Imagina que el Covid-19 llegue a tu casa, pero no de la típica manera en la que te lo imaginas; con todos los síntomas y las complicaciones, sino en persona.
Esto es lo que le ocurre a Mel Steiner. Ella recibe al Covid en carne y hueso.
Con esta v...
Mel miró a su madre. Sus grandes ojos oscuros estaban bien abiertos. Ella pensó en cual mentira podía inventar para calmarla, pero Covid interrumpió sus pensamientos.
-Mary Steiner, otra rubia teñida -dijo Covid refiriéndose a su madre-¿Es que les avergüenza mostrar su pelo negro natural?
Observó como su madre abría la boca más de la cuenta y se hacía la ofendida. Era típico en ella.
-¿Cómo te atreves a ofender así a mi madre? -dijo Mel.
-Solo digo la verdad -dijo Covid encogiéndose de hombros- Tú quieres comprarte lentes de contacto porque no te gustan tus básicos ojos negros. Te maquillas para ocultar tu básica cara, y te colocas todo tipo de joyas para realzarte porque en el fondo piensas que eres fea. Tengo un buen tiempo observándote, Mel Steiner.
Qué cosas estaba diciendo ese chico...¿Era un Alien? ¿Un brujo?
El miedo se deslizaba por su cuerpo como el agua por un río. Miró a su madre que seguía sorprendida, y luego miró al chico, que estaba relajado. Apretó los puños dispuesta a olvidar sus modales y darle unas buenas palizas, pero la voz de su padre detuvo sus intenciones.
-¿Qué mierda pasa aquí?
Su padre le pasó por el lado a su madre con una pistola en la mano.
Llevaba puesto un juego de pijamas azul, y su gorda barriga estaba al descubierto. Su calva brillaba a la luz de las bombillas, y sus ojos negros miraban con furia a Covid.
-¡Robert que haces con esa arma por Dios! -dijo Mary con su aguda voz.
-Cállate mujer. Covid sonrió, al parecer todo le causaba gracia.
-Oh señor Steiner, baje esa pistola, usted es mi miembro favorito de la familia.
Melvin Steiner, su hermano pequeño de 10 años, apareció sonriente y le lanzó una mirada divertida a Covid.
-¿Papá este es el novio de Mel?
-Hola pequeño -dijo Covid sonriéndole devuelta- Tú también me agradas.
-Tú cabello es genial amigo.
-¿Quién eres? -dijo Robert apuntándole a Covid.
-Aquí vamos de nuevo...Mucho gusto señor Steiner, mi nombre es Coronavirus, mejor conocido como Covid-19, pero para amigos soy simplemente Covid -guiñó un ojo.
Sentía como la rabia se adueñaba de su cuerpo, quería ser ella quién tuviera la pistola de su padre para dispararle a ese arrogante chico, pero una dama como ella, con toda esa reputación por detrás, no cometería un acto así. Aunque si su madre no estuviese presente, le hubiera dado unas cuantas palizas.
-No estoy para bromas, muchacho -dijo Robert frunciendo el ceño.
-Sí, eso es cierto -dijo Mel-Mi padre es la persona más seria del mundo, no se ríe si no es por un partido de beisb...
-Cierra la boca Mel -ordenó Robert.
Su hermano seguía alrededor de Covid, admirando en silencio los colores de su cabello.
-Te voy a disparar -dijo Robert.
-Oh Robert, ¿QUE ESTAS HACIENDO? BAJA ESA ARMA -gritó Mary.
¿En serio le va a disparar?
Oh Dios, esto está yendo demasiado lejos.
Covid tomó a Melvin por la muñeca, y lo abrazó de modo que este no pudiera escapar.
Por primera vez en mucho tiempo se preocupó por su hermano. Sintió esa cosa amarga en lo más profundo de su ser, esa cosa fea y detestable que la hacía temblar. No quería que le hicieran daño al pequeño, sentía miedo, mucho miedo.
Los ojos de Melvin parecían desorbitarse mientras sus labios se movían sin emitir sonidos. Su rostro aturdido, y su mano moviéndose sin ningún ritmo. Estaba desesperado.
-Papá -dijo Mel-Melvin...él lo está ahoga...
-Silencio -ordenó Robert.
-Debería prestarle atención a su hija, señor Steiner -dijo Covid-. En estos momentos si no baja esa pistola su hijo morirá ahogado.
-¡Mi pequeño! -gritó Mary acercándose, pero Robert la detuvo bajando el arma.
-¿Me-Melvin estás bien? -dijo Robert, la angustia se presentó en su rostro.
-Papá me... estoy ahogando -susurró Melvin.
Melvin, no. Tú no puedes morir ahora, Dios, Como llegamos a esto, ahora no...
Su padre bajó por completo la pistola, y Covid soltó a su hermano.
El pequeño Melvin fue corriendo a los brazos de su madre y lloriqueó en sus caderas.
-Él es malo, mamá, muy malo.
-Todos dicen eso de mí, Melvin, pero algunos deciden sacarme algo bueno, no te imaginas lo que puedo enseñar. Casi puedo ser maestro.
-¿En-en serio eres un virus? -dijo Mel, curiosa.
-Steiners, ha sido un placer conocerlos -dijo Covid en tono divertido ignorando su pregunta- He pasado 14 días de manera invisible con ustedes, y justamente hoy he llegado a materializarme. Tengo mucho sueño, así que mejor me voy a dormir. Mañana seguimos hablando.
Covid bostezó, se dirigió con toda la normalidad del mundo a la sala, y luego ella lo escuchó subir por las escaleras.
-¿Qué vamos a hacer? -dijo Mel.
-Yo me largo a dormir -dijo Robert restándole importancia al asunto-Mañana sabremos que hacer con ese chalado.
Esa noche se fue a dormir igual que todos en la casa. Supuso que Covid dormiría en el cuarto de huéspedes, pero eso no hizo que se calmara. Tenía muchas dudas, muchas preguntas, su mente era una ametralladora, y cada bala un pensamiento.
Sentía miedo por no saber que pasaría al día siguiente. No quería enfermarse y mucho menos morir, incluso dejó de hablarle a una amiga solo porque se enfermó de gripe. Andar con una persona enferma era algo que su madre nunca haría, y ella mucho menos, eso dañaría su reputación.
