era obvio que estaría allí, le preocupaba mucho su madre no quería que le pasara nada.

- ¿Que Voldemort está tan tranquilo en la Casa de los Gritos? -Exclamo Hermione, indignada-, ¿No está...? ¿Ni se ha dignado pelear?

-Cree que no necesita hacerlo, y está seguro de que iré a buscarlo.

-Pero ¿por qué?

-Porque ya sabe que voy tras los Horrocruxes, y como no se separa de Nagini, no me quedará más remedio que encontrarme con él sí quiero acercarme a la serpiente.

-Vale -dijo Ron poniéndose derecho-, pues no puedes ir. Eso es lo que él quiere, lo que espera que hagas. Tú te quedas aquí cuidando de Hermione, Draco y yo iremos...

Harry lo interrumpió:

-Son ustedes quienes se quedarán, Yo me pondré la capa invisible, iré
allá y volveré tan pronto como...

-Ni lo sueñes Harry -Le dico Draco.

No continuaron el debate de quien iría ante Voldemort, pues mortifagos aparecieron, Hermione rápidamente lanzó un hechizo que derrumbó la escalera por la que subían.

-Vamos todos Harry.

Harry lo acepto, en medio de estudiantes y profesores que luchaban contra mortifagos, arañas, gigantes, hombres lobos, corrían, lanzaban hechizos tratando de protegerse unos a los otros. No lograron evitar que las arañas se llevarán a Hagrid, pero sí que los dementores se acercaran, con la respiración agitada y sudando lograron llegar hasta el sauce Boxeador.

Un Rayo De Esperanza (Primera Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora