Tal como lo prometió Emilio en tan solo unos días después volvieron a verse para comer juntos, porque era obvio que no iba a querer salir y dejar solo a David a menos que fuera necesario.
Joaquín no tenía problema en que sus citas siempre fueran en el departamento del rizado, había demasiadas cosas que hacer y lo importante era la compañía.
El tiempo paso tan rápido que cuando menos se dieron cuenta ya llevaban un poco más de tres semanas saliendo. Ambos querían tomarse el tiempo antes de dar el siguiente paso, pero los últimos días Emilio no podía quitarse de la mente el poder pedirle al castaño ser su novio, desde hace algunos días, aunque decidió esperar quería hacerlo más especial él se lo merecía.
— Ya está todo listo —dijo David entrando a la habitación donde estaba su hermano, sacándolo de sus pensamientos.
— Gracias por ayudarme —agradeció el rizado, levantándose para ir al balcón donde estaba todo, sorprendiéndose al ver todo tan lindo.
— De nada, ya no tarda en bajar así que iré a mi habitación para no interrumpir —comentó David subiendo a su cuarto.
El rizado soltó un suspiro solo esperaba que le dijera que sí.
El sonido del timbre retumbó toda la casa, Emilio rápidamente abrió la puerta encontrándose con el castaño sonriéndole, soltó un suspiro al ver lo lindo que se veía con un suéter azul clarito y sus característicos broches del mismo color.
— Hola, bonito —susurró el rizado dándole el paso al contrario.
— Hola, traje helado quizá podríamos comerlo más tarde, al menos que tú no quieras —musitó Joaquín sonrojándose un poco.
— Por mí está bien, hice brownies quizá les podríamos poner el helado encima —comentó.
En cuanto el castaño sonrió un poco, Emilio se acercó y lo tomó por la cintura, para unir sus labios, empezando un ritmo suave. Al separarse momentos después ambos estaban algo sonrojados, pero con una gran sonrisa, les encantaba besarse.
— No me dijiste que haríamos hoy —susurró Joaquín, haciendo un pequeño puchero.
— Cenaremos en el balcón, donde te tengo una sorpresa —dijo el rizado, sintiéndose mucho más nervioso.
El castaño sonrió, Emilio le pidió cerrar los ojos y así lo hizo, sintiendo como lo guiaban a pasos lentos, deteniéndose momentos después.
— Antes de que abrás los ojos quiero que sepas que eres muy importante para mí, y te quiero demasiado, sin importar cuál sea tu respuesta —susurró el rizado contra el oído del menor— Ábrelos.
Joaquín hizo lo que le pidieron, aunque al principio su vista no se enfocó por lo que parpadeo múltiples veces. Cuando vio todo perfectamente acomodado, con muchas margaritas decorando todo el lugar, además de algunas velas, pero lo que lo sorprendió fue ver un cuadro perfectamente pintado de ellos dos abrazados, sin poder evitarlo las lágrimas se hicieron presentes.
— Es hermoso —musitó el castaño, abrazando fuertemente a Emilio, por los hombros.
— Será más hermoso —susurró el rizado causando que el menor se separe del abrazo para verlo con rostro confundido— Sé que dijimos que nos tomaríamos un tiempo para conocernos, pero ya no quiero esperar más, quiero que me des la oportunidad de amar, mejor dicho de amarte... Mi bonito ¿quieres ser mi novio? —dijo extendiéndole una margarita.
Joaquín llevó sus manos a su rostro, mostrando lo sorprendido que estaba por toda la situación.
— Por supuesto que sí —respondió el castaño antes de volver a abrazar a su ahora novio— Te amo Emi —confesó sin darse cuenta de lo que dijo, hasta momentos después.
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La Oportunidad De Amar Con Margaritas
FanfictionUn amor y tranquilidad por las margaritas, provoca que Emilio conozca por primera vez a una persona que quiera y acepte de quien que ha cuidado, procurado desde siempre. Logrando que quizá se dé una oportunidad.