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Tenía razón, fue el pensamiento de Harry tras ver la escena, Voldemort si iba tras la varita de sauco y está ya se encontraba en su poder, sus posibilidades de victoria disminuían.

-¿Qué fue lo que viste Harry?- Preguntó Draco preocupado, los ojos esmeraldas reflejaban horror.

-La varita, debemos hablar de inmediato con Ollivander- Son las palabras de Harry, no dice nada más.

-¿Creí que esperaríamos que se recuperará? - Habla Hermione.

-No, es urgente- Saben que no lo cambiaran de idea, lo que haya visto en la mente de Voldemort lo puso así.

Con una rapidez increíble llegan a la habitación que ocupa Ollivander, Andrómeda que en el momento se encontraba saliendo, les informa de su estado y que ya está mejor. Ollivander les dice que pueden pasar a verlo.

Al entrar, Harry fingiendo una calma que no sentía, rebuscó en el monedero de piel de moke y sacó las dos mitades de su rota varita.

-Necesito ayuda, señor Ollivander- Dijo Harry al recibir una seña por parte del fabricantes de varita para que hablara.

-Pídeme lo que quieras, lo que quieras, hijo.

-¿Puede reparar esta varita? ¿Tiene arreglo?- Ollivander tendió una temblorosa mano y Harry le puso las dos mitades, unidas sólo por un hilillo, en la palma.

-Acebo y pluma de fénix- musitó Ollivander. -veintiocho centímetros; bonita y flexible.

-Sí, sí- dijo Harry. -¿Puede…?

-No puedo- susurró Ollivander. -Lo siento, lo siento mucho, pero una varita que ha sufrido semejante daño no puede repararse por ningún medio que yo conozca- Harry se había preparado para oír esa respuesta, pero aun así le afectó mucho. Cogió las dos mitades y volvió a guardarlas en el monedero colgado del cuello.

-¿Puede una persona utilizar una varita que no lo haya elegido?- preguntó Harry, era consciente que por las circunstancias no tendría una varita propia.

-Sí, claro. Si eres un buen mago, puedes canalizar tu magia a través de casi cualquier instrumento. No obstante, los mejores resultados se obtienen cuando existe la máxima afinidad entre el mago y la varita, pero esas conexiones son complejas. Puede darse una atracción inicial y después una búsqueda mutua de experiencia; la varita aprende de
mago, y viceversa.

-¿Una varita puede sentir la lealtad de un mago a otro?- Preguntó Draco que no había dicho nada hasta el momento, todo lo observaron con curiosidad.

-Podría explicar mejor- Es lo que dice el fabricante de varitas.

-En el caso hipotético de que yo le prestase mi varita a Harry, podría funcionarle bien.

-Interesante, creería que sí, usualmente la varita cambiaría de lealtad al ser arrebatada del mago, pero si este la da por voluntad propia también serviría. El arte de las varitas es una complicada y misteriosa rama de la magia.

-Así pues, ¿no es necesario matar al propietario anterior para tomar plena posesión de una varita?- Aunque lo dicho por Draco lo dejó pensando por ahora se enfocaría en la varita de sauco.

-¿Necesario? No, yo no diría que lo sea.

-Pero según algunas leyendas…- repuso Harry; ya sabía que Voldemort tenía la varita, solo necesitaba más información- Existen ciertas leyendas sobre varitas que han pasado de mano en mano mediante el asesinato- Ollivander palideció de miedo. En contraste con la blanca almohada, adquirió una tonalidad gris clara, y los ojos inyectados en sangre se le desorbitaron. -Se trata de una única varita, creo- susurró. -Y Quien-usted-sabe le preguntó por ella ¿verdad?

Un Rayo De Esperanza (Primera Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora