El día estaba helado, el otoño ya se estaba haciendo notar en la ciudad española.
Seguí a Guillermo hasta la cafetería como cada mañana; se pidió su café y como siempre, allí estaba Samuel sentado hundido en los libros y centenares de hojas resaltaras con rotuladores de colores fosforescentes. Guillermo lo pasó por alto y continuó hasta la mesa en dónde se sentó en la silla mirando hacia el exterior por la ventana. Él miró su mano, su hilo no aparecía aún y a él lo hacía sentir en una sutil soledad. Bajó su cabeza hasta que su frente chocó contra la firme madera de la mesa y suspiró.«Estoy destinado a estar solo» Pensó.
Del otro lado de la cafetería estaba Samuel, quién levantó unos segundos la vista y luego la volvió a bajar, pero volvió a subirla cuando notó una cabellera oscura.
Dejé que un bolígrafo cayera al suelo, Samuel se agachó para tomarlo y vio en la vidriera un pastel de fresas. A él se le ocurrió una idea.
Llamó a la agradable mesera.
-Disculpe, ¿podría darme dos rebanadas de ese pastel?- Pidió apuntando al pastel de fresas y ella asintió.
«Sonríe, sólo es un mal día, no una mala vida :) - S» Escribió sobre un paper stick con un bolígrafo morado, el cuál yo había dejado caer.
-¿Puede llevarle éste a al chico de allí?- Habló Samuel cuando tuvo ambos platos y pegó el papel en el borde de uno de estos- Y quédese con el cambio- Dijo dandole el dinero.
La chica atravesó la cafetería entre las mesas y llego frente a Guillermo, que aún se encontraba en su posición. La chica dejó el plato sobre la mesa y se retiró sin decir nada. Él levantó la mirada algo confundido y leyó la nota. Levantó la mirada, pero no encontró al responsable del obsequio. Volvió su mirada al pastel y tomó el papel doblándolo en cuatro para luego meterlo dentro de su carrera entre sus identificaciones.
Guillermo inconscientemente sonrío mirando el pastel a un lado de su café que aún desprendía calor. Talló sus ojos que dolían por el cansancio, no es fácil dormir con depresión.
-¿Qué se supone que tengo que hacer, señor Destino?- Me preguntó Guillermo, aunque yo sabia que él no sabía que yo estaba aquí junto a él.
-Sólo haz lo de siempre- Respondí, aunque él no me oyó- Evita robarme el trabajo, que tú puedas ver mis hilos no significa que seas tú el Destino.
Samuel miraba disimuladamente a Guillermo a escondidas porque él sabía que si lo veía sólo se alejaría.
No es fácil sacar a alguien de la depresión, y eso Samuel lo sabía, pero según él; hay que luchar por las cosas que se quieren.
Yurushi por no poder actualizar tan seguido o a horario. En fin, espero que les haya gustado. También espero que voten y comenten si les gustó.
Saludos.
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Red thread. ||Wigetta. | Rubelangel.||
RomanceEl hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca romperse. || Wigetta Rubelangel ||