Al llegar a Palm Beach, Mario y Marcela pidieron un taxi para el Hotel al que acostumbraban. Cada uno con su reservación se despidieron en la recepción del Hotel, acordando verse en una hora para ir a cerrar el negocio con los vendedores
Mario había llegado cansado y estaba seguro que Marcela igual. Por lo que al llegar a la habitación lo primero que hizo fue acomodar la maleta y sacar algunas cosas, se dio una ducha para refrescarse y se cambio su ropa de ejecutivo por una mas suelta y cómoda.
Vio la hora, en un rato tenía que encontrarse con Marcela para recibir el local ya con el dinero girado.
–Ya oscureció en Bogotá– dijo para sí mismo al mirar el reloj
Había recordado que tenía que llamar a Armando, y no solo por que él se lo pidió y quería escucharlo, si no porque tenía que asegurarse que haya recogido el paquete que dejó en la oficina
Se echó agua en el rostro y se secó con la toalla de al lado, salió del baño y tomó su celular para marcar a Presidencia. Espero unos segundos a que atendieran la línea
–Presidencia Ecomoda
–¿Betty?
La llamada quedó en silencio unos segundos –¿Si?
–¿Cómo le va? Con Mario Calderón
–Ah don Mario, ¿cómo está?– su voz fue algo quebrada, pero Mario no lo noto
–Bien, Betty.– le contesto con rapidez –¿Armando está por ahí?– bajo la cabeza esperando una respuesta positiva
–Eh... si. Lo que pasa es que está ocupado. Está hablando por la otra línea con don Roberto
Mario chasqueó, de verdad necesitaba hablar con Armando y no podía esperar a Mañana
–Dígale que acabo de llegar, que me llame esta noche
Betty no dio ninguna respuesta por la otra línea, por lo que Mario decidió colgar, pero antes de que pudiera oprimir el botón lo pudo escuchar –Betty ¿es Mario?– rápidamente escucho su voz a lo lejos y puso el celular más cerca, era Armando –... Sí doctor– esa era Betty –Páseme la llamada a la dos ¿si?
La línea quedó en espera por unos momentos hasta que Armando atendió
–Alo. ¿Qué hubo? ¿Cómo le fue, Mario?– preguntó el presidente con notorio interés por la otra línea
Mario tardó unos segundos en responderle –¿Qué hubo? Acabo de llegar hace un ratico... eh hermano, estoy preocupado ¿usted recogió ese paquete?– cuestionó con inquietud en su voz
–¿Cuál paquete?
Mario sintió que la sangre se le helaba por unos instantes con la ansiedad que iba creciendo en su interior. Quería como un loco al pelinegro, pero si estuviera a su lado en ese momento le daría un buen golpe. Había dejado ese paquete solo durante horas, y que Armando no lo haya recogido era demasiado peligroso
–"¿Cuál paquete?"– lo imitó –Pues el paquete con los detalles y las instrucciones, ¡por Dios!– le reprochó inquieto –Pero ¿usted dónde tiene la cabeza? Hombre, no me diga que no lo ha recogido. Se lo deje en mi oficina
–¿Lo dejó en su oficina?– Armando se había olvidado por completo de aquel paquete cuando había hablado con Mario –¿A ver, en qué parte de su oficina está?
Calderón soltó una risa irónica por la pregunta –Pues en qué parte, por Dios. Encima del escritorio, ¡pero mire la hora que es, hombre!– reclamo exaltado. Si alguien encontraba ese paquete estaban perdidos, además de que la carta que le escribió era algo "detallada"
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Simplemente amigos |ArMario|
FanfictionTodos conocían la inseparable amistad de Armando Mendoza y Mario Calderón. Porque eso era ¿no? Solo una amistad, una simple amistad; Al menos el hijo de los Mendoza siempre lo considero así. Pero... ¿También era así para su amigo, su socio, su com...