t h i r t y - s i x.

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Era temprano en la mañana y el departamento de Dongyoung y Jaemin ya estaba inundado del aroma a café recién hecho. Las cortinas estaban abiertas y el sol entraba sin restricción por toda la estancia, era un día agradable. O así parecía serlo para Jaemin, quién después de un tiempo había vuelto a sus manías mañaneras que casi se desfamiliarizaban de Dongyoung.

Y eso debía ser bueno, parecía que poco a poco las cosas podrían volver a su lugar, y recuperar una constante estabilidad que les brindara la tranquilidad que en tiempos difíciles se desviaba. Claro que sólo podrían, porque después de todo, parecía aterrador y necesario, era difícil de interpretar desde la situación de ambos corazones.

Eran amigos, eran los mejores, se necesitaban de una forma poderosa y sincera, que los problemas no podían hacer más que fortalezerla. No había razón para sentirse mal el uno al lado del otro. Sí, ambos se equivocaron y tropezaron, jugaron algo que no tenía reglas estipuladas y perdieron, pero comprendieron la forma en la que funciona todo: de los errores se aprende y de no ser así corrían el riesgo de volver a ello y dañar tanto. ¿Entonces estaba bien si se arrepentían? ¿Estaría bien que Dongyoung se sintiera feliz de aceptar una taza de café preparada por Jaemin y de poder sonreírle con sinceridad pura, sin tapujos ni obligaciones? Como un par de amigos que se reencontraban después de mucho tiempo, y reían entre lágrimas recordando los viejos tiempos que pasaron juntos.

Los ruidos de muchas cosas moviéndose fueron los que especialmente llamaron la atención de Dongyoung, y lo hicieron despertar poco a poco de su sueño, no recordaba la última vez que había despertado de esa forma gracias a Jaemin, podía incluso escuchar el noticiero puesto en el televisor, y eso no era tan malo ahora. Al contrario, sintió una cálida sensación en su interior, una que lo hizo retroceder en el tiempo y volver a cuando su corazón no le dolía por el rechazo de Chittaphon, sino por la ilusión de éste mismo.

Así que decidió levantarse de la cama, e ignorar el pesar que los últimos días había estado cargando. Ellos habían discutido de aquella forma la última vez que se vieron, ellos habían quedado estancados en ese hueco doloroso y profundo, Chittaphon simplemente estaba condenándolo por la forma en la que se sentía, y eso no era un delito, no era culpable de nada, y aún así no podía evitar sentirse así.

Tallando sus ojos somnolientos y con su cabello enredado salió de la habitación, no quería pensar demasiado, no quería seguir reteniendo todos esos suspiros de angustia que oprimían su pecho, pero es natural cuando el alma es afligida; cruzó el pasillo para encontrarse con Jaemin en la sala, rodeado de cajas por todos lados, pilas de libros y más cosas que a esa hora de la mañana Dongyoung no podía reconocer. Era común el lío cuando se trataba de Jaemin, ¿pero estaba perdiéndose de algo?

—Ah, Jaemin —lo llamó con voz ronca, confundido de tanto movimiento por parte del contrario, ¿era siquiera que podía cargar esas tres cajas sin caer de una?—, ¿qué es todo esto?

—Uh, Dongyoung —el de menor estatura se percató de la aparición del castaño asomándose entre las cajas que cargaba. Logró dejarlas en el sitio donde las quería y entonces pudo mirar bien a Dongyoung, le sonrió, un tanto agitado por el esfuerzo—. Buenos días, estaba empacando.

Dongyoung lo observó, aún con su expresión adormilada intentó contextualizar correctamente aquella oración. ¿Se iba de viaje? O había algo de lo que no estaba enterándose, claro, es que últimamente había muchas cosas entre Jaemin y él que no sabía. Aún así, sintió una gran curiosidad, no sabía exactamente a lo que se refería su compañero.

—¿Empacar? Pero, ¿a dónde vas? —no encontró forma de cubrir tan siquiera un poco la intriga que sentía, ¿era eso? Estaba muy confundido respecto a todo.

𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄𝐑┊𝗱𝗼𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora