Chapter 14

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Una semana atrás

–Haremos algo, no los delataré– decía la de edad avanzada –Todas las noches, luego de la cena, vendrán y ayudaran a limpiar la cocina– estaba cruzada de brazos y con el ceño fruncido –Por toda la semana y así cumplirán con el desastre que dejaron la otra noche–

Elena los estaba castigando por haber dejado todo como un desastre y haber huido hace un par de noches. Louis y Harry estaban mirándola atentos y asintiendo cada vez que ella les ordenaba algo.

–Entonces, si ambos venimos toda la semana y te ayudamos a limpiar todo, no le dirás al director?– preguntaba el de ojos azules.

–Exactamente, ustedes ayudan y se salvarán de una suspensión– seguía con su semblante serio –Tampoco es que van a morir por lavar los platos–

–Está bien, gracias por esto Elena. De verdad lamentamos haber dejado tal desastre– tenía la mirada baja y triste.

–Harry, te conozco desde los 10 años– dijo ella con media sonrisa –Poner ojitos de perro mojado no te salvará, ni a ti ni a Louis–

–No pierdo nada con intentar– sus hoyuelos se marcaron.

-.-

–Tete– llamó a su amiga –Podrías decirle al profesor Watts que no pondré asistir a su clase de hoy? Sólo si tienes tiempo de pasar por la clase– decía la de ojos marrones.

–Si si, veo de pasar y le digo– respondió restando leve importancia –Por qué no vas?–

–Mi abuelo vendrá a verme– dijo desganada –Espero que todo salga bien– la miraba esperanzada.

–Le vas a presentar a Ezra?– se acercó a la rubia.

El abuelo de Ilona era un hombre muy crítico y muy difícil de satisfacer o sorprender. Además de ser una persona muy fácil de decepcionar. La rubia siempre se esforzaba por tratar de impresionarlo, pero rara vez lo lograba.

Cuando le presentó a su primer novio, el de mayor edad quedó encantando por las habilidades físicas de este. Un jugador de fútbol importante y esencial del equipo. El hombre hasta se había encariñado, a Ilona le agradó eso ya que pudo tener la aprobación de su abuelo, la persona más importante para ella.

A pesar de lo duro que podría llegar a ser, era un hombre fiel y de familia, sobreprotector pero amable. La rubia siempre lo admiró, a pesar de que con los años este se volvía más exigente con las habilidades de ella. Su abuelo fue quien le enseñó a tocar el piano, fue su forma de acercarse a ella sin necesidad del habla, o no tanto. Ambos se entendían mediante el sonido de las teclas de aquel viejo piano.

–Dobryy den', dedushka– saludó la rubia mientras el mayor levantaba su vista de aquel viejo libro.

–Buenas tardes vnuchka– respondió, estaba un poco serio –Cómo fueron tus calificaciones?– tenía su acento marcado a pesar de no estar hablando su lengua natal.

–Bien, mantengo mi promedio de 9 en todas las asignaciones– por más que pareciera estar tranquila, estaba muriendo de nervios.

–Entonces eso quiere decir que ya tienes tiempo libre, no?– la miraba relajado pero sin perder el toque serio y firme en el.

–Si– se agarraba de las manos para que no se movieran por los nervios –Kak sebya chuvstvuyet babushka?–

Enarcó una ceja antes de contestar –Namnogo luchshe spasibo za vopros– no es que le pareciera raro, pero la actitud de la rubia era diferente –Te sucede algo? Vine a ver como estas, no quiero causarte un malestar con mi llegada vnuchka–

-Coláste Deliah- //L.S//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora