Todo estará bien

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El brazo le ardía como si le hubieran puesto un hierro ardiendo al rojo vivo, no podía evitar que las lágrimas cayeran de sus ojos, ni siquiera las palabras de consuelo de su madre lo podían calmar, lo habían marcado, oficialmente era un mortifago.

Todo ocurrió después de su quinto año, una vez que a su padre lo encarcelaran por atacar en el Ministerio de magia donde no solo atento contra la vida de sus compañeros de colegio si no que también presenció la muerte de Sirius Black aunque el no participó en su muerte sino su tía de igual forma fue culpable de todo y fue en ese momento donde el se dio cuenta que estaba jodido.

Al regresar de Hogwarts se dio cuenta que en la mansión no solo estaban mortifagos viviendo en ella también el mismísimo Voldemort, al verlo un escalofrío le recorrió todo el cuerpo pero no se inmutó, su padre le había enseñado bien a controlar sus emociones lo único que hizo fue inclinarse haciéndole una reverencia de respeto aunque en el fondo lo estaba maldiciendo por haber acabado con su familia.

-Levántate joven Malfoy-siseó Voldemort, con pasos lentos se acercó a Draco y este se levanto, sin siquiera preguntar nada le tomo el brazo izquierdo y con un movimiento de varita dejo al descubierto su brazo y con esta lo marco sin siquiera pestañear, un dolor abrazador le recorrió por todo el brazo, sentía como si el fuego estuviera tocándolo, era insoportable- con esto espero que no cometas ningún error como lo hizo el inútil de tu padre, tienes una misión al regresar al colegio, debes matar a Albus Dumbledore, si no lo haces tendré que tomar otras medidas, tal vez tú madre sea la siguiente.

-N-no fallare mi señor- titubeó al contestar, era tanto dolor que necesitaba toda su concentración para no gritar en ese momento.

-Y para que no lo olvides-lo apuntó con su varita-Crucio-Draco callo al suelo del dolor, se permitió gritar en ese momento ya que nadie podría soportar el dolor de la maldición, grito por el dolor de la marca, grito por el hechizo, grito por su madre, por su padre y la impotencia que sentía al no poder hacer nada- si fallas, matare a tus padres uno por uno y cuando ellos mueran frente a ti tu los acompañarás, ¿queda entendido?

-S-si mi señor

-Bien, retirarte de mi vista.

Con las pocas fuerzas que le quedaban y con ayuda de su madre subió hacía su habitación de la mansión, ahí se permitió descargar todo lo que no había podido hacer, no podía fallar la vida de su familia dependía de él, era inteligente y podría hacerlo, solo necesitaba armar un plan.

Puedo hacerlo, se dijo así mismo para darse fuerza, tenía una motivación, salvar a su familia.

-o-

No puedo hacerlo

Ya llevaba meses tratando de arreglar el armario para darle paso a los mortifagos hacia Hogwarts pero no funcionaba, cada vez que tenía algún avance algo salía mal y no olvidar los desastrosos intentos para matar a su director, un collar maldito y una bebida envenenada no pudieron hacerle  nada, pues claro estamos hablando de el mago más poderoso como algo tan patético como eso pudiera matarlo.

Podía sentir el estrés aumentando día con día, las cartas que le mandaba su madre asegurándole que estaba bien no lo calmaban, sabía que le ocultaba la realidad de las cosas pero no podía hacer nada por ella desde Hogwarts, lo único que le quedaba era lograr su misión.

Lo peor de todo era que el imbecil de Harry Potter no lo dejaba en paz, siempre andaba tras de el investigando lo que hacía, era estresante. Con el pisándole los talones era imposible que pudiera avanzar más sumándole a eso que Snape también trataba de controlarlo para que se apresurara con el plan, solo tenia 16 años, era un niño jugando a ser adulto.

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