Perdiendo.

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Vi a Rubén despertarse, tenía la cara hundida en el pecho de Miguel, quién se quedó dormido en su cama. Silenciosamente se levantó en ropa interior ya que él solía dormir así, lo contrario a Miguel que siempre traía ropa ya que sufría de frío. Volteó a ver a su compañero que roncaba levemente; como una respiración profunda.

Anoche, Rubén había tenido una pesadilla y los gritos despertaron asustado a Miguel, quién corrió a su habitación para calmarlo. Aunque Rubén no recordaba eso, ya que tan sólo con el tacto de Miguel ya se calmo, volviendo a dormir dando sollozos silenciosos.

Rubén se acercó a Miguel y le quitó sus gafas; se había quedo dormido con ellas puestas. Las cerró y las dejó sobre la mesa de noche. Estiró su mano y acarició el pelo mientras dormía.

-Gracias, Mangel...

Dijo en murmuro.

Cogió su movil y cruzó el pasillo, y la sala para llegar a la cocina aún en ropa interior. Se preparó leche con cereales de chocolate y se dirigió a la sala, donde encendió la televisión.

Ahora, en la habitación de Rubén, Miguel despertó. Algo aturdido, se levantó y tendió la cama.

Los pasos de Rubén se aproximaban, pero se desvió al baño.

Miguel se sintió mal por no haberlo acompañado en el desayuno, un tiempo que compartían antes de hacer la rutina del día. Se colocó los anteojos y juntó la ropa que había dejado anoche su acompañante sobre la cama, que luego terminó en el suelo.

Suspiró.

Su mirada se dirigió a un marco en la mesa de noche; una foto de hace algunos meses. El orden era el siguiente; Miguel, Rubén y la novia del anterior.
A Rubén no le gustaba hablar mucho de ella, era una chica que conoció en una fiesta; ella iba vestida de un personaje japonés. Posiblemente, esa era la razón por la cuál Rubén se haya fijado en ella.

* * *

-Vamos, Mangel- Insistió Rubén por décima vez en treinta minutos, tratando de convencer a Miguel de jugar un morboso juego de grageas asquerosas.

Rubén lo miró suplicante, Miguel suspiró.

-Vale, pero será la última vez- Respondió rendido, aunque hasta él mismo sabía que sólo lo hacía porque le gustaba que Rubén le suplicase.

Una cámara apuntaba hacia ambos, esperando a que alguno empezase a hablar.

Rubén suspiró.

-¡Muy buenas, criaturitas del señor!- Exclamó, entrando en personaje- Hoy estamos aquí, en casa con mi amigo Mangel- Habló pasando uno de sus brazos por los hombros de Miguel que lo miraba- Saluda, Mangel.

-Muy buenas- Saludó a la cámara.

-Y hoy vamos a hacer un reto, o challenge de las gárgaras asquerosas de Harry Potter- Siguió Rubén- El reto consiste en que ambos cogemos una y tenemos que comerlas.

-¿Sólo eso?- Preguntó Miguel, ya que él no sabía de qué se trataba el nombrado reto.

-Sí- Respondió Rubén de manera obvia- Pero, el conveniente es el siguiente...- Habló cogiendo una de las cajetillas- Algunas de estas están malas.

-¿Qué? ¿A qué te refieres?- Preguntó observando a Rubén, quien leía el anverso de la cajita.

-Hay algunas que saben a tierra, por ejemplo- Explico- O huevo podrido- Apuntó con su dedo índice sobre la caja.

-Joder, tío, ¿en serio?- Preguntó incrédulo- Eres un masoquista.

-Vale, empecemos- Habló Rubén frotando sus manos.

-Alto, Rubius- Lo llamó Miguel.

-¿Qué sucede, Mangel?- Preguntó desenvolviendo la cajetilla del plástico.

-¿Desde cuándo estáis grabando vídeos?- Cuestionó- ¿Qué harás con el?

-Desde...no lo sé, una semana- Respondió dejando la cajita sobre la mesa de café una vez abierta- Y lo editaré.

-Y, ¿luego?- Preguntó observando cada movimiento de Rubén.

-A Youtube- Respondió voltean a verle- Por cierto, mañana, durante la noche jugaré a Slenderman.

-¿Y? ¿Qué pretendes?- Preguntó a la defensiva.

-Sólo que es la razón de mis gritos- Respondió frunciendo el ceño- Vale, ¿seguiremos grabando? O ¿te pondrás pesado, tío?

- Vete a la mierda- Dijo levantándose del sofá.

-¿Ahora qué coño te sucede?- Le preguntó sin entender el porqué del enojo de su amigo- ¿Sabes qué? Vete, llamaré a Alex para que grabe conmigo- Habló dejando la cajetilla sobre la mesa de café y se paró saliendo de la sala.

-¡Eres un gilipollas!- Lo acusó Miguel desde su lugar, realmente se había ofendido.

-¡Vete! ¡Vete con Cheeto! Que por él harías lo que fuera- Le gritó celado, realmente no sabía lo que decía y luego se arrepentiría.

-Eres impresionante, Rubius- Habló irónico- Sólo quieres a alguien que se arrastre a tus jilipolleces- Caminó hasta la puerta decidido a retirarse.

-Si es lo que tú crees pues vete de aquí- Volvió a repetir- Crees que eres el único amigo que tengo, pero ¿sabes qué? ¡No lo eres!- Realmente, mentía.

-¡Pues me iré y espero que te vaya bien, tío popular!- Se burló desde la puerta, mientras que Rubén seguía en la cocina.

-¿Recuerdas esa cosa amarilla redonda que brilla en el cielo? ¡Vale, la tierra gira alrededor de ello, no de ti!- Habló sin darle la cara a Miguel.

-Vete a la mierda- Dijo sin más que decir.

-Ya estoy contigo- Respondió burlón.

-Lo siento si alguna vez te traté como la basura que eres- Dijo para finalmente salir del departamento.

-Gilipollas- Murmuró al silencio. Anduvo hasta la sala, y oyó el pitido de un móvil; era el de Miguel. Se lo había olvidado.

«¿has hablado con Rubius?» mostraba en la pantalla, era un mensaje de un contacto que hizo enojar a Rubén, «Cheeto».

Como alma que lleva al diablo, Rubén cogió el móvil e intentó desbloquear la pantalla, pero fue en vano y lo estrelló contra el suelo. Su corazón levemente se paró al notar lo que acaba de hacer.

«Soy un gilipollas» pensó.

Levantó el móvil del suelo y llevó las yemas de sus dedos a su boca con nerviosismo.

-Jamás me lo perdonará- Murmuró.

Red thread. ||Wigetta. | Rubelangel.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora