Capítulo 14

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Tiene incluso peor pinta que antes de que nos fuéramos.

Casi no sabía dónde nos estaba llevando el director cuando nos dejó en las mazmorras. ¿Por qué estaba Harry allí? En todo caso, ¿no debería estar en los antiguos aposentos del profesor Lupin?

Dumbledore no nos contó demasiado, solo que aún no había recibido ningún tipo de información sobre el paradero del profesor y que Harry no se lo estaba tomando muy bien.

Hombres. Sin importar la edad que tengan, siempre necesitan remarcar lo obvio.

Ron no estaba seguro de si debía venir. Por supuesto, la pelea entre ellos ha estado rondando en su cabeza toda la semana, pero actúa como si no hubiera pasado nada. ¡Hombres!

Pero me alegro de que haya decidido volver al castillo conmigo, y ni siquiera hizo falta la intervención de su madre para convencerlo. Como él siempre ha dicho, como ambos siempre han dicho más bien, somos mejores amigos y los mejores amigos se mantienen unidos pase lo que pase.

Aunque no estoy segura de cómo podremos ayudar en esta situación. Harry tiene aspecto de no haber estado durmiendo bien en todo este tiempo, y no lo culpo. Siempre he sabido que él y el profesor Lupin compartían un vínculo especial, incluso cuando el profesor dejó de dar clases aquí. Y pasaron mucho tiempo juntos durante las vacaciones.

Ojalá levantara la mirada. Ojalá dijera algo. Desearía que lanzara cosas, gritara o hiciera algo para dejar de parecer una cáscara sin vida.

Ojalá pudiéramos hacer algo para ayudarlo.


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—Entrad o marchaos. Pero hagáis lo que hagáis, cerrad la puerta.

Hermione miró brevemente a Ron y cruzó el umbral, haciéndose a un lado para permitir la entrada a su novio, quien también traspasó la puerta con paso vacilante. Acto seguido, la chica cerró y miró a su alrededor. El aula de pociones se veía diferente por la noche; parecía mucho más grande que cuando estaba llena de estudiantes; los calderos vacíos colgaban de sus ganchos, espaciados de manera uniforme; los armarios centelleaban suavemente y los ingredientes nocivos almacenados en cientos de frascos tenían un aspecto particularmente inofensivo. Un pequeño fuego ardía detrás de Harry, quien estaba sentado en el escritorio de Snape.

Ignorando la indecisión de Ron, Hermione se acercó a su amigo y lo envolvió en un fuerte abrazo. Éste no lo rechazó, e incluso levantó levemente los brazos para devolvérselo. El moreno miró por encima del hombro al pelirrojo, que seguía parado cerca de la puerta.

Ron tragó saliva y se dirigió hacia la parte delantera de la habitación.

—Hola, Harry.

La habitación se quedó en silencio por unos instantes.

—Ron.

—Siento lo del profesor Lupin. Estoy seguro de que todo...

—¿Cómo te has enterado? —preguntó Harry con brusquedad.

Hermione lo liberó de su abrazo y se sentó sobre el escritorio, a un lado de su amigo, sintiéndose un poco culpable por tomarse tanta libertad con el mobiliario escolar.

—El Sr. Weasley nos lo ha contado. Creo que se supone que nosotros no deberíamos habernos enterado, ¿no? —la castaña miró a su novio.

—Dumbledore se los debió contar a mis padres tan pronto como se enteró. Mis padres conocen al profesor Lupin desde hace mucho tiempo, y supongo que pensó que tenían derecho a saber lo que estaba pasando. Mi madre no nos dijo nada, como de costumbre. Todavía cree que necesitamos protección —afirmó con claro disgusto.

Aqua FrescaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora