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— Contesta, Bakugo— insistió una vez más—. ¿Qué quieres decir con que antes eras mi número 1?

Aunque hacía esa pregunta, la respuesta era bastante obvia. Hana no recordaba nada que tuviera que ver con Bakugo antes de aquel accidente, pero por lo que su madre le decía y lo dicho por el propio Bakugo, intuía lo que podía llegar a ser.

— No importa. Después de todo, son cosas del pasado. Nada bueno sale si revuelves en esa porquería.

Hana estaba por protestar pero su madre interrumpió en la habitación.

— La cena ya está lista~ — al notar la tensión despidió salir rápidamente disculpándose—. Ah, lo siento, tómense su tiempo~

Hana suspiró.
— Siempre creí que el olvidar esas cosas fue por algo— la mirada de Bakugo se posó en ella y continúo hablando—. Pero el verte tan afligido al respecto, me hizo querer saber por qué. Pero no voy a obligarte a decirme— le sonrió—. Voy a intentar recordar por mi cuenta, porque siento que, al menos, te debo eso...

Bakugo suspiró y se acercó hasta ella y le tendió la mano. Hana dudó si tomarla o no, pero Bakugo la tomó de la muñeca y la alzó en el aire para cargarla en sus brazos.

— Olvida eso de no tocarme. Ahora puedo controlarme bastante bien, no te pasará nada—  diciendo esas palabras comenzó a caminar hasta la cocina. Y algo dentro de Hana le hizo recordar. Esas palabras fueron el detonante.

Recordó ese incidente con la particularidad recién descubierta de Bakugo, el escándalo que había armado su madre al ver las pequeñas manos de su hija lastimada y también aquella conversación que tuvo con Bakugo dónde le había confesado que era el número 1 para ella. Aunque también recordó lo del incidente de las luciérnagas. Al parecer, lo de aquel momento también fue causa de lo ocurrido cuando eran más niños. Prácticamente Hana fue la culpable de su lesión, por olvidar el pedido de Bakugo de no tocarlo.

El sonrojo se hizo presente en su rostro y se pegó aún más al cuello del rubio. Estaba verdaderamente avergonzada al respecto.
Bakugo se quejó, pero no dijo nada más. Hana había logrado recordar y no podía creer que todas aquellas memorias tan lindas y tiernas junto a él fueran las mismas que le hacían daño.
Prácticamente Hana había sido robada del lado de Katsuki por parte del peliverde. Aunque muchos otros factores ayudaron también.

Habían sido los mejores amigos desde nacimiento, y por un accidente se separaron.
En ese momento, Hana se aferró a Izuku, sientiendo que él era el único que era genuinamente amable.

Cenaron en un clima realmente agradable. La comida estaba deliciosa.

Se quedaron un rato más sentados a la mesa mientras la madre de Hana lavaba los platos.
Pero Hana estaba algo inquieta, por pensar en el pasado y quería hablar con el rubio a solas.

Lo tomó de la manga de su remera y jaló de esta. Bakugo la miró interrogante y al ver la mirada de la muchacha entendió qué debía hacer.

— Mamá, iré a recostarme un momento— Bakugo se había levantado y la había ayudado a pararse, y de un movimiento la cargaba en brazos.

— Está bien. En un rato les llevaré el postre— la mujer tarareaba felizmente luego de verlos irse—. Fui demasiado dura en el pasado eh— suspiró mientras dejaba un plato secar—. Katsuki-chan es algo lindo— rió al recordar la preocupación del muchacho.

Llegaron a la habitación y la dejó sobre la cama suavemente.

— Lamento que tengas que cargarme— se acomodó mientras lo veía acomodar su remera—. No sé si soy pesada o no...

— No lo haría si no quisiera...

El silencio que se generó luego de eso fue muy incómodo. Hana, bajo presión dijo lo primero que se le vino a la cabeza.

— Katsuki-chan— susurró. Bakugo se presipitó hacia ella y la miró sin comprender —... Así solía llamarte, ¿verdad?

Desvió la mirada, nerviosa por tener los ojos del rubio puestos en ella.

— Acaso tú, ¿recuerdas algo?— susurró apretando los puños.

— Si— dijo asintiendo—. Después de lo que dijiste, volvieron a mi varias cosas y logré recordar— Bakugo se levantó y caminó al rededor de la cama rascando su cabeza mientras pensaba—. Todo lo que recordé fueron cosas bonitas, ¿por qué parecías tan abatido por ello?

Bakugo se sentó al pie de la cama dándole la espalda y bajó la cabeza.

— En ese momento era solo un maldito niño, creí que lo podía tener todo, que había sido bendecido— comenzó—. Conforme pasaba el tiempo me di cuenta que podía perderlo todo si no era más cuidadoso y al final, terminé arruinando todo.

Hana sintió una puntada en el pecho y su respiración se entrecortó. A tientas llegó hasta él y apoyó su frente en la espalda de Bakugo. Éste al sentirla se estremeció.

— Nada fue tu culpa, y no perdiste nada. Por lo que sé, sigues siendo alguien estupendo como cuando éramos niños, solo que mejor que en ese entonces— sonrió. Bakugo apretó los puños y cerró los ojos con fuerza— Las luciérnagas, eran hermosas aquella noche.

Al oír lo último que susurró, apretó la mandíbula y soltó maldiciones. Estaba siendo consolado por algo que había ocurrido hace mucho tiempo.

— Ah~— suspiró soltando toda su frustración—. En verdad eres una idiota.

— Si, soy una idiota— suspiró ella haciendo una mueca —. Lamento haber dicho cosas tan horribles. Lamento haberte llamado mentiroso. También lamento mucho el haberte olvidado. Lamento que hayas tenido que cargar con la culpa que no te correspondía...

Y por fin, después de mucho tiempo, Bakugo puedo sonreír en paz.

Yo seré tu número 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora