t h i r t y - o n e.

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Dongyoung perdió la batalla contra el sueño, después de haber estado resistiéndose por un largo rato, concentrando sus agotados sentidos en percibir por completo la presencia de Chittaphon a su lado, sentía que estaría desaprovechando la oportunidad si no lo hacía. La sensación de que el momento fuese efímero y al segundo se desvaneciera, era tan fuerte, que lo obligaba a no dejarse llevar por el cansancio, si no estaría cediendo también a Chittaphon. Deseaba descansar entre sus brazos, sin temor a no tenerlo al despertar.

Intentó permanecer despierto, sólo porque dentro de su agitado pecho sentía la punzada insistente de una angustia pesimista y oscura, que le decía entre amenazas, que Chittaphon en realidad se iría de su lado en cualquier momento, en cualquier instante, porque se lo merecía, porque no podían estar juntos, y él no podía permitir eso otra vez, no cuando ya había probado lo que se sentía la felicidad rozando deliberadamente al alma.

Chittaphon por su parte, le permitió que se recostara sobre su pecho y que lo abrazara con brazos y piernas, bajo las suaves cobijas y la oscuridad tenue de la habitación que los sumergía dentro de un mundo en el que lo que hacían, era perfecto.

No mentía, y es que se sentía tenso entre los brazos de Dongyoung, algo le insistía en su error, como un reproche o una mortificación, pero también, era que se sentía bien, como si algo así hubiese estado esperando siempre en su vida para completarla y disfrutarla, la ilusión de un amor no se da por edades, llega cuando quiere y es difícil arrancarla; quizá así era, pero no esperaba encontrarlo en Dongyoung.

Y cuando lo escuchó suspirar, con sus ojos dulces caídos de cansancio, pudo él hacerlo también: cerrar sus ojos y liberar el aliento que había estado reteniendo, Dongyoung le quitaba el aliento y no sabía cómo manejarlo. Acarició con sus manos delgadas y pálidas los mechones del menor que dormía sobre él, pensando en que eso podría ser correcto, pues Dongyoung parecía satisfecho de estar así con él, nada estaba perdiendo por hacerlo, sólo un poco más de su razón, pero estaba bien, después de todo Dongyoung era el que estaba arrebatándosela.

—¿Qué se supone que haga, Dongs? —Chittaphon habló, con voz lenta y penosa. El reclamo no era para Dongyoung, era para él, y no estaba seguro de cómo enfrentarlo. No debió pasar eso, ¿perder sólo el control y pretender explicarle a un niño lo qué es el amor? Las cosas no son tan fáciles, no para alguien tan complicado como Chittaphon. Y a veces odiaba ser así.

Lo había aceptado, había escuchado y se había resignado ante las insólitas confesiones de Dongyoung. Incluso había sido él quien busco sus besos, le permitió cada toque y jadeo proveniente de su cuerpo, ahora sus marcas estaban dibujadas permanentemente en su piel, lo llevaba impregnado por sólo el hecho, de que los primero amores que llegan a cumplirse, son eternos y hermosos. No tenía mucho por hacer si sus acciones eran tan incongruentes a sus pensamientos. ¿Y qué pasaba con sus sentimientos? ¿era capas de enamorarse de Dongyoung?

—Puedes besarme, hyung —Dongyoung habló, los estragos del cansancio lucieron en su tono grave y el arrastre de sus palabras flojas. Chittaphon se mantuvo rígido de repente, de nuevo, reteniendo el aliento en su pecho, que lo sentía mortífero si se atrevía a dejarlo salir.

—¿No estabas dormido, niño? —su rostro ardió de vergüenza, porque él pensaba que Dongyoung estaba dormido, y sin embargo, aún era el testigo de sus mortificaciones. Se esforzó en que su voz se escuchara relajada, no quería delatarse, y entonces demostrar su inseguridad, no era alguien acostumbrado a la  indecisión.

—Puedes abrazarme, también puedes... Aprender a verme como un hombre —quizá las palabras de Dongyoung, llevaban detrás, más esperanza de la que Chittaphon pudiese imaginar, era alguien enamorado, que buscaba proteger sus sentimientos y ese amor vivaz que casi lo consumía peligrosamente—. Uno de verdad para ti, hyung, puedes dejar de dudar acerca de lo que siento por ti —Dongyoung sintió su estómago revolverse, las mariposas revoloteaban tanto que podría vomitarlas, estaba sintiendo muchas cosas.

Chittaphon se mantuvo callado por un largo momento, repitiendo las palabras de Dongyoung en su mente, con una sincronía y una lentitud increíbles. Su corazón se apretó dentro de su pecho, porque aún estaba aprendiendo a manejar esa aceleración que últimamente, todo lo que Dongyoung decía, le provocaba.

—¿Cómo podría hacer eso? —subió sus manos hasta cubrir su rostro, desatendiendo los mimos en la cabeza del menor. Se llenó de nervios, lo que Dongyoung le pedía era difícil, él no podía hacer todo eso así como así, su mente esta llena de confusiones y su corazón de emociones nuevas y malditamente incontrolables, le molesta no tener el control de la situación, le molesta su incompetencia.

—Puedes enamorarte de mi —Dongyoung cerró sus ojos, bajo la espera de algo malo, pero con la esperanza de ser escuchado, de verdad escuchado. Se sintió desprotegido ante la escasez de los brazos de Chittaphon, pero al mismo tiempo se sentía recompensado por estar escuchando el latido de su corazón, recostado sobre su pecho, siendo arrullado por su respiración armoniosa; es que no había algo de Chittaphon Leechaiyapornkul que no le gustara lo suficiente como para hacerlo sentir dichoso.

—Puedes callarte, mejor —Chittaphon habló, con ese toque particularmente rudo. Comúnmente, ser hiriente o despectivo es su método de defensa a cualquier situación incómoda o molesta, y la vergüenza en su rostro junto con el cosquilleo en su pecho le avisaban bien que quedaría expuesto si permitía a Dongyoung seguir hablando.

—Hyung —Dongyoung rió, y no se lamentó esta vez de que Chittaphon lo hubiese esquivado de esa manera. Él sabe bien, que las personas no deciden enamorarse sólo porque sí, y estaba bien para él, estaba totalmente dispuesto enamorarlo, aún cuando lo terminara insultando o quejándose de sus faltas de respeto, eso incluso lo motivaba—, ¿nos quedaremos aquí?

—Uh —Chittaphon entonces recordó todo, desde lo que había pasado hasta dónde estaban, y se sintió cansado incluso de ponerse a pensar—, a Yuta no le molestará, al menos que quieras irte —agregó, descubriendo su rostro para mirar a Dongyoung, para atreverse a hacerlo después de todo, aún cuando la vergüenza, irónicamente, lo abordaba. Es que bien, esa imagen, Dongyoung abrazado a él, desnudos entre las sábanas, no podía sólo creerla.

—No, quiero quedarme contigo —Dongyoung entonces aprovechó que tenía su atención, y le sonrió, recargando su rostro sobre sus manos en el pecho de su hyung. Se fascinó de la idea que surgió, Chittaphon estaba diciéndole que podrían dormir juntos, no había forma de que se negara, sobre todo porque no había otra forma tampoco de que eso sucediera.

Chittaphon apresó una sonrisa, sintiéndose cohibido por lo linda que era la que Dongyoung le dio. Se movió un poco sobre la cama, lleno de la sensación de que de alguna manera estaba siendo atacado, oh es que Dongyoung lo atacaba, directo al corazón, y como ya es sabido, no controlar la situación lo altera y lo hace actuar sin pensar bien. En ese instante deseaba sólo esconderse y que Dongyoung volviera a ser un niño inocente.

—Bien, entonces dejame dormir —Chittaphon logró que Dongyoung se apartara un poco de su cuerpo, para así él darse la vuelta sobre la cama y recostarse más cómodamente, abrazó las sabanas y se cubrió con ellas, dándole la espalda al menor.

Sabía a lo que eso llegaría, mentiría si dijera que no lo estaba esperando, y es que Dongyoung se apresuró a abrazarlo, envolviéndolo de la cintura y enredándose junto a él entre las sábanas y el calor de la cama, sus piernas se encontraron y se acariciaron, finalmente el rostro de Dongyoung quedó descansando frente a la nuca de Chittaphon; allí dejó un beso tierno, y un suspiro de agradecimiento y esperanza. Murmuró un tenue “buenas noches, hyung” que entre un bostezo se transformó en un “te amo” tímido y quizá demasiado sincero.

Chittaphon fue el primero en despertar a la mañana siguiente, porque el sonido del palpitar en el pecho de Dongyoung lo llamó, como un despertador, que lejos de molestarlo, lo hizo sonreír con los ojos cerrados; no creyó que pudiese despertar de esa forma tan tranquila, cuando su mente estaba tan llena de confusiones.

𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄𝐑┊𝗱𝗼𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora