Capítulo 1

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La tarde comenzaba a caer, mientras que los rayos del sol se colaban por la ventana de la vieja casa. Frente a la fogata, la pequeña Alice observaba fascinada las danzantes llamas que consumían la madera poco a poco. También se hizo partícipe el viento que amenazaba con apagarlas, pero como si de esquivarlo se tratase, estas se movían rápidamente, como si lucharan para seguir encendidas. Aunque sus ojos permanecían fijos en el fuego, una pregunta rondaba por la mente de la pequeña.

- ¿Lady Brigid, por qué todos creen que somos malas o estamos malditas? - La curiosidad se reflejaba en su voz.

- No somos malas cariño, las personas están muy equivocadas - Lady Brigid se acercó lentamente acariciando la negra cabellera de Alice, mientras los ojos de esta brillaban expectantes a su respuesta. - Somos mujeres sabias e independientes, que al pasar de los siglos hemos ayudado a consolar el dolor de los mortales, esos mismos que ahora nos rechazan y nos temen.

- ¿Por qué nos temen? - Un tierno puchero asoma en el rostro de Alice.

- Lo de siempre - Se asoma a la ventana con Alice en sus brazos - El hombre le teme a todo aquello que no puede tener bajo su control.

- ¡Mami llegó!

-Vamos cariño, tu mami nos espera - Con sonrisas se dirigen a la puerta a recibir a Cassandra.

- ¡Cassandra! - Un grito ensordecedor estremece todo y después no hay nada, nada.

En el presente...

- ¡Alice regresa! - Intento reaccionar, pero no lo consigo.

- Les dije que esto era peligroso, estamos perdiendo el vínculo y se podría quedar atrapada en un bucle del tiempo - La voz de Leviatán haciendo gran eco en mi cabeza es lo único que hay entre toda la oscuridad.

El desespero me inunda recorriendo todo mi cuerpo, pero no de una forma corpórea. No había sentido esto antes, como si el miedo recorriera cada parte de mi ser. Se siente como estar encerrada intentando desesperadamente salir, pero no sabes de dónde, sólo deseas que la sensación se vaya, el corazón se agita y las voces en tu cabeza dan vueltas a punto de volverte loca, sientes todo y la vez te sientes en la nada.

- Leviatán, hagámoslo ya - Florence da la orden y las voces conjurando retumban alrededor haciendo un camino, la salida que buscaba y se siente como si mi alma volviera a mi cuerpo, el miedo y el desespero ahora son palpables.

Sin embargo, la decepción me inunda de inmediato, esperaba conseguir respuestas de lo que pasó ese día, respuestas que nadie más puede darme y creí tener, las creí olvidadas, pero al parecer no están o alguien las borró.

- ¿Alice? - Los ojos azules de Leviatán son lo primero que veo.

- Estoy bien... pero no entiendo - Me incorporo y salgo de aquel círculo que yace distorsionado sobre el suelo. - ¿Cómo no están ahí mis recuerdos? ¿Quién demonios los ha quitado? ¿Lo habré olvidado? ¡Imposible!

- ¿A qué te refieres?

- No hay nada. ¡Nada! - Salgo corriendo del salón.

Después de correr por unos minutos, paro a la mitad del pueblo. Veo cómo la tarde cae y el ritmo apresurado de mis pasos también. Este pueblo es solitario y viejo, no tiene nada especial, lleno de casas comunes con tejados empinados, árboles frondosos que escurren las últimas gotas de una llovizna reciente esperando que llegue una nueva, lo extraño sería que el cielo se encontrará sin nubarrones, muchos lo llaman "El pueblo que llora" y ya entiendo por qué.

Traigo a memoria lo ocurrido anteriormente y no logro entender qué pasó con mis recuerdos, no es posible que sólo se hayan desaparecido, la gran parte de mis recuerdos de la niñez ya no están, como si hubiera desaparecido por todo ese tiempo y luego aparecí en la academia por arte de magia, eso no es posible, algo pasó conmigo, no puede simplemente no haber nada, es como si hubieran retirado lo que fui quitándome una parte de mí.

Detrás de la escoba: El legado de una brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora