n i n e t e e n

283 60 2
                                    

Dongyoung decidió que tenía que hacer algo, antes de que Chittaphon terminara de abrir la puerta de la habitación para marcharse y con ello perder todas y cada una de las oportunidades de aliviar su dolor.

Dongyoung sintió entonces algo parecido a un inmenso arrepentimiento momentáneo y a la vez eterno, sintió cómo toda su vida, de repente, había decidido pasar frente a sus ojos en un tren obscuro y de pesados engranajes, ruidoso y demasiado oxidado para tan pocos años; el tren temblaba y parecía que en cualquier momento se descarrilaría para caerle todo el peso encima, buscando la manera de asfixiarlo y finalmente asesinarlo. Así era como estaba por derrumbarse todo lo que había colocado dentro del tren, todo ese pasado tan inquietante e ingrato, cada segundo amenazaba con que se desplomaría sobre él, y todo parecía señalar que era culpa suya.

Lo sostuvo de la muñeca antes de que abriera la puerta, sentía que si lo dejaba ir, en ese momento, todo se terminaría para él, de verdad todo, cada segundo de espera y ensueño, y no podía concebir el hecho. Chittaphon se volvió para mirarlo, al principio con curiosidad, pero después de cinco segundos, confundido, porque Dongyoung se había quedado callado, solamente sostendiéndolo y evitando que saliera de la recámara sin decir ninguna palabra. ¿Qué se supone que debía hacer ahora?.

—¿Pasa algo? —Chittaphon se preocupó un poco, cuando observó la expresión seria en el rostro de Dongyoung, de un momento a otro había desaparecido su sonrisa divertida y había endurecido sus facciones, demasiado tenso, como si algo estuviera mal y se esforzara en incomodarlo. No comprendía su nueva actitud.

Dongyoung tomó aire entreabriendo sus labios, pensando sus palabras antes de soltarlas, pero sobre todo, pensando sus acciones, ¿qué era lo que haría exactamente? ¿de verdad planeaba someterlo, simplemente sin más, como alguien equivocado que estuviese acrecentando sus errores? Porque para él nada de eso era un error, estar así por Chittaphon no era un error cuando se sentía tan pleno con sólo mirarlo; el único error era que no había sido tomado en serio, que Chittaphon no sentía lo mismo.

Y no podía dejar de pensarlo, que tal vez estaría por arruinarlo todo, que de verdad hacerlo y perder toda posibilidad de permanecer en la vida de Chittaphon como deseaba, pero luego recordaba las palabras de Chittaphon, recordaba que para él siempre sería el pequeño Dongyoungie, y se olvidaba de lo anterior, porque surgía en él un intenso deseo por borrar ese pensamiento, un coraje que brotaba desde su interior, provocado por el hecho de que no se notara que las cosas ya no eran como hacía ocho años. Y llegaba de nuevo a ese peligroso límite, en el que lo único que quería era besarlo y tenerlo sólo para él.

Es muy cierto que a veces tenemos que arriesgarnos a hacer cosas nuevas, a ser traviesos y tentar los límites e incluso rozar a la locura con la llema de los dedos muy delicadamente para hacerle cosquillas y así escuchar un poco de su risa, para obtener una idea de las consecuencias; si aciertas será tu recompensa, si te equivocas será una lección. Y Dongyoung deseaba no estarse arriesgando demasiado, deseaba no estar al borde de un precipicio que terminara en un rotundo fracaso que había soñado con evitar desde siempre, ya había aprendido a no tener la derrota como alternativa y para ello había que esforzarse mucho; aunque se sabe, desear no siempre es suficiente. Nunca lo es.

Dongyoung lo decidió. Y en realidad no lo pensó lo suficiente. Lo deseó demasiado. Y si se equivocaba, y si esto era el principio de una derrota, ¿no sería lindo tener de recuerdo a Chittaphon entre sus brazos? ¿o sería más tortuoso? Debería tener más arraigado ese sentimiento de aceptación al fracaso, porque no estaba en sus planes darse por vencido y las posibilidades corrían por igual.

Lo acercó atrayéndolo de su mano hacia él, separándolo de la puerta. El movimiento fue firme y rápido, Chittaphon no supo cómo negarse, porque estaba bastante curioso acerca del repentino cambio. Y se sintió más confundido aún cuando Dongyoung bajó sus manos, y las dejó cada una a lado y lado de su cadera. Repitió su pregunta, pero esta vez en un susurro y mirando a los ojos a Dongyoung, con su ceño fruncido, y más preocupación, esperando ya por su respuesta, ahora quería saber también porqué se le había acercado tanto.

𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄𝐑┊𝗱𝗼𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora