Sus labios como el más fino y dulce caramelo~
Sus mejillas rojizas de porcelana~
Sus ojos de la mas dulce miel~
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°Historia:Con fines de entretener
°Actualizaciones: Semanales
°Contenido: Homosexual-Chico×Chico
°Ship Principa...
Se estaba poniendo tan nervioso y preocupado ¡Solo le quedaban siete caramelos! ¿Qué iba a hacer cuando se terminen? ¿Cómo se iba a declarar? ¿Cómo reaccionaria? ¿Funcionaria? ¿Solo era un engaño?
-T-tengo muy poco tiempo.. -Murmuró entre dientes mientras estaba acostado en su cama a las 3:34 de la madrugada.-
Escuchó cómo la perilla de su puerta giraba para abrirse, rápidamente se cubrió con las mantas para hacerse el dormido.
Se quedó inmóvil unos minutos, una presencia había entrado, solo se mantenía con los ojos cerrados. Algo o alguien se acerco a su rostro, hizo lo posible para quedarse quieto.
Sintió un suspiro y un ligero tacto en su mejilla, la yema de un pulgar que recorría su mejilla hasta sus labios, se quedo totalmente quieto, con todas sus fuerzas de voluntad luchaba para quedarse con los ojos cerrados. Esperó unos segundos, aquella persona parecía haberse alejado.
¿Quién había entrado?
Aquella noche los amigos de su hermano se quedaron en la casa, pero, este apenas salió de su cuarto para buscar algunas frituras, hizo lo posible para no lo vieran.
¡Eran unos pesados!
La duda se le hizo presente, estuvo a punto de abrir los ojos si no fuera por un tacto frio que rozaba sus labios, estaba apunto de descubrir que era pero aquella persona rápidamente se alejó exaltada saliendo de la habitación. Antes de que este pudiera abrir sus ojos y mirar a la persona.
Lo único que logro ver fue la puerta de su habitación cerrándose. Pues claro, la habitación estaba completamente oscura.
Se puso de pie y rápidamente caminó hacia la puerta, la abrió y miró por los pasillos, no había nada.
Decidió salir de su cuarto he ir cuidadosamente habitación por habitación.
Llegó a la de su hermano, ni siquiera se atrevería a entrar allí, sabia que se había quedado con su pareja. Le recorría un escalofrío por la espalda.
Bajó a la sala donde estaban los amigos de su hermano, luego de revisar los baños.
Todos estaban mezclados entre sí, algunos en el suelo y otros entre el sofá, había de todo por la sala, latas de alcohol, cajas de cigarros, bolsas de frituras y mas comida. Además de los ronquidos que soltaban varios. Pasar por ahí de noche era lo mismo que pasar por un callejón lleno de vagabundos borrachos, no era por discriminar, pero, eran un desastre.
Subió nuevamente, solo le quedaba una habitación, la de su enamorado.
Con un largo suspiro puso una mano en la perilla de aquella puerta, no se atrevía a abrirla.
Estaba temblando. ¿Y si lo despertaba? ¿Y si el era el que entró a su habitación? ¿Por qué lo haría? ¿Acaso, sentía algo?
Esa ultima frase fue suficiente para derrumbarlo con un sonrojo.
No pudo hacerlo, solo volvió a suspirar y se alejó de la puerta, quedándose con la duda volvió a su habitación.
◇◇◇
Tragó en seco, tras un largo suspiró de alivio, atrás de aquélla puerta se deslizó el ecuatoriano.
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