e l e v e n

359 72 3
                                    

Jaemin se había rendido después de los quince minutos en los que había estado intentando acceder al portal, así que siguió las indicaciones de Dongyoung acerca de que tal vez el sistema estaba saturado y más tarde podría revisar. Lo que hizo fue sentirse ansioso mientras tomaba café y miraba el noticiero, esperaba por Dongyoung que había decidido hacer el desayuno, no cocinaba muy bien, pero algo haría.

—¿Cuándo regresará Chittaphon hyung? —Jaemin se había puesto de pie para ahora ir hasta la cocina y sentarse en el comedor, observando la espalda de Dongyoung moverse de un lado a otro.

—Ah... —Dongyoung en realidad no sabía cuándo, la maestra sólo le había dicho que pronto, sin ningún anticipo de fecha, y eso lo tenía desesperado, ¿sería como una sorpresa? Mentiría si no dijera que estaba pensando en todas la posibilidades, su cumpleaños estaba cerca, ¿estaría para acompañarlo?—. No lo sé, la maestra no me dijo exactamente, sólo pronto.

—Me alegra mucho que lo volveremos a ver —opinó Jaemin, quedando un poco pensativo, mirando hacia su café. Dongyoung se acercó hasta él y dejó su desayuno servido en la mesa. Asintió, no podía estar más de acuerdo, aún cuando se sentía culpable de admitirlo con Jaemin—, supongo que a ti también te alegra mucho, ¿no?.

Jaemin observaba atentamente hacia su plato de comida, no había gran particularidad en su desayuno, pero estaba intentando persuadir su mirada hacia cualquier otro lado que no fueran los ojos de Dongyoung. Tenía muchos nuevos pensamientos encontrados, todos a causa del regreso de Chittaphon. Sin embargo, eso no lo hacía borrar su sonrisa y verse tan amable, Dongyoung incluso se confundía.

—Sí, lo estoy —dijo sincero. Se encogió de hombros y tomó de su café, tomó asiento frente a él, con su plato, mirándolo ocasionalmente. No podía mentir, porque Jaemin lo descubriría, además, no había necesidad de hacerlo, Jaemin era tan consiente de todo, tanto que lo desconocía. Al igual que él, ambos lo eran, a su manera.

—Me imagino —murmuró, y pareció querer decir más pero no encontraba la manera de hacerlo—. Dongyoung, yo... —Jaemin no sabía si debía seguir hablando, si debía arriesgarse a entrar a un territorio peligroso, demasiado para él, pero tenía la necesidad, porque una insistente angustia estaba atacándolo—, bueno, nosotros, una vez —Jaemin tomó aire, sintiendo sus mejillas calentarse—. Lo que pasó entre nosotros, yo sólo quería saber...

Dongyoung entonces se removió incómodo en su silla, por mucho tiempo había estado evitándose eso. Hablar sobre los sentimientos de Jaemin hacía él. Porque, vaya, estaba siendo un patán.

Después de que Jaemin le confesara su amor entre besos y suspiros, después de haberle predispuesto todas sus primeras experiencias sin duda alguna de antemano, confiándole absolutamente todo, Dongyoung hizo como si nada hubiese sucedido, porque se asustó tanto cuando Jaemin le había susurrado esa frase que amenazaba con atarlos, un “te amo” que heló la sangre de Dongyoung, porque no quería que Jaemin lo amara de esa manera.

Había correspondido los besos de Jaemin, lo había acariciado y abrazado de la misma forma en la que él lo hizo, lo conoció y lo contempló como hombre y no como un mejor amigo, cruzó esa línea, ese delgado límite que separa los peligros de los desastres, hizo con Jaemin una caja de ilusiones, y Jaemin se permitió alimentar cada una de ellas. Pero Dongyoung no sabía entonces, lo mucho que se arrepentiría, a la mañana siguiente, cuando lo viera dormido entre sus brazos, y lo primero que pensara fuera en Chittaphon.

Recordó que él aún quería ser su novio, que se había esforzado porque aún creía que podía serlo a su regreso, trajo a su mente todo lo que algunas vez imaginó, podría hacer con Chittaphon, como abrazarlo así como tenía a Jaemin envuelto, besarlo en los labios durante tanto tiempo que su aire se escaparía casi por completo, aprenderse su cuerpo de memoria, así como había hecho con a Jaemin; le hizo a Jaemin todo lo que quería hacerle a Chittaphon, sin darse cuenta de ello.

Jaemin no lo merecía, él no merecía ninguna clase de daño, mucho menos de su parte, mucho menos por su culpa.

Entonces se puso de acuerdo consigo, y decidió que se enamoraría de Jaemin. ¿Por qué no intentarlo? Si Jaemin lo amaba tanto, si Jaemin valía la pena y estaba allí, a su lado siempre, pensó que eso sería suficiente, que con eso lograría amarlo de la misma forma que él. Qué equivocado estaba, Dongyoung no tenía malas intenciones, quizá malas decisiones, pero el camino al infierno está formado de buenas intenciones, enamorarse no es una decisión, no es algo que se planeé, no es manipulable y su error fue pensar que podría hacerlo; los hombres creen poder dominar al amor, Dongyoung creyó poder hacer eso y más.

Se conformó con ser quien hiciera a Jaemin reír siempre, y prepararle café, ayudarlo en todo, consolarlo, quererlo, porque después de todo sí lo amaba. Notó que eso no era suficiente, porque Jaemin y sus ilusiones le pedían más, y él, confundido, les brindaba más, porque creía que estaba bien, que lo merecía, y no podía negarse. Entonces, también empezó a dormir abrazado a él, a acariciarle el cabello con delicadeza para que se quedará dormido, a besarle los labios en ocasiones repentinas sólo para ver cómo reía tontamente y se avergonzaba cual niño. Y cuando Jaemin le pidió más, aún más, él ya no encontró la manera de negarse a nada, entonces aceptaba que Jaemin lo abrazara cómo y cuándo quisiera, lo dejaba dormir contra su pecho y enredar sus piernas con las suyas entre las sábanas, le permitió incluso que lo tomara de su mano y que le hiciera caricias discretas. Dongyoung dejó que Jaemin siguiera enamorándose con la esperanza de que él también se enamoraría. Pero no ocurrió. Dongyoung jamás pudo decirle que lo amaba de la misma forma, con la misma intensidad, sinceramente, como algo más que amigos.

—Jaemin —Dongyoung ni siquiera tenía una excusa, algo qué decir para evitar que Jaemin siguiera hablando.

¿Qué le diría? Que a pesar de que actuaban como novios, de que se trataban como novios y de que básicamente eran novios, ¿no podían serlo? Porque no lo quería de esa forma, porque algo no terminaba de hacerlo sentir completamente satisfecho, que sólo era temporal, ¿y Jaemin entonces lo merecía? ¿qué clase de juego pretendía hacerlo jugar, cuando el único jugador era él? Porque para Jaemin no era un juego, porque Jaemin ya se había imaginado cada una del resto de sus mañanas despertando con Dongyoung a su lado, y Dongyoung, él ni siquiera sabía lo que quería, ¿estaba esperando a Chittaphon? ¿de verdad aún lo hacía, seguir esperando por una tontería infantil? ¿de verdad sigue creyendo que él lo esperaría? No había garantía alguna de que Chittaphon jamás pudiese enamorarse y estar con alguien más, ni siquiera había garantía de que lo hubiese tomado de verdad, para nadie fue verdadero, ¿los demás no lo sentían igual? Porque para Dongyoung todo siempre fue sincero, lo entendió con el paso de los años, cuando su deseo en lugar de disminuir sólo creció. Entonces, quizá intentó usar a Jaemin como remplazo, quizá encontró la oportunidad en Jaemin de crecer, porque por dentro, al parecer seguía siendo el mismo niño que quería que Chittaphon fuera su novio.

—¿Recuerdas a Youngho hyung? —Jaemin interrumpió sus palabras, y sus pensamientos también. Notó la incomodidad en Dongyoung, él ya lo sabía, y cada vez se daba más cuenta de ello, es más fácil guardar silencio.

—¿Youngho?... Sí, sí, tu compañero de danza, ¿no? —contestó Dongyoung rápidamente. Jaemin asintió, con una sonrisa. Una sonrisa a pesar de todo—. ¿Qué pasa con él?

—Bueno, quiere que vaya al cine con él y unos amigos —explicó Jaemin, omitió que en realidad sospechaba que Youngho gustaba de él, sólo porque no quería encontrar un destello de esperanza en los ojos de Dongyoung, que le avisara que estaba feliz de que así fuera, sólo porque no quería sentirse lastimado al ver alivio en Dongyoung porque alguien más pudiese quererlo a su lado, pero entonces, creyó que eso era lo que Dongyoung necesitaba.

—Oh, eso está bien.

—Mañana iré, ¿no hay problema?.

—Claro que no, Jaeminie —por supuesto que no lo había, Jaemin estaba seguro.

—Bien —Jaemin sonrió agradecido.

Se detuvo un momento a pensar en todo un poco. ¿Dongyoung no quería estar en una relación con él, por miedo o por qué razón? Estaba confundido, porque para él, ya eran más que amigos, y sin embargo ninguno de los dos lo había afirmado aún. Eso le hacía pensar que Dongyoung no estaba seguro, que quizá no estaba listo, y no quería presionarlo, no quería incomodarlo ni echar a perder lo que tenían, debía esperar entonces, simplemente confiar y darle tiempo a Dongyoung; de cualquier forma, él también había esperado ocho año, un poco más de tiempo no le afectaría.

𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄𝐑┊𝗱𝗼𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora