➳Capítulo 5★

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༘Noticia inesperada

¿Qué? ¿desempleado?

Mel apenas se estaba despertando. Su padre hablaba lo bastante alto y fuerte para que se escuchara en toda la casa.
En esos instantes entre la realidad y el sueño, lo estaba escuchando.
Sentía un extraño dolor en su espalda, e incomodidad en la garganta.

—¿Pero cómo mierda me dices que perdí el empleo?....No, escucha, escucha, estoy contagiado de Covid deben darme una maldita licencia….¿Cómo que así no funcionan las cosas?

Sus ojos se abrieron a tal punto, que parecían dos chorotes.

Desempleo.

Esa palabra hacía eco en su mente y las consecuencias no eran buenas. Desempleo significaba que sería pobre, si era pobre no podría comprarse sus lentes de contactos azules, tampoco comprar cosas caras, ni…

—¡Teñirme el pelo de gris como lo planifiqué el año pasado!

Todo era culpa de Covid, él solo había traído problemas en su familia.

Se levantó dispuesta a encararlo, pero luego recordó que no se había arreglado, así que se dirigió al baño.

Una vez allí pudo escuchar mejor la conversación que sostenía su padre del otro lado.

—Entonces es definitivo ¿no?

Se lavó la cara, tomó un paño, y se secó dispuesta a maquillarse.

—¿Ahora soy un puto desempleado?, perfecto, entonces todos los años que trabajé en su empresa se los pueden pasar por el…

Oficialmente su padre había sido desempleado.
Miró su reflejo, estaba atónita. Sus ojos negros aparentaban salírsele de las órbitas. Pensó que ahora sería pobre y no tendría dinero para comprarse un maquillaje que cubriera sus ojeras, sus espinillas, y le diera color y vivacidad a su feo rostro.

Cada vez que se miraba tal y como era en el espejo, se aborrecía, era patéticamente normal.
Pelo negro, ojos negros, piel tan blanca que aparentaba tener anemia y un cuerpo delgado que tenía miedo de perder.

Empezó a maquillarse, dispuesta a disfrutar de una de las últimas veces en las que podría hacerlo.

✩。:*•.──  ❁ ❁ ──.•*:。

Covid estaba sentado en el mueble de la sala leyendo un libro. Ella lo veía relajado y concentrado en su lectura.

Míralo, tan patéticamente tranquilo…¡Cuánto lo detesto!

En el pasillo su madre y su padre cruzaban de un lado a otro discutiendo.

—¿Entonces qué? —dijo Robert. Estaba con una bermuda, y gracias a que no llevaba camisa, su gran barriga resaltaba —¿Qué mierda hago mujer?, me despidieron, listo.

—Oye amor, ponte una camisa —dijo Mary caminado tras él—, es que me desconcentra hablar contigo así, viendo toda esa grasa y…

Se acercó a Covid, le quitó el libro y lo lanzó lejos.

—Oye ¿por qué eres tan insolente?

—¿Insolente yo? —dijo ofendida—¿Quién fue el que se metió a mi casa sin permiso?

Él sonrió. Colocó ambas manos detrás de su cabeza y se acomodó en el mueble. En vez de enojarse, se relajó aún más.

—¿Quién fue a China en plena dispersión del virus solo para cumplir un capricho? Tú me buscaste Mel Steiner, era mi deber acudir a tu inconsciente llamado.

Su padre y su madre volvieron a cruzar por el pasillo con su discusión.

—Tienes que sacar los ahorros y tomar prestado un millón.

—¿Un millón? —dijo Robert—. Mujer ¿para qué diablos voy a endeudarme por un millón?

—Mis cirugías y las lentillas de tu hija no se pagan solas, además, la cocina necesita unas…

El caos parecía ser su nuevo mundo, y lo detestaba, pero luego recordó que internamente había vivido en un caos mental.

—Ahora serás Mel pobre Steiner —dijo Covid.

—Eso es discriminación —dijo Mel.

Cruzó los brazos y se sentó en otro mueble frente a él. No entendía como se atrevía a herirla de esa manera. Ese era su mundo, no era un juego, su vida estaba pendiendo de un hilo. En un segundo todo se había venido abajo, y él descaradamente se ponía a jugar con la situación.

—Creo que me agradarías más siendo pobre —dijo incorporándose—, así no tendrías que dibujarte una cara, ni teñirte el pelo, ni querer usar lentes de contacto. Serías tú.

—Yo trabajaré para comprar lo que necesite. Y que me guste el maquillaje no significa que me “dibuje una cara” —dijo a la defensiva, odiaba que le restregaran la verdad en la cara. Se sentía como un vaso de cristal, un vaso tan delicado que al dejarlo caer solo un metro en el suelo se rompía.

Su padre caminaba apresurado por el pasillo, y se estrujaba el rostro con las manos. Su madre lo tomó del brazo.

—Sabes que te amo Robert, ¿verdad?

—Cogeré el millón de dólares, ¿está bien? Ahora prepárame un té, creo que tengo fiebre.

—¿Té? Robert no tengo ni idea de cómo preparar un té, eso de encender estufas no se me da muy bien, además…

Sonrió, habría suficiente maquillaje por un buen tiempo.

—¿Por qué sonríes? —dijo Covid, escrutándola con su intensa mirada.

—A ti que te incumbe.

—Eres tan superficial —susurró dirigiéndose a recoger su libro.

A pesar de haberse tomado una pastilla, el dolor de espalda continuaba azotándola. Y al parecer no era la única, pues en el desayuno había oído a su madre quejándose por lo mismo, y a su padre tosiendo reiteradas veces, pero nada de eso importaba porque no sería pobre por un buen tiempo. La alegría que sentía era superior a cualquier dolencia.


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¡Holis!

Tantas cosas en el mundo y al Mel Steiner le aterra el hecho de ser pobre, ¿Wtf? No entiendo a esta chica.

⚠️Nota: Recuerden que no comparto las ideas o pensamientos de mis personajes, esto es solo ficción.

ღ✎¿Les gustó este cap?

•¿Se rieron por las actitudes de Mel y Covid?

•¿Creen que Mel podría quedarse en banca rota?

Espero lo hayan disfrutado. No se olviden de votar y comentar, eso me indica que les gusta y me anima a seguir publicando.

Buena vibra para todos, y recuerden que nos leeremos pronto.



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Covid: Un giro inesperado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora