El sábado llego y Emilio estaba más nervioso que nunca, preparo la cena con ayuda de su hermano, acomodo la mesa en balcón para darle un mejor toque. Ahora estaba terminando de peinar sus rizos, cuando entró David.
— ¿Por qué no estás arreglado? —preguntó el rizado al ver a su hermano en pijama.
— No cenaré con ustedes, es su momento para hablar, conocerse y demás —comentó David— Y también tengo sueño.
— Ahora estoy más nervioso que antes —admitió Emilio, sintiendo como su corazón se aceleraba aún más cuando escucho el timbre.
— Yo abriré, tómate un momento antes de bajar, no quiero que bajes con cara de asustado —dijo, David bajando las escaleras para abrir la puerta— Hola.
— Hola, se que llegue antes de nuevo, pero no había tráfico —susurró Joaquín con las mejillas levemente sonrojadas.
— Descuida, ni hermano no tarda en bajar —musitó David con una sonrisa.
Momentos después se escucha ruido en las escaleras, por lo que voltean, las miradas entre el castaño y Emilio se unen, sonriéndose, sintiendo su corazón acelerarse.
— Te ves muy lindo —susurró en rizado deteniéndose frente al castaño.
— Gracias... T-también te ves muy bien —comentó Joaquín con sus mejillas sonrojadas, sintiéndose nervioso.
Los jóvenes estaban tan concentrados en ver al contrario que ni siquiera notaron cuando David se subió a su habitación.
— Espero que no te moleste, pero se me hizo una mejor idea cenar en el balcón, ya está todo ahí —musitó el rizado, guiando al castaño al lugar mencionado.
— Es muy lindo —murmuró Joaquín mirando detenidamente, lo bien que estaba acomodado todo, incluso con algunas velas, parecía una clásica cena romántica.
— Que bueno que te gusto, pero siéntate —dijo Emilio recorriendo la silla para facilitar que el contrario se sentará, dedicándole una sonrisa.
— Gracias —susurró Joaquín, viendo cómo el rizado se sentaba frente a él.
Emilio sintió aún más amplio antes de destapar ambos platos mostrando la comida perfectamente preparada, para después abrir la botella de vino y servir en las copas.
— No siquiera te pregunte si te gustaba el vino, que tonto —mencionó el rizado al darse cuanta de lo que hizo.
— Descuida, me gusta aunque no tomo mucho pues a veces me llega a marear, por mi nula condición al alcohol —musitó Joaquín soltando una pequeña risa, por la actitud del contrario.
— Tampoco soy de tomar —confesó Emilio— Cenemos.
Dedicándose una sonrisa comenzaron a disfrutar de los alimentos, mientras se dedicaban pequeñas miras y sonrisas. Ambos se serían bien en compañía del otro, era como si no existiera de nadie más, estaban bien y felices.
Al terminar de cenar solo recogieron los platos para después, regresar al balcón sentándose aún con su copa de vino en las manos.
— ¿Qué tal el trabajo? —preguntó el castaño rompiendo el silencio que llevaba instalado algo de tiempo, sin necesidad de ser incómodo.
— Bien, cada vez hay más trabajo, incluso estoy considerado el contratar a más personas para darnos abasto con todo lo que tenemos que hacer, para también no sobrecargar de trabajo a David —respondió Emilio, llevando la copa a sus labios para tomar un poco del líquido.
— Estaría bien —susurró el castaño, haciendo una pausa pensando que más podría decir— El mural que está haciendo le está quedando precioso, se divierte mucho en la florería y a mí me gusta estar con él, hace que el tiempo se pase mucho más rápido.
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La Oportunidad De Amar Con Margaritas
FanfictionUn amor y tranquilidad por las margaritas, provoca que Emilio conozca por primera vez a una persona que quiera y acepte de quien que ha cuidado, procurado desde siempre. Logrando que quizá se dé una oportunidad.